A medida que pasaban los días para la boda, Jade se ponía cada vez más nervioso y Luka más emocionado. No es que no quisiera casarse con el hombre que amaba, solamente que le hubiera gustado que las cosas se dieran de otra forma, que todo hubiera sido diferente.
Por las noches, cuando no podía dormir, gracias al precioso bebé que llevaba, se ponía a fantasear de como hubiera podido haber conocido a Luka. Tal vez cuando tuviera unos cuantos años más de edad, Jade recién salido de la universidad yendo a una cafetería, o en un centro comercial... Se imaginaba mil y un posibilidades. Pero regresaba a su realidad, y en su realidad, era un joven de 17 años, a meses de, no solo dar a luz a su bebé sino de cumplir años. En ese punto también lo había pensado, como ya había pasado un año y meses desde que vivía con Luka, se le hacía gracioso como había quedado embarazado en las semanas que había cumplido los 17 años.
Tarde por la mañana, a punto de ser las doce de la mañana, despertó sin Luka a su lado, lo que era inusual porque él siempre lo despertaba para despedirse cuando iba a trabajar. Tocaron la puerta y sabía que habían traído su desayuno – ¡adelante! – las chicas del servicio pasaron con un carrito de comida y con una caja en manos de una de ellas, de inmediato su atención se centró en esta − ¿eso qué es? – se sentó en la cama, acomodándose para desayunar –buen día señora, para comenzar su día, su desayuno− puré de papas, agua, té, palomitas cubiertas de caramelo, carne bañada en salsa... eran una de las cosas que se habían vuelto sus favoritas –y para continuar, el señor nos pidió que trajéramos un regalo, para usted− colocaron la caja en sus manos, era ligera, pequeña. Reverenciaron a Jade y se retiraron del cuarto, el chico busco a tientas su celular para tomar una foto y enviársela a Elli. Abrió la caja y adentro se encontraba una más pequeña y una carta. En el sobre, pudo leer la letra de su prometido "¿quieres jugar?" saco la carta y comenzó a leer.
"Mi preciada joya, sé que estos meses han sido difíciles y duros para ti, sé que no he sido el mejor novio, el novio que mereces, pero te prometo que todo pronto mejorará. Nuestro bebé, tú y yo estaremos a salvo y juntos.
Lamento no hacer las cosas como debería, te pido siempre tu confianza en las promesas que hago por y para ti. Te amo, siempre.
Luka."
Las cartas siempre eran cortas, pero siempre iban al punto, dejo la carta a un lado y saco el objeto que se encontraba dentro, era una bola de cristal, de esas que agitas y los copos por dentro revolotean por todos lados. Tenía una palabra atada a su base "encuéntrame". Finalmente, entendió lo que su prometido quería. Esa tarde Luka le propuso una búsqueda de tesoro.
Amaba la espontaneidad, era algo que amaba de Luka, espontaneo, divertido, siempre haciendo planes para ambos. Sonrió y dejo todo de lado para poder desayunar, ahora, en ese momento, entendía porque Elli no se había aparecido aun, los iba a dejar solos por esa tarde, para que los dos se divirtieran.
Al terminar de comer se vistió y le dijo a una de las mucamas que pidiera un coche, en dirección al herbario de la ciudad, el más reconocido, fue ahí una vez con sus padres, así que reconoció de donde había sacado la esfera apenas la vio. Además de que les notificara a su séquito que la hora de regreso a casa era desconocida.
Estaba emocionado, así que una vez que le notificaron que el coche estaba listo para llevarlo, se subió sin dudar. Su escolta lo acompañaba y pregunto si sabían a donde se dirigían, a lo que todos respondieron que sí. Conecto su celular para reproducir su música, el camino iba ser pesado y la mayor parte del tiempo iban en silencio, así que siempre escuchaba su música.
Supo que iba a ser una búsqueda del tesoro agotadora en el momento en el que recordó que el centro de botánica se encontraba hasta la otra parte de la ciudad, es decir, que se encontraban de extremo a extremo. Al momento en el que llegaron al estacionamiento, Jade envió una foto a su prometido, acto seguido recibió un mensaje "ve al local de regalos conmemorativos", su séquito pago las entradas al recinto y buscaron el mapa del lugar para revisar donde se encontraba el lugar a donde tenían que ir. Si Jade tuviera tiempo, daría un recorrido, pero no sabía cuánto más iba a tardar en las otras paradas, así que dejaría ese recorrido para después. Una vez que ubicaron la caseta de regalos se dirigieron a ella, llevaba la bola de cristal en sus manos por si la necesitaba. Al llegar se quedó unos instantes en la puerta, volteaba hacia los lados para ver que estaba buscando.
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Llorar y seguir llorando.
Roman pour AdolescentsJade era hijo de un empresario, un buen hombre que siempre trataba de darle lo mejor a su familia. Pero la deuda lo alcanzo. Opto por vender a su hijo, su tesoro, con tal de salvar su cuello. Luka tenía un plan, había salvado a Jade, sabía que el c...