Capítulo 11

7.2K 295 26
                                    


-¿Cómo estáis juntos?-Dana acabó de sacar el último crepe de la sartén y me miró fijamente a los ojos.

-Somos una montaña rusa de emociones-confesé haciéndole ojitos al bote de Nutella-. Siento que lo quiero, pero a la vez tenemos discusiones muy fuertes que me hacen replantearme la relación. Y eso es una puta mierda-suspiré.

-Las discusiones en las parejas son normales-Aurah acarició mi brazo, yo me encogí de hombros e hice una mueca.

La verdad es que Pedri y yo conforme pasaban los días discutíamos más y más hasta el punto de decirnos cosas que iban a hacer daño. Estábamos más que acostumbrados, pero siento que de la noche a la mañana lo único que teníamos y que valía la pena se volvió tóxico. Me encantaba estar con él, pero había veces en las que deseaba mandarlo a paseo.

-Es raro-fruncí el ceño.

-Si lo dejáis dejo de creer en el amor-Ginevra me miró asintiendo.

-Que parezca que tengamos una relación idílica no significa que sea así. Ayer me entraron los miedos, soy incapaz de intimar con él. Lo entiendo en parte porque coño lo necesita. No me ha mencionado el tema ni una sola vez y eso me dice mucho de él. Pero siento miedo y me torturo pensando que una noche de esas de fiesta llegue una y se la folle. Y a la mierda todo-por primera vez me abrí a mis amigas sin sentir ningún tipo de pudor.

-No creo que Pedri haga eso-dijo Danna muy segura.

-¿Perdonarías una infidelidad?-Aurah me miró fijamente, tanto que me intimidó.

-Según que tipo de infidelidad-me aferré al bote de Nutella y suspiré-. Si se acuesta con una tía a mí no me vuelve a ver en su vida. Ahora supongo que unos besos sí que los perdonaría. Puede sonar contradictorio, lo sé, pero lo siento así-me preparé un crepe bien cargado de crema de chocolate y avellanas y escuché a mis amigas hablar.

El tema de la infidelidad vino para quedarse y todas dieron su punto de vista. La verdad es que yo tenía muy claro lo que iba a tolerar y lo que no. No me importaba que bailará, hablara o incluso que le parecieran guapas otras chicas. Lo que me provocaba rechazo era que se pusiera a hablar con otras a escondidas, el tonteo descarado y evidentemente un beso. Pero por suerte de momento Pedri no se comportó así. Yo sabía que me quería, pero a pesar de derrochar seguridad tenía momentos puntuales en los que me venía abajo y temía por todo.

-Tía quiero ser como tú-dijo Ginevra llevándose el vaso a la boca-. Come cantidades industriales de chocolate y mírala sigue estupenda.

-He engordado cinco kilos-dije limpiándome la boca con una servilleta-. Pero me hacían falta. Cuando estaba en casa encerrada me quedé muy delgada, la verdad es que ahora me veo mejor que antes, pero supongo que depende de la persona.

-Estás estupenda-Danna me guiñó el ojo y yo reí.

Se escuchaban los gritos de los chicos por toda la casa. Desconocía lo que estaban haciendo, jugar a la play supuse, pero aquello parecía algo tan importante que me dio la sensación de que se estaban debatiendo entre la vida y la muerte.

-Alteza, por ahí baja su príncipe-Aurah me señaló con la cabeza las escaleras.

Sonreí al ver bajar a Pedri con nuestros abrigos. Hice una mueca de pena, se me olvidó por completo que habíamos quedado con Fernando y su nueva novia para dar una vuelta y cenar en plan parejitas. Lo de Fer y Carla no duró, me supo mal por él, pero un par de semanas atrás conoció a una chica llamada Dunia que le devolvió la vida a mi cuñado.

-Soy súper despistada, se me ha olvidado por completo-junté mis manos y miré a Pedri haciendo pucheros.

-No te preocupes amor, he bajado con tiempo-sonrió.

365 días para recordar ▪︎ PEDRI GONZÁLEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora