Levantó la cabeza con orgullo, sintiendo el peso de una de las familias más influyentes en décadas. Admiro aquella fotografía sintiendo como su corazón comenzaba a latir acelerado. Ver a su madre, a la mujer de su vida en aquella exposición fue algo mágico. Aquella imagen le removió todo, sintió cada recuerdo pasar por su mente, sintió como aquello que anhelaba volvía a calar hondo en su ser. Se sentó sobre uno de los bancos de madera y se deleitó de la imagen de su madre vestida de novia.
Sonrió, aquella sonrisa que iluminaba vidas y que de pronto radiaba luz en su rostro. Le hubiera gustado recordar como fue la segunda boda de sus padres, apenas tenía dos años cuando Pedri y Casilda se dieron su segundo "sí quiero". Fue mágico, de ensueño, fue una boda por todo lo alto. Sin embargo, ella estaba presenciando las fotografías de su primera boda, aquella que fue secreta, una ceremonia de incógnito en el que todos los presentes callaron y otorgaron. Jamás imaginó que sus padres habían pasado por el altar en forma de locura, de aventura. La sala estaba llena de fotografías, todas ellas llenas de trajes de novia y entre las modelos, destacaba ella, Casilda. Por encima de todo, no entendía como aquellas imágenes habían terminado en aquella sala de exposiciones de Nueva York.
-¡Aldana!-Vega se giró al no ver a su hija-. ¡Aldana!-elevó la voz.
La pequeña correteó hasta donde se encontraba su madre y se sentó junto a ella. Vega miró a su hija y no pudo evitar que en su rostro se dibujara una sonrisa melancólica al recordar al amor de su vida, él cual perdió la vida seis meses antes en un accidente de coche. Su último legado era aquella niña, rubia, pero con las mismas facciones que su abuelo materno.
-¿Es la abuela?-la pequeña señaló la foto con su dedo índice.
-Sí-se le quebró la voz al recordar a sus padres-. Te prometo que en verano iremos a verlos.
Aldana sonrió y volvió a fijar la mirada en la imagen de su abuela de joven. La relación de Vega y sus padres no estaba atravesando un buen momento, se desvinculó de la familia real por amor, fue ella la que no quiso saber nada en cuanto supo que iba a ser madre joven. Tanto Casilda como Pedri intentaron acercar posturas con ella, pero Vega se cerró en banda y con el paso del tiempo se arrepintió. Sola, en un país extranjero, viviendo la vida que pensaba que quería, pero que realmente no le llenaba. Se dio cuenta que aquello que soñó no era tan idílico y que en ocasiones nuestras ilusiones nos crean demasiadas expectativas.
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365 días para recordar ▪︎ PEDRI GONZÁLEZ
FanfictionUn contrato sin validez, pero para la familia es primordial. 365 días para volver a enamorarse, de lo contrario deberá renunciar al que un día fue el amor de su vida. Una coronación en juego, un futuro prometedor y algo indispensable, la memoria, e...