Capítulo 56

2.2K 161 11
                                    

-Parecerá una tontería, pero estoy nervioso-Pedri se ajustó el cuello del polo y se peinó mientras se miraba en el espejo del ascensor.

-Es para estarlo, me va a dar algo-me abaniqué con la mano de forma dramática.

Estábamos a punto de hacerle una visita a mi madre. Regina y yo habíamos quedado en hablar con ella respecto al tema que englobaba a mi padre, pero siempre acabábamos retrasando el momento. Mi hermana se fue a Chile junto a Mimi, la cantante estaba de gira y Regina siempre fue su apoyo más incondicional, si podía, se iba con ella. A pesar de todo, fue mi hermana la que se quedó con la empresa de mi padre, él decidió desentenderse de todo e iniciar una nueva vida en Portugal. Por otro lado, mi madre seguía viviendo su amor como cual adolescente, aunque con ciertas similitudes con respeto a mi relación con Pedri. Ambas la estuvimos manteniendo en secreto y haciendo viajes constantes. Yo en Barcelona, viajando a Madrid todos o casi todos los días y ella al revés, viajando a Barcelona cuando le apetecía.

-Todavía no me creo lo de tu madre con Lucho. Es lo más random que he visto en los últimos años-hizo una mueca de desaprobación en cuanto las puertas del ascensor se abrieron.

-Lo es, pero supongo que con nosotros pasará igual-me encogí de hombros al no saber con exactitud la opinión popular.

Siempre hubo de todo, gente que nos apoyaba y gente que no. Fuimos objeto de noticia durante muchísimos años, tantos, que ya estaba más que acostumbrada a oír y a ver mi nombre. Pero a pesar de estar acostumbrada no me gustaba, me sentía ridícula leyendo mentiras y más mentiras sobre mí. Porque la mayoría de las cosas que se hablan no eran verdad y teníamos que salir a desmentir. Nunca me gustó estar en el foco mediático, me hicieron partícipe de miles de cotilleos, de los cuales no tuve nada que ver. Fue duro, pero aprendí a no hacer caso y entonces me fue muchísimo mejor.

-Creo que él no está-susurré en cuanto toqué al timbre.

-¿Estás segura? Es que va a ser muy raro tía y más sabiendo que volvió a ser entrenador hace un par de años de la selección-asentí con la cabeza, dándole ese ápice de esperanza.

Noté al canario muy nervioso, quizás demasiado. Fue como si no aceptara a su nuevo suegro y joder, era raro de cojones. Si ya nos resultaba incómodo lo de Sira y Ferrán, esto no era exactamente lo mismo, pero iba por el mismo camino.

Mi madre nos abrió la puerta con una sonrisa de oreja a oreja. Llevaba puesto su babi que utilizaba siempre que pintaba algún cuadro. Mi madre fue siempre una gran amante del arte y para desconectar pintaba cuadros, sobre todo paisajes y no se le daba nada mal. Tenía el piso de Madrid decorado con sus obras y he de admitir que me encantaba verlos cada día.

-¡Qué alegría veros!-exclamó dos tonos más alto de lo normal.

Sonreí, las palabras no vinieron a mí por lo que la abracé, con distancia prudencial para no marcharme. Mi madre me estrechó cariñosamente y me dedicó otra sonrisa.

-Regina estará al caer-la informé y ella asintió con la cabeza-. Se ha retrasado el vuelo.

-Me ha mandado un mensaje esta mañana. ¡Pasad! Sentaos, enseguida vuelvo.

Mi madre desapareció por el piso y yo miré a Pedri, el cual se encogió de hombros. Aquel piso era bastante básico, con muebles reciclados. Pedía a gritos una reforma, pero supongo que cumplía perfectamente lo catalogado como "piso tapadera". No era ni pequeño, ni grande, bastante simple para los gustos de mi madre. Aunque poco podía pedir, todos sabíamos la utilidad de aquel pisito, lo raro fue que no nos invitara a su gran casa que para nosotros seguía siendo un misterio. Las propiedades de mi madre siempre fueron una incógnita para mí y más si estaban situadas en Barcelona.

365 días para recordar ▪︎ PEDRI GONZÁLEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora