CAPÍTULO 19 - 365 días con una princesa

164 5 0
                                    

Querida Casilda,

Jamás imaginé que iba a recurrir a escribirte una carta, pero la vida no deja de sorprenderme y aquí estoy, plasmando sobre el papel todo lo que quiero decirte y a veces no me atrevo porque debo admitir que me impones. Me siento raro, pero me parece algo muy bonito y sabiendo la ilusión que te hace no me cuesta nada reflejar en el folio todo lo que siento por ti.

Cuando leí tu carta no pude evitar emocionarme, valoré tanto el hecho de que te vaciaras y me contaras como te has sentido durante todo este tiempo que hemos pasado juntos. Sé que de los dos yo soy el que nunca se ha privado de nada y he intentado decirte todo en persona. Y no me importa si alguna vez no me lo dices porque lo sé, entiendo que tú no tienes esa facilidad para expresarte. Las palabras se quedan mudas sin actos y tú en todo momento me has demostrado que me quieres y que me necesitas a tu lado.

No me tienes que agradecer nada, cuando las cosas se hacen con amor no hay nada que agradecer. Solamente quiero que sepas que quedarme a tu lado fue el mayor acto de valentía y amor que pude tomar aquel día. Cualquier otro habría huido, pero yo fui fiel a lo que sentí cuando te vi y aunque me cagué, no te voy a mentir, no quería quedarme con las ganas. No sé, algo dentro de mí me incitó a quedarme y no me arrepiento porque estar contigo ha sido una prueba de fuego para demostrarme a mí mismo que no hay porque temer cuando el alma vibra en armonía.

Te había visto tantas veces por la tele que no sé que me pasó ese día, pero no te reconocí o quizás no quise reconocerte. Pero doy gracias a la vida de que fuera así porque creo que de lo contrario no me habría fijado en ti y a día de hoy no estaríamos donde estamos. Quiero que sepas que en cuanto mis ojos te vieron sentí como todo mi cuerpo ascendía, me puse nervioso y eso que tú todavía no te habías dado cuenta de mi existencia. Fue muy difícil dejar de mirarte, desde el primer segundo me pareciste preciosa. Cuando noté tu mirada sentí ese nerviosismo apoderarse de mí, dudé en si acercarme o no y finalmente no lo hice porque pensé que nunca te fijarías en mí. Pero no fue así, por suerte tuvimos una conexión única y aunque para mí todo esto ha sido muy chocante creo que no cambio como nos conocimos por nada en el mundo. El momento baño portátil fue increíble, pero más increíble fue la caminata hasta el hotel donde sin conocerme de nada me contaste toda tu vida. Fue hipnótico escucharte hablar, fue de otro mundo sentir que ambos habíamos sentido lo mismo. Acostarme esa misma noche en la cama y no poder dormir porque seguía pensando en ti. Me ilusioné joder y tanto que me ilusioné que ya me imaginé toda la vida a tu lado.

Cuando me di cuenta de que eras la Princesa de España me enfadé un poco, pero más que nada porque me lo ocultaste y me sentó un poco mal. Pero enseguida se me pasó, entendí los motivos y aunque quise tomar algo de distancia no pude hacerlo, fue imposible. Mi madre desde el primer día nos apoyó, está claro que ella vio algo que yo no vi en su momento, fue la única que me dio el empujón para lanzarme definitivamente y adentrarme en tu mundo.

Creo que lo nuestro ha ido tan rápido porque desde el principio hemos tenido claro cual era nuestra situación. Nos veíamos poco, pero cuando lo hacíamos aprovechábamos cada segundo, vivíamos cada rato juntos como si fuera a ser el último. No creo que hayamos ido rápido, al final la vida son impulsos y si nos equivocamos no pasa nada. La vida va de eso, de equivocarnos y aprender de los errores. Que no es cuestión de hacerlo todo bien, sino de hacerlo de corazón.

Creo que durante todo este tiempo me has abierto un mundo nuevo, gracias a ti he dejado de lado la timidez y me he abierto un poco más al mundo. También es verdad que no ha sido fácil y me he llegado a estresar, pero te juro que en todo momento ha sido por culpa de la prensa. Me da igual que hablen de nosotros, lo que no me gusta es que me persigan por la calle y vengan a mi casa en busca de información. Creo que no estoy preparado todavía para llevar este ritmo de vida, pero supongo que me acabaré acostumbrando.

Por fin somos libres, por fin vamos a poder disfrutar de nuestro amor sin presiones. Créeme, estoy tan feliz de que por fin podamos vivir nuestro amor sin ataduras. Siento que esto ha sido clave para poder seguir construyendo nuestra historia, que casarnos sólo es una prueba más de lo mucho que nos queremos. Nada tiene porque cambiar, ha sido la mayor muestra de amor que nos hemos podido dar mutuamente. Puede que haya sido una decisión precipitada, pero lo volvería hacer sin pensármelo dos veces. Me casaría contigo todas las veces que hiciera falta, mi reina. La boda fue tan random que me parece irreal haberla vivido contigo, pero me encanta, porque nunca antes te había visto tan feliz. Cuando vi que te brillaban los ojos con cosas tan simples, terminé de comprenderte y acabé entendiendo que durante todo este tiempo solamente has querido ser una más en la sociedad.

Cuando te miro a los ojos siento que ya lo tengo todo, eres mi hogar, estar contigo es sentirme en casa. Tenerte acurrucada en mi pecho mientras te acarició la espalda, prepararte el desayuno por las mañanas, pararme en el pasillo del supermercado para comprar tus galletas favoritas, ver tu cepillo de dientes justo al lado del mío, compartir el armario, ir en el coche cantando las canciones a viva voz, llorar juntos, reír juntos, besarnos hasta las tantas de la noche, todo se ha vuelto una rutina, una rutina que me encanta y que me encantaría seguir ampliando con el paso del tiempo.

Tú le has dado sentido a la palabra amor, a amar, a ese sentimiento de querer estar toda la vida contigo. Porque sí, esto es para toda la vida o al menos, hasta donde nosotros permitamos que dure.

Sentir el tacto de tu piel sobre la mía, mirarte a los ojos, sintiendo el azul de tu mirada, sonreír y pensar en qué he sido muy afortunado. Lo nuestro ha sido sano porque ambos hemos sabido querernos bien, hemos sabido encontrar el equilibrio exacto para no hacernos daño. Suficiente teníamos con nuestro entorno como para cargarnos nosotros mismos la relación.

Quiero que sepas que te quiero y que siempre estaré aquí, aunque ya no estemos juntos. Siempre estaré ahí para ti, para apoyarte en tus días buenos, pero sobre todo en los malos. No te voy a dejar caer nunca, voy a estar ahí para ti aunque tú no quieras que esté.

Encontrarte ha sido lo mejor que me ha pasado la vida. Cuando estoy contigo siento que lo tengo todo, aunque no sea perfecto, porque haces que todas las imperfecciones se vean perfectas. Eres el ejemplo claro de que las personas llegan a tu vida para marcarte y que si esperas siempre puede llegar algo mejor.

Gracias por haberme abierto las puertas de tu mundo. Gracias por haber sido tú en todo momento. Gracias por todo.

Esto solo es el principio de algo que se está fraguando para siempre. Sí, para siempre, porque aunque se acaben siempre será bonito pensar que duró el tiempo que lo cuidamos. "Siempre" esa palabra a la que tanto tememos porque será para siempre aunque ya no estemos juntos porque lo que toca el alma jamás se olvida.

Te quiero. Te amo. Te todo.

Contigo hasta el fin del mundo, contigo aunque ya no me recuerdes, contigo para siempre, contigo toda la eternidad.

Tu marido, tu fiel amor, el tío que te sujetó la puerta del aseo portátil y que luego te acompañó al hotel.

El de las pataditas al balón,

Pedro González López.

365 días para recordar ▪︎ PEDRI GONZÁLEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora