Juntos

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~Ciudad de hueso~

Jace ^^

–Así que en resumen, tenemos veinticinco bebés.

–Bingo –exclama Simon.

–Pido repetición. Me falta A-7

–¡Jace! –me reprende Robert–. No es momento para bromas.

Tiene razón, pero quiero calmar un poco el ambiente. En la ciudad silenciosa, Simon, Robert, Luke, el hermano Enoch, la reina Seelie, Catarina, Raphael, Jia y yo, discutimos qué haremos ahora. El panorama no es bueno: un hada, diez lobos, siete vampiros, seis brujos y un nefilim, todos transformados en bebés sin posibilidad de que recuperen sus vidas.

–Parece que no hay nada que hacer –concluye Jia con cansancio–. Representantes –se dirige a Luke, Catarina, Raphael y Seelie–. Queda en sus manos elegir el destino de sus respectivos miembros.

–Yo puedo encargarme de Kaelie –sonríe la reina–. La llevaré a la corte de inmediato.

–La manada se encargará de los míos, ya hemos preparado la estación con una habitación para su comodidad –Luke se ve tenso.

Bueno, tiene diez niños que cuidar.

–El Dumort recibirá a los míos –Raphael no parece entusiasmado con la idea. ¡Cuánto pagaría por verlo cambiando un pañal!–. Nos turnaremos para su cuidado.

–Yo me llevaré a los brujos con John, él y sus inventos se encargarán de ellos –Catarina parece triste.

–Yo y Maryse nos encargaremos de Alec en Idris. Si estás de acuerdo, Cónsul.

–Desde luego.

»Hablando de su hijo, él esta aquí.«

–¿Aquí? ¿Qué hace Alec en Nueva York?

»No en Nueva York, en la ciudad silenciosa.« aclara Enoch »Maryse Lightwood lo ha traído por cuestiones de salud.«

Claro, por lo que había dicho Isabelle, Alec no comía y parecía afligido por algo.

–Muy bien. Representantes, pueden irse, y que el ángel los guarde en esta dura tarea –Jia da por terminada la reunión y todos salimos rumbo a la sala donde se encuentran los mini demonios.

.

La sala es como todas de la ciudad silenciosa: gris y triste, sin contar a los veintitrés bebés. Hay unos en el piso con un juego lleno de botones y luces, otros amontonados viendo una obra de títeres, y un grupo más pequeño duerme en sus cunas gracias a un cuento que Maia les lee. La loba parece especialmente entretenida con un bebé moreno, le acaricia la cabeza despeinando el poco cabello que tiene. Me acerco a ella y veo al elegido. El bebé ríe cada vez que Maia lo despeina.

–¿Cuál es su nombre? –pregunto interrumpiendo su lectura.

Logré escuchar algo de unos enanos y una manzana que te dormía. ¿Acaso ver una manzana aburre tanto a un enano?

–Bartholomew –Maia baja el libro y me sonríe–. Él prefería Bat.

–Yo no... No sabía que estaba ahí.

–Quería decirle a Pete que salvaguardara mejor el lugar, creyó que ayudaría –mira de nuevo al pequeño, que al parecer no nació con cicatriz.

–Si hubiera actuado antes....

–No –me interrumpe–. Jace, esto no es tu culpa, gracias a ti ese brujo ya no existe y nadie más sufrirá. No volverán a transformar a nadie en bebé. Tú lo detuviste.

Malec ¿otra vez? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora