Malec ¿otra vez?

Confusión

A partir de este capitulo se vendrán muchos saltos de tiempo y espacio, deben tener mucho cuidado para que no se confundan.

UN AÑO Y SIETE MESES DESPUÉS

~Nueva York (Instituto)~

Clary --

–Muy bien, aquí estamos –Jace abre la puerta y comienza a empujar mi silla de ruedas para entrar al Instituto–. Hogar, dulce hogar, mi amor.

–Lo extrañaba –miro el piso impecable y las vigas que sostienen el techo–. ¿Tú no?

–Ya lo creo, pasar seis meses en la ciudad silenciosa es algo que te hace apreciar las cosas más simples ¿no crees?

–Definitivamente –escucho pasos desde arriba y cuando alzo la vista veo una figura corriendo.

Es pequeño ¿pero qué niño de tres años no lo es? Su cabello ha crecido y sus ojos parecen negros.

–¡Tía Clary, tío Jace! –grita entusiasmado y corre para saludarnos, sus ojos dejan de estar dilatados y pasan a tener una fina línea de por medio. Abraza por las piernas a Jace y quiere acercarse a mí, pero al notar los bultos sobre mis piernas se detiene– ¿Son ellos?

–Sí, Magnus –los destapó con cuidado y muestro al pequeño brujo–. Ellos son tus primos, los pequeños Jonathan y Amatis Herondale.

Mi embarazo resultó ser de alto riesgo y tuve que ir a la ciudad silenciosa por seis meses por cualquier complicación. Desde luego, Jace me acompañó todo el tiempo, y ayer nacieron sin mayor problema. Los hermanos me confinaron a esta silla por al menos dos semanas, pero después estaré fresca como una lechuga.

–¡Magnus! –Isabelle baja enfurecida las escaleras– ¡Ven aquí!

Magnus se oculta tras mi silla y comienza a temblar.

–¿Qué pasa, Isabelle? –pregunta Jace– ¿Qué quieres hacerle al pobre chico? ¿Cocinaste?

–¡Claro que no! –responde indignada– Yo quiero que se...

–¿Sabes? Un "hola" siempre es bien recibido –la interrumpe mi esposo.

–Hola –Isabelle se ve cansada–. Lo lamento, es sólo que... no importa. ¿Puedo ver a los pequeños?

Se acerca a mí, pero parece que algo más llama su atención.

–¡Te tengo! –grita triunfante cuando toma a Magnus del brazo.

–¡No, déjame! –se retuerce y patalea.

Isabelle no hace caso y lo carga como una bolsa de patatas.

–Lo siento, veré a los pequeños luego. Ahora tengo algo que hacer.

–Tía Clary, tío Jace, ¡ayúdenme!

–¿Qué pasa? –pregunta una voz dulce y suave.

Alec sale del comedor. Su cabello húmedo moja un poco sus hombros.

–Nada, hermanito –responde Izzy–. Sólo que este mugroso no quiere bañarse.

Magnus sigue pataleando hasta que Alec se acerca, entonces detiene todo movimiento y lo mira curioso.

–Pero te ves mejor limpio.

–Tía Isabelle, ¿puedo bañarme? –pregunta Magnus.

Izzy bufa y baja a Magnus, que feliz sube las escaleras.

–Hola tía Clary, tío Jace –saluda Alec–. Miren –se quita la playera y me muestra su runa parabatai–. Me dolió un poco ayer.

–¿Mucho? –Jace la toca con su pulgar.