Pesadillas

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DOS AÑOS DESPUÉS

~Nueva York (Instituto)~

Alec ••

Todo está muerto, el cielo, la tierra, cada ser de este lugar lo está y a mí no me importa. En lo único que pienso es en lo que había visto, en cómo mi padre me decía algo que nunca creí posible. "Estoy orgulloso."
Esas palabras bien sabía que mis oídos nunca las escucharían, no de verdad, había sido aquel demonio en la entrada, aquel que vio lo qué más anhelaba y se aprovechó de eso, aprovechó para darme una vida de mentiras.
Mejor no pensar en eso, porque duele, duele saber que nunca seré el héroe, que nunca recuperaré a mi hermanito Max... pero más duele pensar en Magnus. En si está vivo o muerto, pensar en todo el daño que Sebastian le puede estar causando.
Miro al frente donde mis hermanos y sus parejas caminan.
Simon y Jace discuten por el ángel sabrá qué, y voy decir algo, cuando una sombra pasa por nuestras cabezas y se lleva a Jace. Al ver arriba me doy cuenta que es una especie de tortuga voladora. ¡Malditos sean los demonios de Edom!

–¡Jace!

–¡Alec! –me llama una voz y yo despierto de golpe.

Tío Jace está frente a mí, mirándome preocupado.

–¿Qué soñaste? –limpia el sudor frío de mi frente.

–Había un banquete y un demonio y una tortuga...

–Tranquilo –mi tío me abraza y regreso el gesto–. Lo que importa es que esa tortuga no podrá comerte.

–No es eso –me alejó de él para verlo a los ojos–. Una tortuga gigante te llevaba volando.

–¿A mí? Ni que fuera un pedazo de lechuga.

–Pues deberías.

–¿Tendrías de parabatai a una lechuga?

–Al menos serviría de algo.

–¿Ah, sí, pequeño? –mi tío comienza a hacerme cosquillas y yo me retuerzo.

Quiero alejarlo, pero con sólo cinco años no estoy en muy buena forma y mi tío es claramente superior. Sigue pasando sus dedos en mi barriga y costillas provocando espasmos y risas.

–Tío Jace –llama una voz tímida.

Mi tío se detiene y ambos miramos a la puerta abierta. Magnus nos mira con sus ojos cristalinos y noto cómo se aferra a su peluche de oso con tutú.

–Magnus, ¿qué pasa? –mi tío lo invita a entrar.

Él lo hace y llega a la cama donde abraza por el vientre a tío Jace. Él se sorprende, pero le regresa el abrazo.

–¿Y si hubiera llegado antes? –pregunta Magnus con la voz entrecortada.

–¿Antes? ¿A dónde?

–A su cabaña. Él me llamó y me dijo que fuera, pero no lo creí importante y cuando llegué estaba muerto y...

–Magnus –Jace lo separa delicadamente de su cuerpo–. Vamos con tu mami ¿sí?

–Sí –Jace toma su mano y se dirigen a la puerta.

Hace unos meses nuestras mamis decidieron que lo mejor sería que tuviéramos cuartos separados, y casi por el mismo tiempo mis tíos y nuestras mamis se turnan para dormir con nosotros.
Últimamente he tenido más estos sueños, cosas que se ven tan reales, pero que sé que no es así. Primero porque tendría que ser más grande que mis tíos. Segundo porque Edom es una dimensión demoniaca en la que nadie ha puesto pie y salido con vida. Y tercero... ya se me ocurrirá.
No puedo dormir, decido levantarme e ir a la cocina, tía Clary dice que lo mejor es un vaso de leche. Con mucho cuidado de no despertar a alguien, bajo a la cocina y saco la leche, después de servirme comienzo a subir las escaleras y me encuentro con Marine.
Ella es la hija adoptiva de mis tíos Simon e Isabelle, una nefilim del Instituto destruido de Buenos Aires. Tiene cuatro años, su piel es morena, de cabello negro y ojos verdes.

Malec ¿otra vez? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora