Perdido

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DOS AÑOS DESPUÉS

~Italia (Venecia)~

Magnus **

–¿Come posso offrire qualcosa di più? (¿Puedo ofrecerles algo más?)

–No grazie. (No, gracias)

–Call me se avete bisogno di qualcosa di più. (Llámenme si necesitas algo más)

–Grazie. (Gracias)

El camarero se retira. Venecia no ha cambiado desde la ultima vez que vinimos. La comida es deliciosa y el ambiente relajado, las personas van de un lugar a otro fluyendo como el agua del río en sus calles. Hace años la ciudad estaba en riesgo de inundación pero unas cuantas grúas colocadas estratégicamente y una pequeña ayuda mágica fue suficiente para mantenerla a flote, no conserva su belleza original, pero aún es impresionante. Aunque la belleza de la ciudad y la comida no parecen ser de interés alguno para Alec, de hecho, lo único que parece interesarle son sus pies.

–¿Alec? –lo llamo amablemente.

Mi esposo sigue con la mirada perdida en el suelo.

–Alec –repito firme y esta vez da resultado.

Levanta la vista y parpadea lentamente, como si por un segundo no me reconociera.

–Lo siento, está rico.

–No haz probado nada –le recuerdo con calma.

Alec mira el plato lleno de ravioles y sus mejillas se tiñen de rojo. Toma su tenedor y se lleva un bocado a la boca.

–Está rico –repite con la boca llena.

–¿Quieres regresar al hotel?

–Sí.

Suspiro por dentro y levanto la mano para llamar al camarero. En cuento regresa le pido la cuenta y que empaque la comida para llevar.
No es culpa de Alec tener este humor, yo casi lo obligué a venir, pero algo tenía que hacer para ayudarlo a distraerse. Hace dos días, Jace Herondale, el mejor guerrero que los nefilim hayan visto... murió. Alec y yo estábamos en casa disfrutando de la cena cuando de pronto Alec gritó de dolor y se dejó caer de lado en el suelo, me acerqué a él para preguntarle qué le dolía y ayudarlo, pero entonces lo vi, su runa parabatai sangraba. Jace estaba muerto.
En el entierro, Amatis nos dijo que un demonio Kuri perforó su pecho y murió en brazos de su madre, ni ella ni Jonathan se atrevieron a quitarles esos últimos segundos juntos.
Clary no dijo nada en el funeral y menos cuando regresamos al Instituto. Fue hasta que Amatis le pidió cargar a su hija Sophia que sonrió por primera vez. Sophia Penhallow es una bebé vivas de a penas un año, sus ojos verdes y cabello castaño la dan un gran parecido a su padre, aunque, según Clary, es igual a Amatis en lo que carácter se refiere, quizá por eso es su favorita pasando de largo al recién nacido Andrew. Aunque Marine dice que eso cambiará cuando en tres meses nazca su primer hijo.

–¿Ahora tú estás pensando?

Miro confundido a Alec, quien me dedica una sonrisa irónica. Bien, está sonriendo.

–Sí, ¿se nota mucho?

Alec lanza una pequeña risita y para mí suena mejor que cualquier melodía.

Malec ¿otra vez? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora