Llamas

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Simon ~~

–¿Alec? –toco ligeramente su puerta– ¿Alec, estás despierto?

No escucho nada e insisto, son casi las siete de la mañana y él no ha comido nada desde ayer. Es extraño, jamás pensé que Alec y Magnus podrían pelear tan brusco, casi parece que se odian.

–¿Alec? –intento de nuevo– ¿Aún estás molesto por lo de tu castigo?

La respuesta no llega y ya me preocupa, sin nada que perder tomo el pomo de la puerta y entro a la habitación. La cama está vacía y perfectamente tendida.

–¿Alec? –me acerco al baño pero no escucho la regadera– ¿Estás ahí?

Nuevamente no hay respuesta, esto no me gusta. Abro ligeramente la puerta... nada, no está aquí.

–¿Alec? –pregunto a la nada.

¿Acaso ya se levantó a entrenar? Pero no lo vi cuando pasé a saludar a Marine. Mmm, esto es raro, ¿dónde puede estar?

Magnus **

–Alec, tranquilo. Nadie se dará cuenta que no dormiste en tu cama.

–No puedo creer que me quedé dormido en tu piso –se regaña otra vez–. ¿Por qué no me despertaste?

–Ya te dije que también me quedé dormido –le miento.

Durante la noche Alec y yo nos la pasamos hablando y riendo, a veces tan alto que nos tapábamos la boca para que no nos escucharan. Alec cayó dormido primero y yo me dediqué a admirarlo, a ver cada uno de sus rasgos. Su boca suave que no creo poder cansarme de besar, sus manos delgadas y elegantes, pero mortales cuando quieren. Todo en Alec es tan...

–¡Alec! –grita una voz que me suena a una sierra sobre metal.

Lucas prácticamente corre hacia nosotros. Una vez está cerca, da un salto al cuerpo de Alec y este lo atrapa tomando sus piernas, quedando Lucas recargado contra su pecho. Espero que fuera más por reflejo que por realmente querer atraparlo.

–Alec, te extrañé –Lucas lo besa y Alec no se opone.

–Y yo a ti –responde mirándolo con ternura.

No dicen nada más y se pierden en ese mundo de ensueño que sólo dos personas que se quieren, o hasta se aman, pueden tener. >Oh ¿quién sería tan desdichado para romper este momento? Esperen, yo sé quien.<

–¡Alec, una araña! –grito desesperado.

Alec levanta las manos y retrocede, provocando que Lucas caiga sobre su espalda en el suelo. Me doy una felicitación mental.

–¿Celoso, brujo? –Lucas se levanta y sacude sus pantalones– ¿Por qué no vas a molestar a otro lado?

–No tengo a donde más ir –lo miro con el mismo desafío que él me dedica–. ¿Y qué haces aquí, Penhallow? Pensé que estabas con tu familia en las fiestas y esas cosas.

–Mi tío Octavian entendió que quería estar con mi novio –se acerca a Alec y lo abraza por la cintura–. Vamos, amor, quiero entrenar contigo.

Alec asiente y se va junto a ese niño bonito sin despedirse de mí.

–No, Lucas, yo amo a Magnus –hablo imitando la voz de Alec y suspiro con frustración.

Sin más que hacer, me dirijo a mi cuarto y me dejo caer en la cama para hacerle compañía a Miss Cuack.
Alec me dijo que el beso que me dio en la boda de mi madre fue un error que no repetiría. Le tomó menos de un día romper esa promesa.
Y tras una sesión de besos en casa de Robert, le dije que terminara con Lucas y se quedara conmigo, pero Alec dijo que aún lo amaba, que habían pasado juntos muchas cosas: primera caza, primer beso, primera marca. Alec jamás me ha dicho o ha estado cerca de decir que me ama, lo más que ha llegado es un "te quiero". No es que yo se lo haya dicho tampoco, pero lo hago, lo amo.

Malec ¿otra vez? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora