Alec ••
El hombre me mira de arriba a abajo, se relame los labios y su respiración es claramente acelerada. Salgo de la cama con cuidado, pato en mano y cuando pongo un pie en el piso, él habla.
–Alec, ¿qué haces aquí?
–Este era mi pato –miro el peluche y acaricio su suave textura–. Era mi juguete favorito, dormía con él y una noche ya no... –mi voz se comienza a cortar–. Cuando crecí le pregunté a mi mami qué le había pasado a mi patito y ella dijo que se perdió...
–Alec...
–Y cuando le pregunté sobre mi papá, me dijo que me había abandonado y yo pensé...
–Alec –el hombre me abraza cuando ya estoy llorando.
–¿Es cierto? –sorbo mi nariz antes de ensuciar con mocos su hombro– ¿Tú me abandonaste?
El hombre se separa y me ve a los ojos. No se parece mucho a como lo imaginaba. Siempre pensé que mi papá sería un hombre como los malos de Disney, larguirucho con una barba exagerada y traje morado.
Pero es musculoso, sí tiene barba, pero no como la de Jafar, es más pequeña y bien peinada. Usa una playera sin mangas color cielo y pants gris; y lo que más me sorprende es ver sus ojos azules llenos de tristeza.–Me di cuenta que abriste el refrigerador –limpia mis lagrimas con su pulgar–. ¿Tienes hambre?
–Sí.
–Ven –se para y me ofrece su mano.
Está llena de callos, como las de tío Jace. Me guía a la parte baja derecho a la cocina donde abre el refrigerador.
–Puedo preparar algo ligero ¿te parece?
–Sí... claro.
–Siéntate –invita separando un banquillo de la barra.
Miro el banquillo y me doy cuenta que no podré subir solo.
–Es muy alto –me quejo.
–Oh. A ver... –me toma por la cintura y sienta en el banquillo, mis pies cuelgan mucho– ¿Estas cómodo?
–Sí.
Sonríe y noto las arrugas que se forman al rededor de sus ojos. Se aleja al refrigerador y saca algunas verduras.
–¿Cómo te llamas? –pregunto mientras él corta una zanahoria.
–Robert –responde a media voz–. ¿Tu madre nunca habló de mí?
–¿Entonces sí eres mi papá?
A los dos años dejé de llamar papi a mis tíos Jace y Simon, desde entonces me pregunté quién sería, a dónde habría ido.
Robert detiene el cuchillo a medio camino de matar un pepino y me mira.–Sí, Alec. Yo soy tu padre.
–¿Y por qué te fuiste?
El hombre niega con la cabeza y rodea la barra para arrodillarse frente al banco, quedando casi a mi misma altura.
–Porque te amaba lo suficiente para saber que si estaba contigo te haría mucho daño.
–Te recuerdo –frunzo el ceño–. Tú me golpeaste cuando besé a Magnus en ese lugar. Me dijiste muchas cosas...
–Alec...
–Cosas muy feas –termino sin dejarlo hablar–. Toda mi vida me pregunté quién era mi padre y qué había hecho para que se fuera. Cuando comencé a ver a los niños, a fijarme en ellos, pensé que era eso. Que por eso te habías ido...
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Malec ¿otra vez?
FanfictionAlec ama a Magnus y Magnus ama a Alec, eso todos lo saben. También saben que su relación tuvo algunos altibajos, pero al final todo resultó bien, y ahora sin guerra que pelear pareciera que el futuro les tiene preparado un hermoso final de cuento. S...