Despedidas

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~Nueva York (ASPCA adoption center)~

Catarina }{

–Vamos, amor, coloca la rosa –susurro a Magnus con suavidad y él asiente.

Se inclina ligeramente y planta la rosa naranja junto a la amarilla que marca la tumba de Presidente miau, después se aleja y yo coloco una cruz con el nombre Miss Cuack grabado.

–Adiós, Miss Cuack –dice Magnus.

–¿Quieres decir algo más?

Magnus niega con la cabeza y yo lo abrazo desde atrás colocando mi cabeza en su hombro, a pesar de tener quince años, es tan alto que este acto no me es problema. Siento las leves sacudidas de su cuerpo, señal que las lagrimas ya han salido. Me mantengo en silencio y lo abrazo más fuerte.

–Vámonos –Magnus sorbe su nariz–. No quiero quedarme aquí.

Le tomo la mano y juntos nos dirigimos fuera del refugio para animales, último lugar de descanso para padre e hija.

–Lamento su pérdida –dice la mujer encargada del lugar, que amablemente nos permitió enterrar a Miss Cuack.

–Gracias.

La mujer sonríe y abre la puerta invitándonos a salir.

–¿Qué quieres hacer, amor? –tomo la mano de Magnus mientras caminamos por la calle.

–No lo sé –suspira pesadamente.

No me gusta nada ver a mi hijo así, infeliz y cabizbajo. De pronto tengo una gran idea.

–¿Quieres ir por un café?

–No.

–Bien, ¿qué tal a tu loft?

–¿Qué?

–No sé si recuerdas, pero tenias un loft en Brooklyn y hasta hoy lo he conservado. Pensaba dártelo oficialmente cuando cumplieras dieciocho, pero... ¿Qué más da?

–Bueno. No quisiera regresar al Instituto.

–Vamos, te gustará mucho –lo animo y por primera vez en el día Magnus sonríe.

Le tomo la mano y juntos caminamos hacia la avenida principal para tomar un taxi. Después de dar la dirección envió un mensaje a Lou para que no me espere. Esta noche es mía y de mi hijo.

~Nueva York (Instituto)~

Alec ••

Yo quería con todas mis fuerzas acompañar a Magnus al entierro, pero su madre me lo impidió, además, tío Jace dijo que era algo personal. Eso no evitó que Amatis, Jonathan, Marine y todos se despidieran de esa gatita... que pensándolo bien, gracias a ella resolví muchos problemas con Magnus. Era una buena mascota y amiga. No merecía morir en manos de ese demonio.

–¿Qué pasa?

–Nada –respondo distraídamente–. Sólo pensaba.

Lucas se peina el cabello hacia atrás y vuelve a acomodar su cabeza en mi pecho.

–Últimamente estás muy distraído. ¿Sucede algo?

–No, no es nada.

–Alec, lamento decirte esto, pero eres más transparente que el cristal. Algo te preocupa –Lucas voltea la cabeza para verme–. Quiero saber si hay algo que puedo hacer para ayudarte.

–Es sólo que pienso mucho. No te preocupes, ya pasará.

Lucas me mira no muy convencido, pero sonríe y me da un beso en la nariz.

Malec ¿otra vez? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora