Capítulo 15

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Maratón<3, disfrutarlo:D

(CHILLAR CON MARK DARCY Y BRIDGET JONES EN EL GIF)

❆❆❆

El silencio era incómodo desde que habíamos salido de la pista de hielo. Ahora paseábamos por el centro sin rumbo alguno. La verdad es que no sabía a qué había venido eso. 

Ese tono. Esa... rabia. ¿Qué le importaba a él? Y además, ¡No le había dicho nada a Blake que sonara demasiado... vulnerable! ¡Solo había intentado ser simpática!

Porque sabía que Blake seguía resentido, solo hacía falta verlo. Pero yo, sorprendentemente, estaba recuperada al cien por cien de esa relación. Puede que lo hubiese pasado muy mal el primer mes, pero luego... estaba como nueva.

Y me daba rabia que Maxon no fuese consciente de ello. De hecho, había mejorado mucho desde que él me mantenía ocupada con tropecientos libros en alemán. Así tenía menos tiempo para pensar y darle vueltas a lo que pudiera preocuparme.

Maxon no me había mirado ni una vez. Estaba serio. Casi hasta cabreado, y yo me sentía tremendamente mal, culpable.

—¿Te importa que entre en esa tienda? —pregunté en voz baja, presa del miedo por romper ese maldito silencio incómodo.

Él no dijo nada, simplemente negó y me siguió por detrás. Entró conmigo.

No era nada más y nada menos que la tienda del señor Orwell, un muy buen amigo mío. Lo conocí el primer curso de carrera en el teatro. Sí, sí, como lo lees. Entramos a ver juntos el cascanueces, mi obra favorita, y, sorprendentemente, también la suya. Y desde entonces, todas las navidades había ido a visitarlo.

Su tienda solo habría en navidad, pero le daba perfectamente para sobrevivir durante el año con ese negocio. La ciudad se llenaba de turistas en navidad, por lo que, ganaba bastante. Además, era preciosa.

Nada más entrar te envolvían las melodías de las típicas canciones navideñas de todos los tiempos. En nuestro caso, Last Christmas, de George Michaels.

—Una de mis favoritas —susurré sin ser muy consciente de ello.

La tienda resplandecía con tonos verdes, rojos, azules, plateados y dorados. Típicos de la navidad. Tenía de todo; decoraciones para el árbol de navidad, pequeños arbolitos artificiales de colores, juguetes, trenes de juguete que, uno de ellos recorría toda la tienda, y todo tipo de artilugio navideño.

Vamos; mi paraíso.

Me giré hacia Maxon, sin saber muy bien qué decir o cómo actuar.

—Si quieres, puedes esperar fuera. Tardaré un rato.

Este miró a su alrededor. No parecía estar muy contento con soportar a críos gritando, luces y colores por todos los lados y malditos villancicos que le taladraban la cabeza.

—Estoy bien aquí —se limitó a decir.

Sorprendida por la sorpresa, suspiré y me di la vuelta, sumergiéndome por los pasillos de la tienda.

—Quería comprar un par de cosas para el piso y algún que otro regalo para navidad, pero no tengo muy claro qué es lo que busco —le informé, cogiendo automáticamente un carro pequeño para ir metiendo todo lo que me gustaba.

—No entiendo cómo puede gustarte esto.

Me giré hacia él, medio ofendida.

—Porque todo es precioso. Todo el mundo está más contento que de normal, y... no sé. Es... especial. ¿No cre...? ¡Mira, mira, Maxon!

SIZIGIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora