Jungkook myth

IV

Jungkook quedó atrapado entre el cuerpo del Dios y un grande tronco de árbol, sin más escapatoria solo le evadió la mirada. Ya estaba más rojo que los pétalos de las rosas que su madre cultivaba, si lo veía directamente a los ojos, su cara estallaría.

-¿Que pasa?- YoonGi lo obligó a mirarlo, manteniendo su mano firme en la mandíbula de Jungkook, era un agarre fuerte pero no lo lastimaba.

-Yo...

-Dame una sola razón por la que no deba tomarte y llevarte a mi castillo.- Dijo juntando sus rostros a una considerable distancia, donde sus narices están a un milímetro de tocarse.

-Bueno...- Jungkook tenía muchas razones, su familia, sus amigos. Sabía las intenciones del dios, los dichos decían que el nunca salía de sus tierras a menos que sea importante o busque pareja.

-Solo una...- Susurró estando más cerca de su boca. El corazón de Jungkook empezó a latir con fuerza y sus piernas flaquearon, de no haber sido porque YoonGi lo detuvo de la cintura, habría caído de rodillas.

De rodillas ante el Dios del inframundo, no hacía falta hacerlo, porque bastó con que el otro lo besara con deseo para ceder completamente a él.

YoonGi lo besaba con tantas ganas, que Jungkook ya no quiso ser besado por ningún otra persona o criatura  en el universo.

Solo quería a YoonGi.