XLIV

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Antes de conocer a Jungkook y de decidir que quería a alguien para pasar su eternidad con compañía, YoonGi solía ser tan cruel o más como se creía. Era un Dios, tenía siglos existiendo y lo seguiría haciendo hasta que alguien encuentre la forma de matar a un Dios -cosa que era imposible- para él la vida humana era igual de importante que la vida de un insecto y no dudaba en terminar con ellos a la mínima provocación.

Unos 10 años o más atrás, había tenido una disputa muy grande con un cretino que creía que podía estar a la altura del mismo Zeus solo por gobernar en un pueblo.

No hace falta mencionar que terminó muy mal para aquel cretino y todo lo contrario para YoonGi, quien esa noche, regresó muy victorioso al hades con un par de almas nuevas, y una de ellas, la preciada esposa de aquel gobernante.

-¡Hades!- de entre la flora salió un grupo de hombres con lanzas, arcos, todos listos para pelear.- ¿Me recuerdas?

YoonGi analizó toda la situación y casi se echa a reír con cinismo por la valentía de aquel patético humano. Venir con un grupo de no más de 30 hombres para enfrentar a un Dios que es mucho más fuerte que 60 hombres, no sabía si admirarlo o tenerle lástima.

Por ahora estaba enojado porque osaron interrumpir su boda.

-Debí matarte aquel día.

Jungkook myth Donde viven las historias. Descúbrelo ahora