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Aunque después del beso no pasó nada más.

Jungkook tuvo que regresar a casa con la excusa más rápida que se le ocurrió y huyó dejando al Dios plantado.

Dos días más tarde seguía pensando en la propuesta del dios, aunque era algo complicado, no conocía de ningún Dios que aceptara un No por respuesta.

¿Le gustaba? Por todos los cielos que sí, pero dejar todo por irse a vivir con él al inframundo, era un poco extremista.

Suspiro tratando de echar ese pensamiento, por más que llevaba pensándolo, nunca llegaba a una buena conclusión y sólo terminaba más confundido.

El beso casi lo había convencido.

-¿Me extrañas?- se sobresaltó al escucharlo atrás de él.

-¿Que está haciendo aquí?

-Vine a decirte que quiero que pienses en mi propuesta.- Debió suponer que no se quedaría de brazos cruzados.- de una u otra forma, serás mi esposo, pero quiero que de preferencia, estés de acuerdo en eso.

¿Si le decía que no, aún así lo obligaría?

-¿y si mi respuesta es no?- debía confesar que retar al dios le provocaba algo en su ser.

-Aun así, serás mi esposo.- Declaro con firmeza y sin titubear, dejando más que sorprendido a Jungkook.

Estaba completamente seguro de querer a Jungkook como su pareja por todo lo que él viviera.

Jungkook myth Donde viven las historias. Descúbrelo ahora