El sudor se pegaba a su piel, mientras un grito ensordecedor inundaba el aire, hacía demasiado que no dormía y hacía demasiado que no había tenido un instante de verdadera paz y felicidad, como el que se había permitido compartir con Caroline.
Su vida no estaba precisamente relacionada a esos dos términos; cuando no se encontraba resolviendo asuntos familiares, o las luchas de poder en el barrio, todo en lo que podía pensar era en la seguridad de su hija y desde la muerte de Camille... Su dulce, y más que amiga Camille, la culpa no era lo que se dice algo amable, por el contrario, era un sentimiento demasiado feroz, para apaciguarla poniendo la mente en blanco y fingiendo normalidad por unas horas.
Pero lo que había inundado sus pensamientos esa noche había sido algo diferente, algo tan mortal como sobrenatural, para hacerlo gritar de temor. Aunque no sabria decir si era solo miedo, o más bien un gran desconcierto, habían pasado demasiadas cosas en el momento qué su mente había bajado las barreras, para algo tan humano como descansar. Cosas extrañas, cosas que no podía explicar, aunque quisiera, cosas que no recordaba haber visto, mucho menos vivido, pues justamente parecían una parte de su historia que no recordaba en absoluto, y que por tanto podían ser un sueño maquiavélico y surrealista, o efectivamente una realidad enterrada pero... ¿ Por qué? Era la pregunta que su agitada mente se hacía, conteniendo las náuseas que aquella pesadilla le había provocado, esas imágenes eran demasiado confusas pero le resultaba difícil creer que solo fuesen producto de su imaginación febril.
Su corazón, el que él mismo dudaba existiera, después de tanto tiempo, empezó a latir con violencia contra sus costados y dolía, tanto que hasta un siervo podría oírlo, que hasta Caroline Forbes, tan arrobada como había quedado, luego de su salida con él, lo escuchaba, además de su grito ahogado y desesperado; sintiendo así ella misma, la imperiosa necesidad de ver qué había ocurrido; por la seguridad de las niñas, se dijo, aunque en el fondo y más que nada debió admitir, que si llegó corriendo hasta la puerta de su habitación, deteniéndose abruptamente al oír el sonido erratico de aquel órgano, que ella también, había dudado que tuviese, lo hacía por él.
Debatiéndose si tocar o entrar de golpe, frenandose solo al oír algo más, entre un quejido o un sollozo ¿tal vez? ¿Sería posible que él, el más grande y aterrador villano que había conocido Místic Falls, al menos hasta que llegaron cosas peores, estuviese llorando?...
Pensó en una fracción de segundo en solo llamarlo, pero al final decidió que como amigos no se detendría en formalismos y sabiendo que algo malo podría estar ocurriendo, aunque si que abrió aquella puerta con cautela, avanzando más despacio, de lo que en verdad habría querido, sin saber que podría encontrar, como si se adentrará a la cueva del lobo feroz, aunque para ella nunca lo había sido, no realmente. Todo estaba demasiado obscuro incluso para ellos.
____ k...___ intentó pronunciar su nombre con voz temblorosa, este reaccionó de inmediato a esta, a su perfume inconfundible de jazmín, deseando con cada fibra de su ser que no fuese una jugada de su mente, haciendole creer que su dulce rubia estaba allí por él, porque en verdad él le preocupaba.
____ ¿ Car... Caroline?____ preguntó también algo cohibido, a lo que ella pudo seguir la voz en las sombras, hasta la cama donde lo encontró vuelto un desastre.
Descontando el hecho que no llevaba camisa y ella claro no pudo evitar posar su vista por un incómodo segundo, al menos para ella, pues dudaba él lo hubiese notado, sobre aquellos pristinos y perfectos pectorales, antes de observar su rostro demacrado, tenso, angustiado y para nada que ver, con el siempre apuesto y arrogante híbrido dispuesto a probar sus límites.
No pudo, ni quiso evitar tomar su rostro desesperado entre sus manos, cuando él sin aviso y como un tornado se refugió entre la calidez de sus brazos, porque como toda madre, aunque fuese una vampira, Caroline siempre regulaba sus funciones y procuraba ser suave y calentita y no solo un cuerpo andante frío y sin empatía, para sus pequeñas, volvió a decirse, aunque allí en ese instante le alegraba estar así para él que sin decir nada, solo se quedó entregado a sus brazos, uno sobre el otro, rodeandose con fuerza y desesperación, como si también ella, en medio de la realidad y las pesadillas y todo lo que se suponía había perdido y ni si quiera sabía, aquella noche hacía mil un años, también fuese a desaparecer como un espejismo.
Klaus exhalaba su aliento sobre su nuca, entre sus cabellos de oro; produciendole un cosquilleo y a la vez alivio de ser quien lo consolaba, no sabía porque pero le alegraba estar allí, y aunque sus escrupulos y todo le gritaba que dejarse abrasar de aquella forma por él, era peligroso, para su corazón, para sus sentimientos que empezaban a dividirse, a difuminarse en vagas líneas y que pudieran estar equivocados y demás, precisamente en aquella habitación. Su habitación, se recordó, obscura, fría, austera, pero llena de él, de una forma que no quería ni sabía explicar no podía alejarse, no podía simplemente dejarlo o pedirle que se calmara, hasta ahora ni siquiera estaba segura de que lo tenía en ese estado, pero lo único de lo que si lo estaba era que aunque fuese un error, aunque no debiese hacerlo, por el bien de ambos, porque no era correcto y porque ellos no eran nada, nada más que amigos.
Allí en ese instante,ella era lo que Klaus Mikaelson necesitaba y no lo alejaría, ella no se alejaría, no lo dejaría y no lo rechazaría, cuando aferrado desesperadamente a esos brazos que lo acojian con pesar, y algo más, algo que temió reconocer a sí misma, la arrastró a sus también obscuras aunque sedosas sábanas, sin soltarla, con fuerza, pero a la vez delicadeza como un niño tímido pero desesperado, asustado por la tormenta que para hacer más acorde la escena comenzó a desarrollarse fuera de la mansión, un clima lúgubre y helado.
_____ No... No me dejes Caroline... No te vayas , sol... solo acompáñame, un... un segundo por favor...____ odiaba verse así y más odiaba que ella lo viese en esa fracción de debilidad, pero todo había sido muy vivido y tortuoso, como si acabará de pasar y no quería estar solo, quería y necesitaba lo que ella era, su profunda voz se tornó en un susurro suplicante, lastimero, demasiado como para que un alma blanda como la suya y un corazón que latía igual de desesperado por consolarle, pudiese decirle que no.
Se dejó llevar apretada a su pecho sabiendo que podía evitarlo, que podía negarse y que él aún necesitando ese contacto y esa cercanía la dejaría marchar, pues así era él,con ella, solo con ella.
Pero en contra de sus más sensatos pensamientos, esos que antes le hubiesen dicho huye, corre lejos de aquí, lejos de él, por ti, por tu familia,esta vez fueron sus sentimientos, los que tenía hacía él, aunque se empeñara en creer que no eran nada, los que hablaron y sin duda ganaron sobre sus temores. En un segundo habían pasado de un abrazo a enredar sus piernas suaves y descubiertas a las suyas en un contacto más íntimo, pues por alguna razón tenía la vaga sensación, que calentando su cuerpo rígido, fuera de sí, apaciguaria también sus miedos, cuáles estos fueran, ambos cayeron en una especie de pausado y suave letargo, hasta que los sollozos o temblores o miedos o lo que hubiese puesto al híbrido en tan lamentable estado, comenzó a remitir bajo su calor, su abrazo protector.
Porque allí donde él tenía las armas, el poder, la fuerza bruta inquebrantable y la astucia. Caroline en sus manos amorosas, tenía el poder más grande de todos, y era ese que con una mirada y a pesar del tiempo y la distancia, aunque pasara una eternidad aún podía podía poner de rodillas a un ser como él.
* Lean el cap con el vídeo
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The Allure Of the Darkness ( Klaroline Ficc)
Hayran KurguLo que comienza como un intento de huir de los peligros que los acechan y aprender a defender a quienes ama; termina convirtiéndose para Caroline Forbes en la oportunidad perfecta para adentrarse en su oscuridad, y descubrir asi la luz que hay en é...