Capítulo XXV-Lara Luthor Danvers-

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Lena:

Kara aterrizó conmigo entre sus brazos en el balcón de una habitación de un hotel en la ciudad, las cortinas parecían de seda blanca, solo se veía encendida una lámpara de mesa hacia el interior de la habitación.

En el balcón había un pequeño sofá, así como varias orquídeas adornando el lugar y una pequeña mesa redonda con frutas, un par de copas y unas botellas de vino cubiertas por hielo en un contenedor de aluminio.

Kara me bajó con delicadeza, sin separar sus manos de mi cintura.

L: ¿En dónde estamos? Supergirl.

K: En el piso más alto del hotel.

L: ¿Pasaremos la noche aquí?

K: Solo si tú lo deseas.

Me hizo sonreír y mis ganas de besarla iban aumentando cada vez más.

L: ¿Siempre eres así con todas las chicas?

K: Solo una posee mi cuerpo y alma, señorita Luthor.

L: ¿Y quién es esa chica afortunada?

K: Me temo que su cintura está atrapada entre mis manos en estos momentos.

L: Entonces, esa chica no puede ir a ningún lugar si no la sueltas, ¿Cierto?

K: Cierto.

Sentí las manos de Kara aferrarse con más firmeza a mi cintura, en respuesta a eso, mis manos se cierran con fuerza sobre sus bíceps y mis ojos se clavan en sus labios enrojecidos.

L: ¿Puedo preguntar por qué sujetas con tanta seguridad la cintura de esa chica?

K: Es el lugar favorito de mis manos.

L: ¿Y el lugar favorito de tus ojos?

K: Es tú mirada verde esmeralda.

L: ¿Y tú boca?

K: Mi boca ama la tuya.

L: ¿Y por qué hablas tanto?

K: Tú estás haciendo preguntas, yo sólo las respondo.

L: Pensé que tú boca amaba la comida.

K: A ti también te puedo comer, a besos.

L: Pues, no veo que lo hag...

Me atrajo rápidamente a su cuerpo, sus manos sostenían mi cintura con fuerza, pero sus labios besaban los míos con mucha delicadeza.

Inmediatamente me invadieron esas cosquillas peculiares, al sentirla tan cerca de mi y no tener la más mínima idea del siguiente paso que daría.

Una brisa fría comenzó a correr por el balcón, podía sentirla cómo unas pequeñas navajas cortando mi piel, pero no me importó, la respiración agitada de Kara, el beso intenso en el que nos fundimos y sus caricias en mi cintura y mi espalda podían mucho más que la incomodidad que me producía el cambio de clima.

Al separarnos del beso, Kara tomó un par de uvas de las frutas que estaban sobre la mesa e introdujo una en mi boca, la tomé y con discreción succione la punta de su dedo índice, sus pupilas se abrieron aún más con el contacto de mis labios y mi lengua sobre su dedo.

L: Están deliciosas...

K: ¿Quieres otra?

L: Si, por favor.

Introdujo una segunda uva en mi boca, pero no sin antes acariciar mis labios con las puntas de sus dedos índice y medio.

Seguidamente, tomó la botella de vino, la destapó y sirvió un poco en cada copa, me dió una y apenas pude mojar mis labios con el contenido, Kara había entrado a la habitación con súper velocidad, pasó el seguro de la puerta y volvió a mi nuevamente, tomándome por la cintura.

Mi Chica EspacialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora