CAPITULO CINCUENTA Y CINCO

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"Viniste"
"Me llamaste"

                         EL CAMPAMENTO SE PROLONGÓ AQUEL VERANO

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                         EL CAMPAMENTO SE PROLONGÓ AQUEL VERANO. Todavía duró dos semanas más, justo hasta el comienzo del curso, y debo reconocer que fueron las dos semanas más duras de mi vida. No me entendáis mal, me alegraba enormemente que Cronos ya no estuviera, pero después de la guerra echaba de menos muchas caras, algunas muy familiares, y otras no me había fijado hasta ahora, lo que me generaba un humor algo reacio para estar con el resto de campistas. No era culpa suya evidentemente...más bien mía, necesitaba tiempo. Me pasaba los días nadando, con Lucky o entrenando, y la mayoría de mis conversaciones eran con los hijos de Ares quienes me recibían encantados en sus entrenamientos y con los de Apolo, habían perdido a sus hermanos mayores y quería darles toda la compañía del mundo. Apenas coincidía con Percy, él estaba viviendo las dos mejores semanas de su vida, al fin salía con Annabeth y no quería amargarlos con mi tristeza.

     Grover se había hecho cargo de los sátiros buscadores y estaba enviándolos por todo el país para encontrar mestizos que aún no hubieran sido reconocidos. Por el momento, los dioses cumplían su promesa. Estaban apareciendo semidioses nuevos por todas partes: no sólo en Estados Unidos, sino en muchos otros países.

    —Casi no damos abasto —reconoció Grover una tarde. Había venido a verme entrenar y ahora estábamos sentados en las gradas de la arena, yo tomando un respiro y él, aunque no lo dijera había venido a ver cómo estaba, me sentía culpable porque por culpa de nuestra conexión empatica le estaba dando más de lo que preocuparse—. Necesitaremos un presupuesto más grande para viajes; podría emplear tranquilamente a un centenar más de sátiros.

—Sí, pero los que tienes están trabajando a lo bestia —le dije—. Me parece que les das miedo—le pique el costado.

Grover se sonrojó.—Qué tontería. Yo no doy miedo.

—Eres el señor de la naturaleza, amigo. El elegido de Pan. Y miembro del Consejo de...

—¡Basta! —protestó—. Eres tan terrible como Enebro. Pronto pretenderá que me presente como candidato a presidente.

Empezó a mascar una lata mientras contemplábamos la serie de cabañas
nuevas que estaban construyendo a lo lejos. La U que formaban las antiguas pronto se convertiría en un rectángulo completo, y los semidioses se habían aplicado a la tarea con entusiasmo.

Nico tenía a unos cuantos obreros muertos trabajando en la cabaña de Hades. Aunque él sería por ahora su único ocupante, la verdad es que le estaba quedando muy chula: paredes macizas de obsidiana, con una calavera sobre el dintel y antorchas que ardían con fuego griego las veinticuatro horas del día. A su lado, se alzaban las cabañas de Iris, Némesis, Hécate y algunas más que no identifiqué. Todos los días añadían alguna nueva al proyecto. La cosa iba tan bien que Annabeth y Quirón estaban considerando la posibilidad de crear una nueva ala de cabañas para que todas contaran con suficiente espacio. La cabaña de Hermes ya no estaba tan abarrotada como antes, porque muchos de los chicos no reconocidos habían recibido la señal de sus progenitores divinos. Sucedía casi cada noche. Y cada noche, asimismo, llegaban semidioses a nuestras fronteras, acompañados de sátiros buscadores y perseguidos por varios monstruos repulsivos. La mayoría conseguía zafarse de ellos y entrar en el campamento.

LAS CRÓNICAS DE CAS JACKSON (1)  ━ pjo (EN REVISIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora