Capítulo 14

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Rafaella.

Cuando ya es tarde me seco mi cabello con mucha delicadeza. Es muy lacio y me gusta mantenerlo cuidado.

Me coloco mi pijama y me meto en la cama quedándome dormida.

Lo recordé todo. Solo quiero buscarlo y decirle que lamento haber insinuado que me forzó a hacer algo, pero no sé cómo hacer eso.

Ebrio me gusta más.

Lo deseo de verdad. Nunca había perdido tanto la cabeza por alguien y eso que anteriormente he tomado en cantidades fuertes, pero esta vez me deje llevar.

Al siguiente día preparo mi almuerzo. Ensalada y pollo a la plancha. Algo fácil de hacer.

Me meto a la ducha porque voy a salir.

Sé que normalmente suelo controlarme mucho pero quiero hacer una locura.

Me encamino a mi Bugatti y salgo de mi edificio.

Dejo mi carro en el pase de autos del edificio al cual acabo de llegar.

-Buenas noches-le digo al señor de recepción-Busco a Máximo Kuznetsov -le indico.

-Lo lamento señorita, el señor Kuznetsov no se encuentra.

-¿Sabe dónde lo puedo encontrar o a qué hora volverá?-interrogo al hombre porque de verdad deseo encontrarlo.

-Seguro la está esperando en su otro departamento.

-¿En qué departamento?-pregunto extrañada, el parece confundido por lo que me rectifico-Claro, lo que quiero decir es que no recuerdo la dirección. ¿Me la podría brindar?

-En la esquina hay un edificio color blanco. Sexto piso.-asiento indicándole que estoy entendiendo todo-Cuando entra solo le dice que busca al señor Máximo, no mencione su apellido.

-Muchas gracias por la información. ¿Le importaría si dejo mi auto afuera?-pregunto cautelosa.

-No se preocupe. Lo cuidare.-le dedico una sonrisa saliendo de ahí.

No fue tan difícil ingresar mencionando lo que me dijo el señor de su edificio, me dijeron que ya me estaba esperando.

Marco el piso 6 esperando a que se abran las puertas.

Sigo caminando en busca del hombre al que vine a buscar y lo veo de espaldas, sin camiseta, sentado sobre un mueble.

Hay una mujer sentada a su lado acariciando su brazo de forma coqueta con sus uñas vulgares.

Me trago el nudo que se ha formado en mi garganta.

Mi bolso se suelta de mi mano y cae al suelo. Los dos voltean a verme rápidamente mientras lo recojo.

Lo miro con frialdad y me doy la vuelta saliendo de ese lugar sin decir nada.

Respiro profundamente cuando estoy sentada en mi carro.

-Terminó siendo una decepción este imbécil.-suelto con pesar.

Conduzco hasta la casa de Fabrizio.

Bajo la ventana del carro para que me vea el hombre de seguridad y me deja pasar.

Voy en busca de su despacho e ingreso sentándome en el mueble.

El levanta la mirada al sentir mi presencia.

-Necesito seguridad-le digo sabiendo que nadie se acercara si alguien me está cuidando la espalda.

Máximo no podrá acercarse, pero eso no se lo diré a Fab.

-Para eso tienes a Thiago.

-Sí, pero quiero más seguridad.-le digo cortante.

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