Capítulo 20

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Rafaella.

Ya está anocheciendo. Estoy en mi departamento esperando a Thiago. Me llamo para vernos urgentemente.

Salí volando de la casa del Kuznetsov.

Se acerca a besar mi frente y yo cierro por ojos por la sensación de sentirme en mi hogar. Protegida por mi chico de ojos verdes.

-¿Dónde estabas?-quiere saber.

-Ocupada.-no especifico el lugar.

-Me pregunto ¿Qué hacías en el edificio de los Kuznetsov?-me quedo asombrada por lo que me está diciendo.

-Devolviendo un favor.-lo miro directo a los ojos.-Te conté que alguien me había ayudado a curar mis heridas la vez que me atacaron.-le explico para aclarar las cosas.-Esa persona vive en ese edificio.

-Si. Lo recuerdo.

-¿Quién te dijo que yo había estado ahí?-digo con fingido desinterés. En realidad si quiero saber quién fue el que le dio esa información.

-Un amigo mío te vio ahí.-se encoge de hombros.

-No tienes amigos. O sea, quiero decir que sí, pero ya sabes quienes son.

-Si tengo amigos, amore.-me mira frunciendo las cejas.-No soy tan asocial.

Me causa risa lo que dice.

-En Londres tenías muchos. Todos eras una perdición.-él sonríe como si recordara todo lo que paso, pero en realidad hay varias cosas que no recuerda.-Cuando te dejaban tirado en la puerta de nuestro pent-house me constaba mucho levantarte y llevarte hasta tu cama.-me burlo de los buenos momentos donde parecía un ser guiado por la miseria.

-No eran días tan malos. Te burlabas mucho de mí. Fingías enojarte para deshacerte del trabajo que te provocaba. Francesco no ayudaba en nada.

-Él quería que te dejara durmiendo afuera. Pero yo jamás haría eso, prefería quedarme ahí contigo a dejarte solo.

-Por eso te amo.-me dice con la verdad bailando en sus hermosos faroles verdes.-Fabrizio está en camino.-desvía nuestra conversación.-Le pedí que me diera tiempo porque quería aclarar esto contigo.

-¿Abro un vino entonces?-le digo mientras me dirijo a buscar la botella del vino que más me gusta. Aunque estoy segura que ellos tomaran whisky.

Escucho el sonido del elevador y regreso a la sala.

Me recorre examinándome con sus peligrosos ojos.

Por un momento siento que puede ver hasta mis más profundos secretos, pero levanto la barrera que solo puedo derribar para le pelinegro. No puedo sacármelo de la cabeza ni por un segundo.

-Llevas mucho tiempo desaparecida.-se acerca a saludarme.-Y ya me canse de esperar.-su brazo rodea mi cintura para acercarme más y estampa sus labios en mi mejilla.

-No teníamos nada más que hablar.-le digo yendo por las copas.-Pónganse cómodos.-les señalo los sillones ya que los dos siguen de pie.- ¿Quieren whisky o vino?-les pregunto a la distancia.

-¡Whisky!-responden los dos. Ruedo los ojos porque nunca puedo hacer que tomen mi rico vino.

Vuelvo al salón principal con una copa, dos vasos y las dos botellas de alcohol.

-Toma.-le entrego a Thiago la botella de Jack Daniel's para que se sirvan. Y yo me sirvo de mi botella abierta de vino.

-¿Para qué has venido?-mi pregunta va sin rodeos hacia Fabrizio que levanta las cejas asombrado.

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