Capítulo 3

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Nos llevaron a un sitio donde dejar la ropa, esto era horrible. Vale, reconozco que soy un poco pasota y tendríamos que haber jugado limpio pero, ¿mi hermano y sus amigos me tenían que ver en pelotas?¿Tendría que ver su amigo en pelotas? Dadme una pistola, me suicido. Me fui al baño porqué Jonathan quiso cambiarse en la habitación en si. Cuando estuve lista pregunté si lo estaba y me dijo que si. Cogí una toalla y me la puse por encima y, por suerte, él tuvo la misma idea.

-Bien, tendremos que soltarlas después así que ámalas tanto como puedas.-Bajamos las escaleras y, evidentemente, los tíos miraban mi toalla con rabia y las chicas su abdomen con la baba por el labio. Nos pusimos en medio de la calle, no pasan casi coches a esa hora. En nuestras marcas que estaban echas con ceras. Había algún curioso que se aseguraba unas buenas vistas, ya salía gente de las casas. La voz había corrido y teníamos espectáculo.

-Chicos, soltaréis la toalla y cuando marqué el inicio correréis hasta el final, allí una chica os guarda la ropa y mantas con que cubriros después.-Se aclaró la garganta, todo el mundo nos miraba.-¡TOALLAS FUERA!-Las soltamos e inmediatamente tape una mano mis pechos y con la otra lo de más a bajo, lo dejaremos así. Jonathan también vi de reojo como se tapaba lo suyo, no me traumaticé por suerte. No vi nada.-3...-Tensión en las casas.-2...-Tensión en mi cuerpo.-1....-Mis pies descalzos preparados.-¡CORRED!

Corrimos como alma que lleva el diablo, sin soltarnos las manos así que nos inmovilizaban. Oía silbidos, piropos y gente que nos pedía que dejásemos de taparnos con las manos: NUNCA. La calle no terminaba, parecía infinita. Vislumbré una chica con un moño y con mis shorts, mis bragas, mi top, mi sujetador, mi sudadera, mis chanclas... echaba de menos mi ropa. Llegamos y la chica nos lanzó las mantas por encima. Íbamos como gusanos por la calle, intentando girar para ir por el parque lleno de árboles y sombras, pero unos gritos me pararon.

-¡¿Tu primer día y te desnudas?!¡Me avergüenzas!-Joe estaba rojo.-¡¿Tú, Jonathan?!¡¿Qué demonios le has hecho a mi hermana?!

Unos chicos le pararon, cuando iba abalanzarse encima de él con su puño, y empezamos a correr hacía de nuevo, el parque. Teníamos la ropa y estábamos tapados, pero solos.

-Perdón Alex, te he causado problemas. Debimos jugar limpio y ahora tenemos un marrón.-Nos quedamos un segundo analizando su frase. "No jugamos limpio y ahora tenemos un marrón", ¿en serio? Soltamos carcajadas.- Me ha salido solo, de verdad. Bueno...-miró mis sábanas y se puso un poco colorado, se miró las suyas también.-Mejor pongámonos ahora la ropa interior como mínimo.-Asentí y me escondí detrás de un árbol, tapándome con unos arbustos. Me puse las bragas y el sujetador, también la camiseta de tirantes. Como oí voces volví donde estaba él cuando lo pillé subiéndose los pantalones. Bufé aliviada y se giró de un salto como un Ninja.-Que susto por dios...

-Perdón...-respiré hondo y lo miré, seguía cubierto con las sábanas.-Primer día horrible. Pensaba que hablas con alguien y he venido. Mejor acabemos y vamos a la fraternidad de nuevo.-Asintió.-Como no me acepten los mato yo misma.

No nos hizo falta mis amenazas, me habían admitido directamente por haber tenido el valor de hacerlo. Los demás se quedaban hacer las pruebas pero me podía ir, así que me fui con Jonathan ha hablar con Joe para arreglarlo, aunque no había mucho que solucionar en verdad. Una iniciación es una iniciación, por asco que me dé.

Llegamos a la casa, donde algunos nos miraban con ojos curiosos y tirándonos los tejos a ambos, así que nos apresuramos y entramos a buscar a Joe. Tal y como abrimos la puerta, vimos a Joe saltar del sofá hacía nosotros, así que reculé cabizbaja.

-Joe, ha sido en parte mi culpa, escúchanos.-Dijo su amigo. Joe resopló y bufó, pero asintió de mala gana.- Bien, gracias. Primero, tu hermana estaba en una iniciación y necesitaba una pareja, nos encontramos y me pidió si en 3 minutos llegaríamos al sitio. Cuando empezó la segundo prueba, nos saltamos una norma en parte y ganamos, así que ella entraba directa si tenía un castigo. Como era su acompañante yo debía cumplirlo, y nos dijeron de hacer eso. Fin, no me mates, no he visto nada y espero que ella tampoco.-Se paso las manos por el pelo, nervioso.- Nadie ha visto nada, por suerte. Así que, esperemos que tanta cerveza ayudé ha olvidar eso.

La voz de su sonrisa (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora