Capítulo 14

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Mientras ellos comentaban con cuantas tías habían estado, yo escuchaba y miraba de reojo a Dallas, que permanecía callado. Cuando nos acercamos, habló.

-Bien chicos, dejad eso ya. Si aun debéis ser vírgenes, mentirosos.-Todos rieron y él también.-¿Y tu, Alex?¿Lo eres?

-No te diré si alguien a perpetrado mis shorts, estúpido.-dije sacándole la lengua. Era guapo, pero de momento un cretino. Soltó una carcajada.

-Siempre estás en guardia, preciosa.-Sonrió mirándome. Los demás estaban entrado y me bajó. Me cogió por el brazo con fuerza.-Ya verás como puedo demostrarte que soy alguien legal.

-Legalmente imbécil.-Dije zafándome de su brazo y entrando en la casa. Era gigante, típica en un pijo. Había un sofá rojo y un sillón del mismo color. Me senté en el sillón y ellos en el suelo y el sofá. Joey, el rubio, habló.

-Debemos pensar que pediremos a cambio de ella.-Me señaló y yo suspiré tapándome los ojos con las manos cansadamente.

-Necesitamos amigos, chavales. Si mis padres les gusta este sitio nos quedaremos en la uni más cercana y nos encontraríamos con muchos. Este verano debemos ser los mejores.

-No han pasado ni 24 horas de verano.-dije yo mirando a Dallas que estaba hablando.-Son solo las...-miré el reloj de la pared.-Son las seis. La fiesta empieza a las ocho y termina cuando nadie quedé en pie. No sabéis nada de este pueblo y vais de sobrados.

-¿Y que debemos saber nenita?-preguntó Chuck.

-Pues que si las tías somos unas guarrillas como decías...los tíos son unos granjeros con malas pulgas.-sonreí.-Mis dos hermanos, mis tres amigos y...-pensé en Adam pero opté por callar.-Y todos los que conozco son así. La mayoría de nuestra edad nos conocemos y ya sabrán donde estoy.

-¿Tendremos pelea?-preguntó Robert.

-Si.-Dije como si nada.-Aunque yo puedo hacer de las mías.

-¿De las tuyas?-dijo Dallas con una sonrisa pillina. Yo me sonrojé y asentí.-Bien, nosotros ya hemos gastado nuestra broma del secuestro y tu nos cubres.

Dicho eso y como si nada, se pusieron a jugar a videojuegos. Como estaban la mayoría en el suelo mirando a la pantalla, me senté en el sofá para ver mejor la televisión. Dallas se sentó a mi lado con una cerveza en la mano, llevábamos una hora sin hablar, eran las siete. Él no había querido jugar después de que lo matasen, enfadado por su perdida.

-¿Tienes novio?-dijo mirando la pantalla. Me giré lentamente sorprendida pero el no había apartado su mirada del aparato. Después se giró a mi rápidamente.-¿Qué? Estas buena y me gusta tu carácter. Solo dejó claras mis intenciones.

-Pues no lo hagas. No tengo novio ni estas en mi lista.-dije mientras la quitaba su cerveza tomaba un sorbo.-Cáptalo o muere en el intento.

-No me rendiré.-Dijo cogiendo mis piernas y poniéndolas estiradas encima de las suyas. Estaba cómoda, lo reconozco. Mis piernas estaban en una almohada áspera por sus bermudas. Le devolví la cerveza un poco perpleja y me sonrió cogiéndola.-¿Puedo besarte?

-No.-Dije secamente.-Aunque te dije que no me secuestrarás y mira, sigo aquí.-soltó una carcajada.

-Es que necesitaba que no te fueras.-dijo un poco más serio.-No suelo seguir las normas, solo lo que siento.

-Un pijo rebelde, llamen a la policía.-Se rió y yo puse los ojos en blanco, devolviéndole la sonrisa.-¿Qué estudias?

-Biología.-dijo mirando de reojo la pantalla cuando se oyó una explosión del videojuego. Volvió a mirarme.-¿Tu?

La voz de su sonrisa (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora