-¿Me has metido caca de elfo en mi comida y por eso veo a mi hermano ayudándote?-me crucé de brazos mientras Joe sostenía al dormido Cooper, William me sonrió y se encogió de hombros. Se levanta y se aleja, cosa opuesta a lo que hace mi hermano.-¿Quién eres?
-Un imbécil.-sonríe triste.-Bueno, estaba en casa, iba a correr y...he encontrado fotos tuyas del primer verano con el idiota ese.-señala a William que esta mirando el cielo sin podernos oír.-Como he odiado verte con esa felicidad en tus ojos, hermanita.-se me encoge el corazón, ese diminutivo sonó tan sincero que me quedé unos segundos sin aire.-Ya sabes que antes solo yo entendía tus ojos, y lo sigo haciendo. Te dije que te alejaras de él y ahora veo que nadie te hace más feliz. Llevo estos años esperando que tu brillo vuelva, que mires así a Adam, pero no lo consigo. Sigo intentado que mamá me vea como un jugador de provecho, que papá este orgulloso, pero no da sus frutos. Sigo probando que te acepten por los dos, pero no será así nunca.-me abraza con fuerza.-Te he echado de menos.
-Y yo Joe.-le devuelvo el abrazo. Después de años, vuelve nuestra relación.-pero me gustaría que Cooper siguiera con vida.-nos separamos y Cooper sigue dormido, con el pulgar en su boca. Sonreímos ambos.-¿De verdad todo el mundo ve que estoy tan triste?
-Serás buena cantante, pero pésima actriz.-resopla.-¿No podías elegir a uno menos William McLaggen?-reí y él sonrió.-Anda, ve con él. Mañana será un día muy sorprendente.
Sin comprender nada asentí y me fui con William, quien me sonrió.
-¿Lista para ser una fugitiva?-ensanché los ojos.-Vamos un poco lejos, a divertirnos en la ciudad.
***
Supongo que podría decir que comimos helado y fue estupendo, pero sería mentira. No recuerdo haber mojado a tanta gente con globos de agua ni prender tantas bolsas con excrementos para que la gente lo pise nunca. Ni tan solo entendía porqué nos subimos a unos árboles y asustamos a una pareja en plena acción. Los pobres gritaron y se dieron golpes entre sus frentes. La chica terminó con el labio lleno de sangre y William con risas locas.
Cuando iba a mirar el reloj, me quedé petrificada. Eran las nueve. Es decir, llevaba como ocho horas molestando a gente y ni lo había notado. Estábamos mojados, sonrientes y con las manos llenas de tierra. Llegamos al porche de casa, donde nos detuvimos. William se rascó la nuca nervioso y yo sonreí.
-Bueno, debería irme...-comentó y yo asentí con la cabeza gacha.-Pero no quiero.
-¿Y qué hacemos?-pregunté divertida, él sonrió traviesamente. Se acercó mucho a mí, hasta que tenía su cara encima de la mía. Nuestros ojos estaban fijos en los del otro pero nuestros labios no se llegaban a tocar. Notaba que estaba indeciso, yo también.-Quizá esto es imposible.-sentencié con mirada apenada.-Quizá nos quememos si jugamos demasiado.
-¿Sabes cuál es el problema?-negué y se acercó un milímetro más sonriendo.-Que amamos quemarnos jugando.-Y junta nuestros labios. Es rápido y corto, fugaz. Se aparta de mi sonriendo y con una mirada confiada, pero no entiendo sus intenciones. Roza mi mejilla con sus manos y se gira, para irse tranquilamente por donde ha venido. Se gira un momento y me mira.-Pero nunca confiaremos en ganar a las llamas.
Sigue caminando, alejándose. Suspiré, pensando en que hacer. Se exactamente que hacer, lo mandaré todo el cuerno. Corrí tanto como pude hasta llegar hasta él y lo rodeé desde la espalda con mis brazos, por la cintura. Se detuvo de golpe y giró un poco la cabeza para mirarme de reojo sonriendo victorioso.
-Eso lo dices por ti.-digo y dejo de abrazarle porqué se gira, de cara hacía mi. Sonrío.
-No, lo digo...-le cojo del cuello de la camiseta y junto nuestros labios con fuerza. Es salvaje, noto como el tensión de años se acumula en nosotros y me sujeta con fuerza por la cintura, levantando mi cuerpo a unos centímetros del suelo. Rodeo mis piernas en su cintura y mis brazos rodean su cuello. Camina conmigo sin detenernos y saca unas llaves de su pantalón. Reconozco la casa sin dudarlo. Abre la puerta y entra conmigo en brazos, cerrándola detrás suyo con el pie. Me llevaba al salón y me deja en el sofá, poniendo su cuerpo encima. La ropa cae a un ritmo alarmante y no estoy orgullosa de como terminó.
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La voz de su sonrisa (Editando)
Fiksi RemajaAlex siempre ha sido esclava de su familia y de su pasado. Ha conseguido sobrellevar toda la oscuridad que tenía y la ha cambiado por simple carácter. Esa coraza y tapadera, se empieza a quebrar al inicio de su carrera universitaria, donde conoce el...