Capítulo 8

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Alexandra:

Me dolía la cabeza, no recordaba nada desde la mitad de la canción de "All I want for Christmas is you". Miré el techo y no vi mi pared melocotón, vi una verde. Note frío debajo de las sábanas y vi mi cuerpo desnudo, al lado de la cama, todo de ropa. No solo ropa mía también de chico. Puse los ojos como naranjas al ver la bufanda de William junto a mi sujetador. Helada, me giré hacía la derecha, para ver la espalda de un hombre. Reconocí ese pelo al instante, ese maldito pelo castaño rapado. Ese maldito William. Me puse blanca y me aparté en silencio, haciendo que me cayera de la cama de espaldas, provocando ahora si un estruendo de mil demonios.

-¡Auch!- Me rasqué la nuca, me dolía. El cuerpo del chico se giró y se acercó al borde de la cama, yo me tapé con una prenda de ropa que ni mire, solo quería que no me viera más veces desnuda. Me miró y sonrió.-¡¿Qué pasó a noche?!

-Un polvo que te cagas, eso pasó.-Me puse como la leche, el paró de reír y me miró sonriendo.-No sabía que eras multi-orgásmica, eso mola mazo.

-No puede ser...¡Estaba borracha pedazo de imbécil!-Borró su sonrisa y se acercó, tapé mis ojos ante su desnudez.-¡PONTE ROPA!

-Pero si ya te lo he visto todo...-le fulminé con la mirada y suspiró.-Vale, vale.-Se puso unos boxers y se sentó delante mío en el suelo.-En el bar me besaste como si no pudieras respirar, eso no lo recuerdas, ¿no?-negué y bufó.- Después te metiste en mi habitación y me pediste sexo, no es broma. Te dije que te enfadarías hoy, pero no te importó.-"¿Qué yo que? Por dios, estoy mal..."- así que... sufriendo y haciendo caso a tus plegarias, me lo monté. Bien, no creo que fuera tu primera vez, ¿o si? Si lo era... créeme, eres una diosa en esto.

-¡Eres un cerdo que abusa de las borrachas!-una lágrima cayó por mis mejillas.-¡Me has quitado mi virginidad y ni lo recuerdo!¡Eres un cerdo!¡He tenido muchos novios pero tu...TE ODIO!-Me lancé hacía él con la intención de impactar mi puño contra su pómulo, pero lo frenó rápidamente. Lo miré estupefacta, tenía una mueca de enfado.-¡Muere imbécil sinvergüenza!¡Me deberías haber dejado en mi cuarto!

-¡Te gusto un montón!¡Reconócelo!

-¡Antes dejo que me amputen los brazos!-me miró un poco dolido.-¡Tu solo te follas a las tías y ya está!¡No soy tu juguete!

-¡No serás tu la que recordará el mejor sexo en mucho tiempo con alguien que le gusta, imbécil!¡¿Quién será el juguete?!-bajé mis brazos, que luchaban para llegar a su cara y gire la cabeza confundida.

-¿Has dicho que te gusto?-puso los ojos como platos.-Lo has dicho.

-Debes seguir borracha, vete a la mierda.-Se quiso levantar pero le cogí por el hombro, bufó.-¿Qué?

-Lo has dicho, lo has dicho. Has perdido contra mi hermano, yo debía enamorarme de ti.¡Ha perdido William McLaggen y se a-me tapo la boca con su mano. Lo miré confundida.

-No lo digas, tengo mi reputación. Solo eras un juguete, un objeto sexual. Follas genial, me llamas y repetimos. Por cierto, ayer en el bar un tipo de una universidad vino, una de talentos. En tu pantalón hay todo. Quiere hacerte una prueba.-Se levantó y empezó hacer la cama, lanzó su ropa sucia en la cesta, junto con la mía. Me dio una tarjeta con lo que me había dicho él. La dejé confundida en su mesilla de noche y me levanté, él se dirigía fuera. Se giró y me miró.-Ya lo hemos hecho, no debes ser mi amiga más.

-No hemos hecho nada, simio imbécil.

-Te he quitado tu virginidad, eso es hacer algo. No sé que diría Adam de todo esto. Es tu futuro marido, a fin de cuentas.

-Tu no creías en eso. Tu lo dijiste, tu me apoyaste...-me miró implacable, negó y me derrumbe. Confiar, ese estúpido verbo que no sirve para nada.-¿Te peleaste con mi hermano por nada?

La voz de su sonrisa (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora