-...Y entonces pensé:¡Anda, que elefante borracho más simpático! Porqué todo el mundo sabe que sus chistes son los mejores.-Salté como un resorte y mis dos amigas estallaron en miles de risas.-Llevamos un buen rato así, viendo como no nos hacías caso.-Comentó Margaret, Leah, reía mientras daba una vuelta por la rotonda. Puse una mueca para parecer enfadada pero la risa se contagió hacía mi rostro.-¿En qué pensabas?
-En todo y nada.-le respondí aun con mi mirada en la ventanilla. Estábamos en la autopista y Leah se puso al lado del coche de Dallas. Miré hacía ellos y vi como Louis señalaba molesto a William, mientras los otros suspiraban. Dallas le bajó el dedo y se puso de nuevo en su sitio. Noté como estaba tensó desde mi asiento.-Mirad, están molestos.-señalé el coche negro de Dallas, sentí un gran peso encima mío.-Margaret, ¿podrías no asfixiarme?
-Tu me has puesto en modo cotilla.-dijo sin mirarla. Leah rió negando con la cabeza.-¿No quieres saber que hace tu novio, pelirroja? Pues no te rías tanto, Ariel.-solté una profunda carcajada.-Tu "Eric" está en ese coche así que no hagas como que no quieres saber nada.
-Dime que hace, anda.-comentó con voz melosa. Jeremy sonreía a William y le comentaban algo, él asentía y miraba sus manos distraído.
-Nada, que sosos.-suspiró y se volvió a sentar, molesta.-Si hacen algo divertido avisa.-Asentí con una sonrisita.-Pues, como decía, creo que deberíamos hacer que cantases algo para la boda, porqué, eres cantante.-continuo la rubia, me giré asombrada.-¿Eso tampoco le has prestado atención? Da igual, ¿qué te parece?
-Si, supongo.-sonreí un poco y ella sonrió de oreja a oreja.
-Bien, porqué tengo unas ideas y...-su voz se perdió, porqué estaba concentrada en la ventanilla. Todos hablaban mirando a William, éste estaba callado con una pequeña sonrisa. Miré al piloto y vi Dallas serio y concentrado en su conducción.
Era un gran amigo, una gran persona, todo y ser un poco pervertido. Su cabeza se giró un poco y nuestros ojos se cruzaron. Hizo una pequeña sonrisa y me guiñó un ojo, yo saludé con timidez sin que me vieran las otras chicas ni los tripulantes de su coche. Empezamos una guerra de pequeñas caras tontas, aguantando las ganas de reírnos. Desde dos coches distintos, desde dos mundos distintos. Quizá era eso, quizá solo había de encontrar un puente para llegar a los demás, y no esperar que mi mundo fuera el único sitio donde viviría. La bombilla se encendió y me giré hacía las chicas, emocionada.
-¡Tenéis razón!-grité. Ellas se giraron con el ceño fruncido.
-¿Pero no decías que el pez era horrible?-dijo Leah. Fruncí el ceño y ellas dos relajaron las facciones.-Ah, no era eso de lo que hablabas.
-No.-confirmé.-No debo esperar que me consuma mi existencia, debo hacer que los demás me saquen de ella. No puedo luchar sola porqué no soy fuerte. Yo debo dar un paso, sino nunca podré avanzar.-Margaret sonrió.-Siento darme cuenta tan tarde. Siento haber sido una imbécil por cuatro años.
-Por toda tu vida.-dijo Leah riendo.-Pero no pasa nada, peor sería que nunca lo entendieras.-asentí.-Anda, vuelve a tus pensamientos que te hacen sacar grandes ideas.
Miré a Dallas, que estaba al frente conduciendo. De reojo me miró y le levanté un pulgar, moviendo mis labios con la palabra "Gracias" en ellos. Él arrugó la frente con interrogación. No importaba, me había ayudado sin saberlo. Me hundí en mi asiento con una sonrisa en mis labios.
-Margaret
-¿Si?-me preguntó ella.
-Ya se que canción cantaré.-y sonreí con cara de travesura, estaba preparada para luchar.
Dallas:
No entendí en ningún momento porqué Alex había dicho gracias o que había ocurrido en esos segundos, pero me alegraba que hubiera hecho algo sin saberlo. Miré de nuevo el coche de Leah, y encontré como ella estaba con cara traviesa hablando y gesticulando con las manos. Sonreí ante sus divertidas muecas, pensando en como me gustaría verla así siempre.
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La voz de su sonrisa (Editando)
Novela JuvenilAlex siempre ha sido esclava de su familia y de su pasado. Ha conseguido sobrellevar toda la oscuridad que tenía y la ha cambiado por simple carácter. Esa coraza y tapadera, se empieza a quebrar al inicio de su carrera universitaria, donde conoce el...