Adam:
-¿Qué? Obviamen.-La miró con una sonrisa pícara y suspira, pone una sonrisa falsa.-Claro, cielo.
Estuve nadando en la piscina mientras ella se excusaba porqué ese chico que vive junto a ella le pedía algo de letras. La contempló desde el agua, con las luces ya encendidas. No tiene un cuerpo muy esbelto, ni las mejores curvas, es más, tiene michelines, pero ella no me quiere. Todas no ven mi personalidad, ven al chico de las flores y los dientes color perla. Ella no me soporta, y eso me frustra. No la odio, me encanta, pero es un reto para mí, nada más. Veo como en un momento el chico se acerca a ella y le dice algo coquetamente, ella pone los ojos en blanco y le da un cariñoso empujón hacía atrás, para volver a su clase de lengua con una pequeña sonrisa asomando por su comisura. ¿Por qué a él no le grita? Seguro que ha pasado algunas barreras pero...¿en tan poco tiempo? Eso no lo permitiría, por nada.
Cuando me mira con sus besos y sonrisas, no lo hace por ella, lo hace por miedo. Prefiero sus golpes que son sinceros a tanto amor mentiroso. Me salgo de la piscina y me siento junto a ellos, que me esperaban para darme un pijama. ¿Por qué accedí a la boda? No lo sé. Estaba borracho, mi familia es una falsa y decidieron enderezarme. Cuando conocí a Alex era un monstruo, peor que yo. Tenía heridas por los brazos y algunas vendas. Llevaba ropa ajustada, que la hacían verse un poco dejada y chica fácil. Antes de nada, se rió amargamente y vi como se bebía de un trago una copa de whisky entera, con una sonrisa en sus labios. Nunca me dio gracia, siempre tuve miedo. La encerraron en ese sitio. Salió con falda que subía un poco por encima de las rodillas. Llevaba una top y una sudadera con cremallera. Una cola alta y unos libros en sus manos. No habló más. No volvió hablar en meses, nadie lo consiguió. Cuando su hermano volvió del año en Francia de estudiar, Hunter, le miro y le dijo:
-Reservé mi voz por alguien y no fue en vano.
Amé esa voz. Tenía una mirada fría, una mirada cansada y dolorida, pero siempre brillaba sus ojos para Hunter. Decidí que después de tanto tiempo, debía saber quién fue el monstruo de mi futura esposa.
-¿Alexandra? Era una chica viva, con vitalidad y risas. Iba a fiestas y sacaba buenas notas. Tenía una feliz vida y bueno, decidimos ponerla seria y elegante. Ella trabajaba de cantante en un sitio de pequeños artistas con un amigo. Ella no quería dejarlo, así que hablamos con su abuelo. Ella le amaba, le adoraba. Los dejamos solos y cuando volvió, rompió un jarrón y se fue con aires de asesina.-la señora Collins suspiró.-No sabemos que sucedió.
¿Qué paso? Solo lo sabe ella. Siempre me odió, nunca cambió el sentimiento. Ahora la miraba, con una sonrisa en sus labios y con los puños pegando a alguien. El chico reía, ella no le hacía daño. Me imaginé que su relación empezó igual que conmigo. Alejandra se acercó a mi:
-Sal, serás una pasa resfriada.-Me lanzó una toalla en la hierba y obedecí. Intenté oír lo que decían.-William, no te emociones tanto.
-¡Vamos, eso no me lo puedes decir! Me se el temario de literatura, solo me quedan dos más y me has pedido sexo duro!
-Era una actuación, memo egocéntrico.-Sonreí, me gustaba su forma de insultar.-Morirás solo.
-Bueno...¡PERO TENDRÉ SEXO DURO CONTIGO!-Soltó una carcajada ella, él la contemplaba con una sonrisa pícara.-Mudita, eso te encantaría, mi torso desnudo. Tu desnuda, en fin, que ya te he visto pero...-Se lanzó encima de él pegándole y se revolcaron pegándose, él evitando y ella dando.-Esta bien, no decir Mudita ni desnuda en una misma frase.
-Llorarás por el mero hecho de tu existencia.-Siguieron con los golpes, me empecé a poner celoso. Cogí por el brazo a Alex y la rodeé, los dos me miraron sorprendidos.-¿Qué haces Adam?
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La voz de su sonrisa (Editando)
Teen FictionAlex siempre ha sido esclava de su familia y de su pasado. Ha conseguido sobrellevar toda la oscuridad que tenía y la ha cambiado por simple carácter. Esa coraza y tapadera, se empieza a quebrar al inicio de su carrera universitaria, donde conoce el...