La voz de su sonrisa (Editando)

Capítulo 20

William:

Decir que estaba en shock era quedarse corto, estaba pasmado, ofuscado y preocupado. Se durmió, Alex, encima de mi rápidamente. Yo no podía hacerlo. Me sentía mal por ella, por saber como puede llegar a sufrir una persona. Siempre pensamos que lo que vemos en las noticias y las películas no nos ocurrirán a ti ni a tus seres queridos pero, allí, rompiendo la teoría, mi novia tenía una familia a la antigua, que vivía de las apariencias a tal extremo de odiar a sus hijos sino conseguían sus propósitos. Su hijo mayor estaba desesperado por un pedazo de amor, su hija mayor no podía hacer un error sin temblar al pensarlo. Si seguíamos diríamos que su hijo menor se volvió un superdotado con problemas de control y con mucho complejo de hermano por Alexandra. La niña pequeña solo sabía que tenía asma, pero, ¿qué le sucedería?

Alex, sin embargo, sonreía mientras lo contaba y no se ponía nerviosa. Le dolía mirarla a los ojos, puesto que no tenían su habitual brillo cuando hablaba de su familia."Porqué ya no me importa, mi madre, mi padre, siempre han sido así y, con el paso de los años, uno se acostumbra a vivir con alguien que lo odia e incluso lo quiere." Esas palabras le habían dejado sin aliento.

¿Puedes llegar a amar alguien quién siente un odio por ti tal como la muerte y, aun así, no darle importancia? No la comprendía. ¿Puedes amar a una persona que te sacrifica por su amor hacía sus padres sin darse cuenta que ya tenía alguien que le quería, Alex?¿Se puede llegar a ensuciarse las manos, con sangre si es necesario, por alguien quién es indiferente a tu presencia durante toda tu vida y que un día, como por arte de magia, se da cuenta de cuan importante eres? ¿Puede una persona perdonar tanto que, cuando la hieran ya no sienta dolor porqué tantas cicatrices anteriores le han cubierto toda la piel?¿Puedes tan siquiera sonreír por el hecho de que alguien te abandone, que alguien quiera tu muerte, como si no fuera nada? Tantas preguntas me hacía que iba a volverme loco, loco de atar. No comprendía hasta ese momento como de paciente y fuerte puede ser alguien. Ella misma se aguanto sus quejas de la limpieza todo el verano con una sonrisa en su cara. ¿Puede alguien sufrir tanto que no le importe perder su orgullo por amor?

-Te va a salir humo por las orejas.-dijo Alex en el silencio de la noche, dentro de la cama.

-¿Estas despierta?

-Estaba completamente segura que todo lo que te he dicho no te dejaría como si nada, te conozco.-se giró y me miró, podía ver sus facciones a través de la luz de la luna que entraba por la habitación.-William...

-¡Es que no lo comprendo!-dije nervioso.-Mi familia se pone un poco firme, si, pero no como la tuya. No me quieren ver muerto ni me casan con capullos. No me...

-¿Odian?-sonrió.-Eso es lo de menos, no es gran cosa. Cada uno con sus nudos tarda lo que quiere en deshacerlos. Estoy bien.

-Alex.-ella asintió y yo miré de nuevo el reloj de la mesa.-Felicidades, tienes 19 años.

-Vaya manera de empezar mi cumpleaños.-soltó una carcajada dulce y tocó mi mejilla con la palma de su mano.-Gracias.

-¿Por?

-Por no perder la fe en mi aun sabiendo lo que sabes.-me besó en los labios tiernamente.

-¿Por qué debería hacerlo?

-Demasiadas personas lo han hecho.-sonrió de nuevo, su mirada bajó un poco, hacía mi pecho.

Nos quedamos en silencio, mirándonos. No sabía como actuar, que hacer. Pensé que si la besaba haría algo, pero me contuve. Noté los dedos de sus pies removerse bajo las sábanas, hizo un gran suspiró negando, aun sin levantar la vista. Sabía que contar tantas cosas dolorosas de golpe debía ser incómodo y molesto. Luchaba contra su ser interior, se notaba. Se levantó de golpe de la cama, dando vueltas por la habitación del hotel del medio de la carretera. Se paso las manos por su pelo negando, iba rápida. Iba de una pared a otra sin mirar a nada, sus manos descendieron delante de su rostro y se oyó un murmullo de su voz.