Capítulo 16

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-Pues no durará mucho, se va a casar estúpido.-Soltó Joe bufando. Dio media vuelta y, antes de irse, gritó.-¡Espero que recapacites, Alex!

-¿Así que no podré quitarte el tío de tus pensamientos?-ella soltó una carcajada mirando a Dallas. Seguía rascando la parte trasera de mi cabeza, cogiéndose a mi corto y rapado pelo castaño. Negó sonriendo y él bajó la cabeza.-En fin, cuando lo dejéis me avisar y nos damos un revolcón.

Se fue, solo quedaba Hunter.

-Creo que eres un buen tío.-suspiró.-Pero le has quitado la pureza a mi hermana y esta prometida. Mis padres os matarán.-Me sorprendí de su pluralización.-En fin, Alex, si os puedo ayudar lo haré. Como os complicáis los universitarios.

-Eres el mejor.-Le dijo a su hermano y corriendo a sus brazos. Él la rodeó. Era una torre musculada y solo tenía 15 años. Me preguntaba si crecería más, aunque tampoco fuera Alex una gran meta que alcanzar a lo que refiere altura. Hunter suspiró y asintió, después se fue y ella cerró la puerta, yo seguía paralizado.-¿Te ha comido la lengua el gato?-sonreí y ella también. Miró el reloj y yo seguí su mirada.-¡Mierda! Son las dos, llevamos medio día dormidos.

-Bueno, pues comamos.

Y así empezó esa relación. Con una ensalada de pasta y una manzana, porqué no había dos. Cuando nos dimos cuenta ya era agosto, un mes desde que salíamos y, que mes. Podía asegurar que mi novia, sonaba muy bien esa palabra por cierto, era la novia que me consentía más. Venía a dormir a mi casa siempre y hacía la mayoría de cosas que le pedía. Desde hacer la comida hasta otras cosas para mayores...y es que siempre tenía tiempo para mi con su sonrisa dulce y su medio cincuenta y ocho. Esa leona en cuerpo de chica era la novia más preciosa que había tenido.

Me desperté en mitades de agosto desde la cama de matrimonio. Estaba desnudo pero hacía calor. Olía a tostadas y abrí los ojos, las diez. A mi lado las sábanas estaban abiertas pero el cuerpecito de Alex no estaba en ellas. Me levanté y, silenciosamente saqué la cabeza por el salón desde las escaleras. No había nadie y me puse a la pared que daba a la cocina, espiando. Encontré a Alex con una camiseta mía que le iba por las caderas. Estaba canturreando y las chanclas chocaban por las losas de la cocina. Cogía una tostada y la untaba moviendo las caderas al ritmo de la música. Dio una vuelta con el plato en la mano y lo dejó en la mesa. Abrió la nevera y sacó el zumo de naranja que ella había ido a comprar el día anterior por la tarde. Puso la botella naranja y otra blanca, debía ser leche, y las dejó en la mesa. Después sacó una bolsa con dos Donuts y puso uno en cada plato junto a las tostadas. Paró de canturrear y se limpió las manos recién lavas con sus piernas. Se le subió mi camiseta por detrás pero no se dio cuenta. Llevaba unas bragas blancas, aunque yo no recordé haberle quitado esas la noche pasada. Sonreí pícaramente ante mi propio pensamiento, si era un pervertido. Solté una risita traviesa y ella se giró de repente con una mano en el pecho. Soltó todo de aire y suspiró.

-Casi me matas del susto.-dijo besándome en la mejilla. Yo seguía un poco en mi mundo.-¿Qué es tan gracioso?

-Tu ropa interior.-Se sonrojó y yo solté una carcajada.-No me acordaba que te habías llevado ropa a esta casa y me e emocionado de muchas formas.

-Bien, pues genial.-Dijo cerrando los ojos y asintiendo como si fuera normal.-Si te pones calzoncillos también, ¿no?-miré mi cuerpo, seguía como mi madre me trajo al mundo y sonreí avergonzado, mientras me rascaba la nuca. Ella ponía las servilletas dándome la espalda y la abracé por la cintura desde detrás.-Willy, tengo hambre.-Le besé el cuello desde detrás y suspiro.-Tengo mucha hambre.-le besé la oreja y se giró, mientras yo seguía sosteniéndola por la cintura. Me miró y sonrió tímidamente. Me besó en los labios con ternura y me puso la mano en la mejilla.-Tengo muchísima hambre.

La voz de su sonrisa (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora