Capítulo 28

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Alex:

Mis parpados eran reacios a abrirse y escuché risitas, a parte de un peso en mi hombro derecho. Con fuerzas y trabajos mi ojo derecho se entreabrió y miré que había a mi alrededor. Estaba en el coche y veía como Margaret le decía cosas al oído a Dallas, mientras reían. Seguro que era por nosotros. Miré mi hombro y William dormía plácidamente sobre mi clavícula, aferrando su mano a mi antebrazo. Volví mirada sorprendida cuando Margaret besó ligeramente a Dallas en los labios.

¡¿Por qué se besaban?!¡¿No se odiaban?! Claro que no, llevaban todo el rato en el coche coqueteando y sabía como de rojo se ponían el uno con las cosas que decía el otro. No me pensaba que irían tan rápido pero, bueno, las cosas se habían ido así. Margaret miró atrás un momento y yo cerré mis ojos de nuevo. Ella suspiró y volvió a su conversación con Dallas. Me sobresalté cuando William subió su cabeza y la colocó debajo de la mía, encima del hombro y apoyado en el colchón del asiento. Un brazo se cayó por mi cintura. Notaba sus labios demasiado cerca de mi oreja, y su aliento golpeaba en este.

-No les molestemos...-dijo susurrando, me estremecí.¡¿Cuándo tiempo llevaba despierto?!-Llevo diez minutos despierto, no te asustes. Aunque ha sido una agradable sorpresa estar a tu lado dormido.-noté como Margaret nos miraba, yo cerré los ojos.

-Mira como duermen, si parece que se están besando.-dijo la chica rubia. Mis mejillas hablaron por si solas.-Hasta se pone colorada durmiendo, que tierna.

-No tanto como tu.-comentó Dallas poniendo una mano en el muslo de ella y besándola.

-Siento no poder decir lo mismo.-rió Margaret y Dallas soltó una sonrisa genuina.-Mira, allí hay sitio para aparcar.

Llevábamos como una hora y media completamente dormidos. Miré que hora era, las cuatro de la tarde. Cuando pararon de besarse bostecé y alcé mis brazos, haciendo que Margaret volviera a su sitio con rapidez mientras Dallas sonreía al aparcar. William se apartó frotando sus ojos y nos miramos. Sonrió y yo aparté la vista, abriendo mi puerta y saliendo para estirar mis piernas.

-Que cabezadita me he echado.-comenté y miré a Dallas y Margaret.-Espero que no me perdiera nada, ni me di cuenta.

-¡NO!-gritaron al unísono. Me crucé de brazos, frunciendo el ceño como si estuviera confundida. Margaret habló.-Quiero decir, que no pasa nada.

-Bien, haberlo dicho así.-le respondí mientras ellos se miraban con las mejillas rojas.-¿Vamos?

-¡Alex!-gritó una voz grave detrás mío. Me giré para ver un chico alto, con pelo oscuro con la misma sonrisa sincera de siempre.-¡No has crecido nada, enana!

-Un respeto a tu hermana mayor.-le dije dándole un golpe en la nuca al no llegar a su cabeza. El rió y yo sonreí.-¿Cómo va todo por aquí?

-Pues la verdad es que...

-¡¿Quién a llegado?!-dijo una voz chillona. Vi a Sophie corriendo por el jardín y se detuvo al verme.-Ah, hola Alex.

-Hola bicho.-sonreí y me acerqué para bajarme teniendo mi equilibrio en las rodillas.-¿No me abrazarás?

-¿Es necesario?-escupió fría. Todos se quedaron incómodos y yo volví a sonreír negando.-Pues no, no quiero tocarte.

-Vale.-dije poniéndome de pie de nuevo. Me giré sobre mis pies y vi como Leah aparcaba. Salió del coche enfadada y nosotros fruncimos el ceño confundidos.-¿Qué pasa, Leah?

-Yo te diré lo que pasa.-me comentó molesta. Abrió la puerta del copiloto y Jeremy cayó en la hierba, completamente dormido. Abrió una de las puertas de pasajeros y de esta cayó Stuart, también dormido.-Y, espera.-Fue a la otra puerta y abrió, mientras Louis se precipitaba en el frío asfalto. Ella puso una mano en su frente y se aguantó en esta.-Llevo una hora y media con tres hombres que roncan como morsas.

La voz de su sonrisa (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora