Capítulo 10

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La encontré caminando con su copa al lado de la piscina, haciendo equilibrios mientras ponía un pie detrás del otro y tenía sus brazos alzados.

-¿Tengo madera de cantante?-se paró aun con los brazos al aire y giró su cabeza hacía atrás, tenía una sonrisa pequeña y dulce. Sus mejillas estaba rojitas por la bebida.-Sé sincera.

-No, eres horrible. Aunque tus bailes y tus caras han hecho que no se notase. Sé bailarín.-Tomó un sorbo y siguió su juego de equilibrio. Me puse a su lado a caminar normal.-Ya veo que alguien te ha robado el corazón, pobre.

-¿Por?-dije con el ceño fruncido, me miró con una sonrisa sincera.

-Porqué te tiras a todo lo que se mueva, sin escrúpulos ni remordimientos.-Me clavó un dedo en el pecho con fuerza, un poco más seria.-Eres un cerdo y de los grandes.-Me dolió, claro. Ella me gustaba joder, me dolió. No se había dado cuenta así que opte por no decirle mi amor por ella, noté que no sería bien recibido.- Espero que no le quitas la virginidad borracha, como a mi.

-Tu me lo pediste.

-¡No se hace caso a una chica bebida!-alzó los brazos gritando. Estaba cabreada.-Encima soy de usar y tirar para ti.-Me empujó aun con su bebida en la mano y me aparté un poco.-¡Cómo te odio por hacerme eso!¿Por qué no eres menos...menos...-suspiró soltando una lágrima.-...tu? Te conté todo y te confíe como amigo, como un puto amigo, imbécil. Después, solo me dijiste que querías follar conmigo...¿qué crees que soy?¿idiota?¡No lo soy!¡He dejado a un tío en coma y quemé mi instituto, de tonta no tengo nada!-tragué saliva. Cada vez estaba más alterada. Le cogí las muñecas con fuerza.-¡Suéltame!¡Suéltame!¡Te odio!¡Muérete!-La besé para que se callase en ese mar de lágrimas donde habíamos llegado. Tenía los ojos abiertos mientras nos besamos, estaba sorprendida. Aun la cogía por las muñecas con los brazos al aire, con nuestros rostros rozándose.-Te odio...Para de besarme, para de acostarte conmigo y para de hacer esto.

-Ojala pudiera olvidarte, Alexandra Collins. Ojala de verdad fueras de usar y tirar, ojala lo fueras. Tu tienes toda la culpa, yo te odio a ti. Te odio por hacerme quererte, cuando quise siempre ser un pájaro libre. Ahora soy un pájaro enfermo, que te necesita para vivir. Necesito tu ser, todo de ti. Moriré en pena por no tenerte, así que perdóname.

Me miraba estupefacta, me deshice de sus muñecas y bajamos los brazos. Suspiró al ver su vaso en el suelo. Me apartó de un manotazo y se fue dentro. Rogué porqué estuviera muy bebida, solo por eso. Por suerte, así era.

Cuando volví a entrar llevaba una botella entre sus manos y estaba sentada alrededor de un circulo de gente. Se terminó la botella de una forma muy impactante y la dejó en medio del circulo. La botella, a eso jugaban.

-Christian.-Dijo ella riéndose. Volvió a girar la botella.-Margaret. Que dure.

Se levantaron y se dieron el lote. Al cabo de dos minutos los separaron a carcajadas y volvieron a su sitio. Esta vez, le tocó a una chica con el rubio, que no se cortó en tocarla en sitios pervertidos. Después le tocó a Alex, yo miraba impaciente quien era su pareja. Le tocó a alguien que no vi bien, me acerqué. Cuando divisé el estúpido cuerpo del nadador, sentí un escalofríos. Kurt se levantó con una sonrisa Casanova y le besó. Noté perfectamente como ella se dejaba tocar, con los ojos vidriosos por el alcohol. Le metió la lengua hasta el fondo y ni se inmutó. Sin dudarlo le tocó el trasero y ella no dijo nada, no se movió. Su amigo les separó y ella le susurró algo en el odio. Vi como sonreían y asentían. Alex se levantó y volvió al cabo de un turno, con una bebida y una sonrisa. Tocó a Kurt en el hombro y subieron al piso de arriba. Decidí seguirles con discreción, para informarme, solo eso. Oí la conversación en mi habitación y la del tipo con claridad.

La voz de su sonrisa (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora