¿Qué pasaría si la mejor amiga de Mitsuya tuviera que lidiar con las nuevas integrantes de la ToMan?
En una historia donde todo es predecible, nada es lo que parece.
Estiré el brazo para coger el móvil de la mesilla, y claro, le di un manotazo al despertador, y cayó al suelo.
-Joder- tuve que levantar la cabeza de la almohada para buscar más rápido. Acostumbraba a dormir bocabajo, y estando en una posición tan vulnerable, moverme me costaba más.
BESTO FRENDO ¿Te has vuelto a dormir? Jajaja
Preguntó mi mejor amigo.
Un "buenos días princesa" también lo acepto
Respondí.
Pero era verdad, tenía que ir a clase y mi imagen por las mañanas era deplorable, siempre despeinada y con los ojos achinados, me costaba mucho abrirlos hasta coger la forma almendrada.
Bajé a la cocina para encender la cafetera y ahorrar tiempo mientras me duchaba, lo que más me gustaba hacer. Me encantaba el gel de mora que hacía años me había comprado mi abuela, desde entonces es el que uso, y además, crea mucha espuma.
Después de jugar a hacerme bigotes con el jabón, salí rápido y me sequé, me maquillé lo justo porque me gusta parecer natural, y fui a por la bebida para seguir preparándome.
Le puse la comida a Termi, mi border collie, vino moviendo la colita y me agaché para hacerle mimitos cuando escuché la cerradura de la puerta y me abandonó para darle la bienvenida a mi abuela.
Traidor.
-¡Estoy en la cocina, me voy a vestir!
Llegando a la habitación me puse el sujetador para ponerme las vendas por encima.
-Haga lo que haga no dejan de crecer- me vendé los pechos y apreté lo justo para que no se notaran mucho -esto es monstruoso- terminé de vestirme y me miré al espejo aceptando mi imagen. Al coger la mochila vi mi diario a la vista, así que lo guardé para evitar que mi abuela estuviera tentada de leerlo. Y salí.
-Cariño, ¿cómo has dormido?- me acerqué y le di un beso.
-Bien abu, tengo que irme, no he sacado a Termi, sácalo tú por favor.
-¿Te has vuelto a dormir?
Bufé molesta y bebí de la taza.
-No, estuve haciendo ejercicio- mentí. Cogí el almuerzo que me había preparado y lo guardé.
-Nunca has sabido mentir- se rió.
-¡Hasta luego!- me puse la pulsera que llevaba en la mano, y caminé tranquilamente hasta la escuela, un suplicio. Pero me daba tiempo para pensar en mis cosas.
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Si no fuera por Hermione habrían muerto en el primer libro.
Mis pensamientos fueron interrumpidos al llegar al edificio donde se concentraban los espermatozoides, también llamados compañeros. Y donde conocí a uno de mis mejores amigos, siendo él quien me sacó del trance llegando en un sprint para abrazarme.
