Capítulo 20

2.1K 147 169
                                    

Desde que llegamos nos mantuvimos en silencio, lo poco que se escuchaba en el aula era la tijera que cortaba los hilos sueltos.

Estando vestida con el primer traje las manos de Mitsuya pasaban con mucho cuidado por la parte superior del vestido intentando planchar la tela, acariciando delicadamente el costado de mis pechos para asegurarse que las tenía bien tapadas, supongo.

-Podría casarme con este vestido- bromeé intentando romper la tensión.

Me miró con ojos melancólicos pero no dijo nada, solo sonrió dando un último vistazo a la cintura.

-Gracias- sonreí incómoda cuando estuve lista.

-Dales con todo.

-¿No vas a venir a ver?- pregunté desde el marco de la puerta.

Se miró la palma -no- exhaló fuerte por la nariz -es mejor que no.

-Ahora no voy a estar con Seiji.

-Pero te va a ver- levantó la mirada para ver mi traje -y será mejor que yo no le vea haciéndolo.

-Hasta luego entonces.

Un día más escribiendo,

Estuve algo distraída durante mis cortas escenas. No dejaba de darle vueltas a la conversación, había frases que no lograba comprender, ¿a qué se refería con que no está incómodo cuando pasamos a una situación más íntima? y algo en lo que no había caído en su momento... ¿por qué me pidió que le mordiera el labio?

Le di tantas vueltas a todo que me replanteé seriamente la relación que teníamos. ¿Es normal que se moleste tanto por no saber quién me gusta?

-¿Me ayudas también con este traje?- pregunté al volver a necesitar cambiarme. Se levantó del pequeño sofá que había en una esquina dejando las cosas que tenía en una de las tantas mesas que nos rodeaban, y agarró las cuerdas del corsé que se me estaba complicando -al final no lo has alargado.

-Estará listo para el estreno- apretó una de las cuerdas evitando mirarme, levantando levemente el busto -había muchas cosas para hacer.

-¿Por qué te cuesta mirarme?

Estrechó el resto del corsé con fuerza, haciéndome perder el equilibrio involuntariamente y tropezando hacia delante.

-Perdón- me ayudó a ponerme bien.

-Estás apretando mucho.

-Lo siento- aflojó tanto que parecía no tener nada.

-Déjalo ya lo hago yo- le bajé los brazos para que se apartara, pero no se dejó y me abrazó a él, bien pegados pecho con pecho, rodeándome la cintura con sus brazos, así que no me quejé.

-¿Por qué no llevas sujetador?

-¿No llevo?

Miró directamente a la zona y estiró los cordones de manera que se me movieran los pechos, cosa que pasó.

-No, no llevas.

Sentía el roce de su respiración en cuello y escote.

-¿Y te gusta?- seguía mirando abajo -mírame- me estaba ignorando y tuve que obligarlo levantándole el mentón -si tan fea estoy puedes decírmelo.

Su mirada me hacía entender que estaba angustiado, sus ojos brillaban y la fijación de su mirada intercalaba entre mis labios y mis ojos hasta que la distancia se quebró y me besó como si llevara toda una vida reprimiéndose sin despegar sus manos de mi espalda. Juntándome tan apasionadamente a él que si no hacía algo nuestros cuerpos iban a ser uno solo.

TRAS EL TELÓN - MITSUYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora