Capítulo 1: Mi musa secreta.

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Dex llegó a su casa ya entrada la noche tras un largo día de clases. Tenía las manos cubiertas por restos de oleo negro que no había logrado remover, pero no le importaba.

Dex era un artista, y le hacía profundamente feliz que la pintura cubriera sus dedos y su cuerpo; que salpicara su ropa y su cabello mientras sus manos replicaban imágenes que brotaban sin detenerse de su imaginación. Le gustaba ser uno con la pintura y con el lápiz, y tal vez por eso era el estudiante más prometedor de la nueva generación de La Universidad Nacional de Arte.

Abrió la puerta de su auto sintiéndose muy animado por su excelente día y deseando llegar a su habitación para continuar trabajando con su último proyecto. Pero sin esperarlo, un intenso y muy conocido aroma lo hizo retroceder sobre sus pasos hasta quedar con la espalda apoyada contra el carro, con el corazón tamborileando en su pecho como locomotora vieja y destartalada.

Nuevamente no se podía mover y como por instinto comenzó a hacer el ejercicio mental que le ayudaba a recuperar el control sobre su cuerpo cuando eso le pasaba, recitar una y otra vez aquellas cosas de las que tenía certeza. Y, aunque no era cien por ciento efectivo, al menos le ayudaba a escapar un poco de la sensación de entumecimiento que lo embargaba, para poder correr a ponerse a salvo en su habitación hasta que el portador de ese aroma endemoniado se marchara de su casa.

"Mi nombre es Dexian de Lanirox. Tengo 18 años. Soy el hijo menor de Adara de Lanirox. Theon de Lanirox es mi hermano. Soy un artista excelente. Mi nombre es Dexian de Lanirox. Soy una persona que puede caminar. Soy un artista excelente. Puedo caminar. Mi madre es Adara de Lanirox. Mi nombre es Dexian de Lanirox" se repetía de forma constante, hasta que sus piernas cedieron un poco y pudo comenzar a dar pasos cortos e indecisos hasta la puerta principal de su casa.

Rogaba a los dioses porque su hermano y el responsable de su deplorable estado estuviesen encerrados en alguna habitación, para no tener que verlo.  Siempre que lo percibía, hacía hasta lo imposible por no encontrarse de frente con el increíblemente apuesto Lorcan Xerac, mejor amigo de su hermano mayor y portador de alguna especie de demonio come almas en su interior que le ponía los pelos de punta a Dex.

Desde la primera vez que lo vio, aquel alfa siempre lo había afectado, pero con el paso del tiempo la situación solo había empeorado hasta llegar a niveles insoportables. Le era imposible poder controlar la sensación de vacío en su estómago, el temblor en todo su cuerpo, la comezón en su cuello, la palidez y el entumecimiento que le atacaban cuando percibía su cercanía, cuando su aroma fuerte y varonil, a menta y madera de cedro, le inundaba las fosas nasales hasta marearlo por completo.

Entró a la casa corriendo tan rápido como pudo y subió las escaleras sin mirar a los lados, no podía verlo, no quería verlo. No sabía cómo verlo y no morir, no sabía cómo olerlo y no desfallecer.

Llegó a su habitación y cerró la puerta de golpe colocando el seguro, dejó caer su mochila en cualquier lugar y se apresuró a cerrar la ventana frontal, necesitaba eliminar cualquier vía de acceso de ese olor que lo estaba volviendo loco. Y cuando estuvo seguro de estar completamente encerrado en su espacio seguro, tomó un pequeño frasco de aromatizante de cerezas y lo regó por todos lados hasta que el olor a menta, a cedro y a alfa mitad demonio desaparecieron. Solo en ese momento, pudo volver a respirar con normalidad.

Se dejó caer en su cama con los ojos cerrados, esperando que todas las facultades de su pequeño y delgado cuerpo recuperasen su normalidad. Nunca había logrado comprender las razones por las que se ponía de esa forma cuando él estaba cerca, y no era capaz de hablarlo con nadie por la vergüenza y el miedo que le causaba no poder controlarse a sí mismo.

Respiró profundo por varios minutos hasta que la mente y el cuerpo viajaron en el mismo sentido, y sin darle más largas a su impetuoso deseo tomó el bloc de dibujo que tenía escondido en la gaveta con doble fondo de una de sus mesitas de noche. Tampoco sabía por qué escondía esa libreta con tanto esmero, si era solo arte, como aquel por el que las personas siempre lo elogiaban y, sin embargo, se sentía renuente a que ninguna persona osara siquiera a mirar de lejos ese bloc en particular.

Y todo ardía en azul ❀ By LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora