Y todo ardía en azul ❀ By Luna

Capítulo 27: Pareces una tarde

La cosa favorita de Dexian era el arte en todas sus expresiones. Disfrutaba la magia de dibujar, esculpir, bailar, cantar, llenarse la vida de humanidad y trasmitirla con su esencia en cualquier lugar donde estuviera. Y no había una fuente de inspiración más grande para él que su precioso alfa inmaculado, la única persona capaz de llevarlo a crear cosas que ni siquiera había planeado, y que brotaban de sus manos como una fuente interminable de colores vivos.

Aquella mañana fría se despertó temprano, tomó su teléfono en las manos con mucha prisa para ver sus notificaciones, esperaba encontrar un mensaje suyo, pero no tuvo tanta suerte. Pensó entonces que debía estar ocupado todavía, o que su reunión había terminado muy tarde y en ese momento estaría dormido. Sonrió al imaginar la escena, su alfa recostado sobre la suavidad de una cama, con el rostro relajado por el sueño y con los ojos suavemente cerrados. Era una imagen que necesitaba inmortalizar en un lienzo, pero se prometió a si mismo que solo lo haría cuando lo tuviera dormido frente a sus ojos de verdad.

En cambio, abrió su aplicación de mensajes y comenzó a escribir algunas cosas para él, escribió palabras mientras se hundía en sus deseos, y solo después que pulsó el botón de enviado se dio cuenta de que le salieron en verso, pero ya no podía anular el envío.

"Pareces una tarde, cariño, anuncias la llegada de la noche; aplacas el calor del medio día, levantas la mirada hacia el sol y le das fuerza al alma mía."

"Pareces la eternidad de una noche, cubierta de oscuridad genuina; alumbrada por mil puntos de colores, perfecta para dejarme caer en tu ruina."

Aquel día trabajó por horas en sus obras de exposición, el taller de su madre era un completo desastre de canvas que llenaban cada esquina y adornaban la habitación de color. Y aunque estaba muy concentrado en su quehacer, cada vez que una notificación sonaba salía corriendo a revisar su teléfono esperando que fuera él, pero en cada ocasión retornaba a su trabajo con un pequeño puchero en los labios: su alfa malvado no lo había llamado ni una sola vez en todo el día.

Cuando la noche cayó y el frío se hizo más profundo, la necesidad de escuchar su voz ronca se volvió un poco insoportable y tuvo que hacer uso de toda su capacidad de autocontrol para no llamarlo de manera directa. Se convenció de que, si no lo había llamado, debía tener una buena razón y esperaría paciente a que lo hiciera.

―Dex― llamó su madre con calma y tocó dos veces la puerta antes de entrar al taller de pintura. ―Se que estás muy ocupado, pero quisiera que esta noche nos acompañes en la cena. Tendremos un invitado que quiere hablar contigo―

― ¿Qué invitado? ― preguntó el chico sin mirar a su madre, enfocado en lograr un nivel adecuado de profundidad en las hojas oscuras de un árbol. ―No sé si pueda, mañana tengo que entregar mis diez pinturas y necesito que sean perfectas, todavía tengo mucho trabajo por hacer―

―Acompáñanos solo por media hora, cariño― insistió ella, tomando a su hijo con suavidad por los hombros. ―Estoy segura de que no te vas a arrepentir, confía en tu madre―

―Está bien, mamá, pero solo por media hora, no tengo mucho tiempo― comentó, mientras mordisqueaba el mango de su pincel y analizaba los detalles de su pintura.

Todavía no había limado todas las asperezas que tenía con su madre, pero la exposición sirvió como excusa para mantener las cosas en calma entre los dos durante varias semanas, Dexian sabía que tarde o temprano tendría que hablar con ella, pero eso sería después del día de su exposición, cuando pensaba irse muy lejos con su alfa hasta que él quisiera regresar.

Unas pocas horas más tarde, bajó hasta su comedor con las manos cubiertas de oleo seco y el cabello mojado tras un rápido baño. Y aunque su madre le avisó que tendrían un visitante inesperado, solo atinó a ponerse una gruesa pijama color beige de mangas largas con la que pasaría toda la noche pintando y esperando que su teléfono por fin sonara.