Y todo ardía en azul ❀ By Luna

Capitulo 29: Fuego como el viento

El pasillo por el que Dexian arrastraba las piernas para alcanzar a su alfa era como un sueño, oscuro y caliente como una noche de verano, iluminado por la luz de las velas que reflejaban su sombra temblorosa y cubierto hasta los cimientos por el olor pesado de Lorcan Xerac. Un olor tan denso que llevó al omega a suspirar bajito, ansioso por fundirse con él de una vez hasta ser consumido por completo.

— ¿Señor... Xerac...? — preguntó con la voz tan temblorosa como su cuerpo, mientras caminaba tan a prisa cómo podía en la oscuridad de ese pasillo sin fin. Podía sentir a su lobo mordiéndole las entrañas con sus dientes afilados exigiendo un poco de atención de su alfa, y de su boca escapó un gemido bajo cuando su aroma se intensificó hasta volverse insoportable.

Se detuvo contra una pared sin poder dar un paso más y su cabeza comenzó a dar vueltas, una humedad caliente y familiar se deslizó por su cuerpo por la certeza de que lo encontraría pronto, estaba tan excitado sin siquiera haberlo visto de cerca que no se reconocía, no reconocía su propio cuerpo y a su propio lobo.

De pronto sintió unas manos fuertes tomarlo por la cintura e ingresarlo hacia un pequeño cuarto aún más oscuro y caliente. Y antes de que pudiera decir ninguna cosa los labios de su alfa reclamaron los suyos con una pasión tan intensa que Dexian se sintió mareado, perdido y acabado. Le devolvió el beso como pudo y enterró sus manos en su hermoso cabello tan bien peinado, mientras sentía su lengua experta recorrer cada espacio de su boca hasta llevarlo a una locura de la que no sabía si podría salir. 

Lorcan lo colocó de cualquier modo sobre un escritorio alto y se metió entre sus piernas sin dejar de besarlo ni por un segundo. Llevó una de sus manos hasta su trasero y lo apretó con fuerza buscando acercase aún más a su entrepierna húmeda y caliente. Dex respondió abriendo aún más sus piernitas para él y gimiendo de manera desordenada a pesar de la forma intensa en que le estaba comiendo la boca.

Lorcan chistó despacio sobre sus labios y después de hacerlo le mordió el inferior sin cuidado, por alguna razón tenía unas inmensas ganas de marcarlo, de dejar sus labios cubiertos de notorios rasguños de colmillos, para que todos supieran que le pertenecía. —Si haces ruido todos allá afuera te van a escuchar, bebé ¿eso quieres? — le dijo y volvió a besarlo una vez más, solo que esta vez lo levantó de la mesa y lo cargó sobre su cuerpo hasta aprisionarlo contra una ventana de cristal contigua.

Al omega no le importaba si alguien en ese salón lo escuchaba gemir para su alfa, más bien le parecía una perspectiva deliciosa, y tampoco podía hacer ninguna cosa para evitar que aquellos sonidos brotaran de sus labios aunque quisiera evitarlo. Estaba demasiado enloquecido por él para poder tomar ese tipo de decisiones. Entonces Lorcan lo volteó de forma inesperada y lo colocó de espaldas, el omega levantó el trasero por instinto para encontrarlo, pero era tan pequeño que apenas le rozó los mulos.

El alfa lo tomó por la cintura y lo levantó del suelo, haciendo que su trasero respingado se amoldara frente a su miembro duro, con la otra mano le levantó la cabeza y comenzó a besar su cuello de lado, mientras el chico se movía sobre su entrepierna y gemía sin parar sin nada que amortiguara su ruido. —Abre los ojos, dulzura— le pidió mordiendo con suavidad el lóbulo de su oreja.

Dexian lo obedeció de prisa, abrió los ojos con mucho esfuerzo sintiendo los besos húmedos de su alfa recorrerle todo el cuello, estaba intentando encontrar una base para sostener sus pies y poder levantar su trasero mucho más hacia él, necesitaba sentir su dureza más profundamente, pero sus pies colgantes solo encontraban la nada. Entonces fijó su mirada hacia el frente y sus gemidos se volvieron lastimeros y llorosos, estaba pegado en una inmensa ventana de cristal transparente desde la que se podía ver todo el salón de la exposición, toda la gente bien vestida que hacía apenas unos minutos estaba aplaudiendo su obra.