Capítulo 16: Arte, pasión, vino, estructura.

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"Vas a ir a esa cena y vas a conocer a ese alfa... Serás honesto y serás justo con él..." Sus propias palabras resonaban en su mente una y otra vez desde que las había pronunciado. Imaginaba sin parar las implicaciones que tenían, en cada momento, en cada lugar, consciente de que había enviado a su más grande fascinación a las fauces de otro alfa. Por momentos no podía entender en qué demonios estaba pensando, cuando su lobo lo quemaba por dentro con una intensidad imparable y demoledora, y su propia conciencia le gritaba que era un maldito hijo de puta.

Pero luego recobraba la razón y entendía que era algo que debía hacer, porque de lo contrario jamás sabría si Dexian de verdad quería que algo pasara entre ellos o solo estaba respondiendo a la presencia dominadora de su lobo, que bien sabía, era inmanejable para cualquier omega. Y aunque se sentía inmensamente atraído por cada ápice de vida que él portaba, no quería obligarlo a nada.

―Las proyecciones de crecimiento que teníamos para este año ya fueron superadas con creces, es momento de que pensemos en expandir nuestras operaciones al Imperio Oriente, si logramos entrar en ese mercado estaremos un 85% por encima del...―

"Serás honesto y serás justo con él..." Recordó aquello que había exigido, aquello que sabía que Dex haría sin dudar solo por complacerlo. ¿De verdad quería que abriera su corazón con alguien más? Era evidente que no, de solo pensar en esa posibilidad su sentido racional perdía un poco más de sentido y se hundía en el deseo insoportable de marcar su territorio, de lastimar a todo aquel que intentara transgredirlo, de dejarse llevar, una vez más.

―Nuestros analistas de mercado han hecho diversos estudios recientes y estamos seguros de que es el momento adecuado para entrar al nuevo Imperio, si logramos establecer relaciones con...―

Lorcan miró el reloj en su muñeca con impaciencia, eran las 11 en punto de la mañana y presidía una reunión de estrategias de expansión para su compañía de telecomunicaciones. Era su estratega de marca quien hablaba desde el pódium de presentaciones que se encontraba en el centro del salón, aunque la realidad era que no estaba escuchando ni una sola palabra. "Escucharás lo que tenga que decir..." recordó una vez más y sus dientes se apretaron tanto que los escuchó rechinar.

―Mierda― dijo en voz alta ante todo el salón.

― ¿Disculpe, Sr. Xerac? ― Lorcan levantó la mirada al escuchar el llamado y miró a su estratega como si fuera el culpable de todos sus males, sintió su miedo. Respiró profundo e intentó organizar sus sentimientos de manera que los pudiera entender, estaba frustrado, estaba ansioso, estaba harto, pero sobre todo está molesto consigo mismo por haber permitido que la predisposición que tenía por su propio lobo lo venciera una vez más, igual que siempre.

Era muy consciente de que Dexian lo hacía salir de la zona de indiferencia que nadie más podía traspasar y lo obligaba colocarse en la peligrosa línea que lo separaba de su lobo de ojos azules, un paso en la humanidad y otro en el más allá. Por esta razón no podía dejarse llevar por su deseo, porque no sabía hasta dónde podría llegar una vez que soltara las cadenas que le sostenían las manos, y si Dexian aún podía escapar de todo lo que implicaba su mundo lleno de secretos, tenía que controlarse por él.

Pero le estaba costando demasiado mantenerse a raya, cada vez un poco más. Si antes podía evitar besarlo, era algo que ya no podía hacer más, lo había comprobado. Cada vez que lo veía cruzaba una nueva línea, por encima de la promesa que le había hecho a Theon, por encima de su propia razón que le decía que estaba cometiendo un error.

Desde aquella conversación no podía pensar, no podía razonar y no dejaba de imaginar las cosas que podrían pasar la noche del sábado, cuando Dexian estuviera frente a alguien que no fuera él. Y por ese simple pensamiento sintió como su sangre se comenzó a calentar en su cuerpo hasta el punto de la ebullición, su lobo enjaulado estaba cada vez más despierto, sin importar que trajera puestos sus zafiros, sin importar sus métodos de control. La esencia de su espíritu, como niebla densa y azul, circulaba por su cuerpo y por su mente buscando la liberación, exigiendo con rabia y desesperación que le entregara a su omega. Pero había hecho una promesa que pretendía cumplir.

Y todo ardía en azul ❀ By LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora