Capítulo 28: La exposición.

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—Señor Xerac...— susurro Dex en el teléfono, con las manos temblorosas y el corazón latiendo tan rápido como si se le fuera a salir del pecho. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que escuchó su voz grave deslizarse por su mente? En ese momento no lo recordaba.

—Hola, bebé— escuchó decir a su alfa y su lobo tembló en su interior ante el delicioso tono de su voz. ¿Dónde estuvo todo este tiempo? ¿Por qué no me llamó? ¿Podré verlo hoy como me prometió? Quiso preguntar, pero sabía que no tenía ese derecho y solo atinó a quedarse en silencio.

—Acabo de aterrizar en el aeropuerto intercontinental, te veré en un rato— dijo Lorcan y el cuerpo de Dexian tembló ante la noticia.

—Lo he extrañado muchísimo...— comentó bajito, dejando de lado el hecho de que su hermano estaba junto a él en el auto y lo miraba de reojo. Sabía que tenía las mejillas ardiendo y que todo su cuerpo temblaba, pero no le importaba que lo viera deshacerse por él.

—Yo también te he extrañado mucho, pequeño, ya voy por ti— lo escuchó decir.

—Lo estaré esperando— contestó Dex casi sin poder respirar.

Theon vio a su hermano quedarse perdido en sus pensamientos, podía sentir la presencia de su lobo caliente y sumiso, llamando al lobo de Lorcan a gritos. Fijó su mirada en la calle y no le dijo ni una palabra, estaba seguro de que no había nada que pudiera hacer para evitar que Dexian se dejara llevar por él hasta el mismísimo infiero, solo esperaba que su buen amigo no se atreviera a hacerle daño.

Pero considerando que había desaparecido por una semana sin darle señales de vida a nadie, no estaba tan seguro de que pudiera confiar en él. Y el recelo que sentía sumado al fuego que se desprendía por cada poro del cuerpo de su pequeño hermano, hicieron que su lobo se reflejara en sus ojos con unas ganas tremendas de marcar territorio, pero lo contuvo lo mejor que pudo, aquel era un día muy importante para Dex y tenía que apoyarlo.

Unos minutos más tarde ingresaron por una inmensa puerta doble de madera que presidía el salón de arte de la UNA, un museo antiguo que resultaba una obra de arte en si mismo y que albergaba cientos de obras que Dex había analizado demasiadas veces. El joven caminó junto a su hermano mayor por varios minutos, lo sentía un poco molesto, aunque no tenía idea de cuál era la razón de su repentino cambio.

— ¿Te conté que hoy exponemos diez artistas? todos los demás presentan solo cinco obras, pero yo presentaré diez porque soy el principal, mis pinturas están detrás de aquel telón— comentó, señalando una inmensa franja de tela brillante que cubría una tarima alta mientras se abanicaba el rostro con las manos, de pronto no aguantaba el calor.

—Es muy azul— contesto Theon, haciendo un esfuerzo sobrehumano por alejar el instinto de apropiación de su lobo, pero el calor sexual que desprendía Dexian le estaba poniendo la tarea muy difícil.

—Si, azul como los ojos del alfa que me mata— comentó el omega, mordiéndose un poco los labios. La certeza de que en unos minutos volvería a ver a Lorcan lo estaba llevando a perder un poco la concentración, pero había ensayado su discurso tantas veces que no había manera alguna de que fallara.

—Enfócate Dexian— contestó Theon mirándolo con desaprobación. —Si no te comportas voy a llamar a Lorcan para decirle que no eres lo suficientemente maduro como para presentar tu trabajo y estar con él en la misma habitación—.

Dexian le devolvió una mirada asesina y abrió la boca con una expresión ofendida. —No te atreverías, Theon de Lanirox—

—Tiéntame, enano hormonal— contestó el alfa, estaba muy contrariado por las actitudes de Lorcan, pero sabía que encontraría el momento para que le diera una explicación.

Y todo ardía en azul ❀ By LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora