Y todo ardía en azul ❀ By Luna

Capítulo 19: Eres todo mío.

Hay muchas cosas que son un misterio, comenzando por la vida misma y el origen del viento, la razón por la que brilla el sol y los días transcurren, la existencia del más allá y la estructura del tiempo. Lo misterioso existe entre las personas desde siempre, es todo aquello que no puede ser medido, aquello que no puede ser explicado, pero convive en la cotidianidad como una pieza más del juego. Un misterio no puede ser comprendido, pero generalmente es aceptado, respetado y considerado relevante para que todo siga su curso.

Y no existía un misterio que fuese tan grande para Dexian como el hecho de que la voz de Lorcan lo hiciera actuar sin tomar la iniciativa, sin decidirlo y sin ordenar a su cuerpo ejecutar ninguna acción. La voz del Lorcan eran los finos hilos que se conectaban a cada una de sus extremidades y lo llevaban a moverse de la manera que él quisiese, penetraba su mente y guiaba su cuerpo hasta el lugar exacto en que deseaba que estuviese.

Por eso, cuando le pidió que se arrodillara frente a él, el cuerpo del omega se impulsó sin miedo y sin lucha hasta el suelo, se puso de rodillas frente al hombre semidesnudo que se encontraba de pie, tan divino, y posó su mirada en el suelo. Entrelazó sus manos frente a su cuerpo, como un gesto de nerviosismo e impaciencia, y de pronto fue muy consciente la velocidad antinatural de los latidos de su corazón, sintió la ferocidad de su lobo que danzaba en su interior apoderándose poco a poco de todos sus sentidos, notó como la humedad de su cuerpo se deslizaba muy despacio por sus muslos hasta caer al suelo, tan abundante como nunca antes por la sola perspectiva de estar arrodillado frente a él con la cabeza baja, esperando.

Su cuerpo vibraba como si tuviera miedo, pero en su mente se instaló la profundidad del deseo de su lobo que lo llenaba de pensamientos que no eran suyos y que no podía entender, pero que se repetían sin parar en su memoria haciéndolo sentir cada vez más vulnerable ante su alfa: "Úsame, Lorcan Xerac, de la forma que quieras. Fóllame la boca hasta hacerme llorar, métemelo duro y hazme gritar, hazme desmayar, oblígame a suplicar por tu polla y dámela solo al final, cuando no pueda aguantar más. Hazme tuyo tantas veces que mañana no lo pueda ocultar, que las marcas de mi cuerpo les demuestren a todos que te pertenezco, por completo y para siempre. Déjame hecho un desastre, sin poder caminar, sin poder pensar más que en la próxima vez que me vuelvas a destrozar, por favor..."

Lorcan sonrió con malicia mientras observaba desde arriba al pequeño chico rubio arrodillado en el suelo, respirando con dificultad y desprendiendo deseo por cada poro de su cuerpo. Lo tomó por la barbilla y levantó su rostro despacio para mirarlo a los ojos, esos hermosos ojos verdes que en ese momento tendían al rojo por momentos, demostrándole que estaba dispuesto a cualquier cosa, que deseaba ser tomado por él, que estaba abierto a recibirlo, así como él estaba dispuesto a tomarlo, de tantas formas.

Soltó los lazos de su pantalón mientras acariciaba suavemente los labios humectados del jovencito con la punta de sus dedos, respirando profundo. Su lobo estaba demasiado presente, demasiado activo y eso le causaba contrariedad; necesitaba controlarse, mantenerse consciente de que era su pequeño Dex quien se encontraba bajo su cuerpo y que todavía tenía su velo. No podía permitir que la fuerza de su lobo lo llevara a tomarlo con el hambre y la violencia que sentía brotar de sus adentros, porque entonces lo llevaría a límites que no estaba seguro de que pudiera aguantar. 

Respiró profundo y se concentró en cada parte de su cuerpo, mientras continuaba acariciando los gruesos labios sonrosados del omega con sus dedos. Fue consciente de la existencia de sus piernas y de su pecho, se concentró en el cosquilleo de sus dedos, en su miembro duro como el concreto, analizó sus pensamientos difusos, buscó en su interior el control que estaba perdiendo y se centró en él por completo, ahuyentando el azul de su lobo de sus ojos muy a prisa hasta volver a ser él mismo de nuevo.