Capítulo 2: Incertidumbre y desasosiego.

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Cuando Adara salió de la habitación, Dex roció un poco más de aromatizante en el lugar. Con solo abrir su puerta un poco, el aroma de Lorcan había llenado por completo su habitación, haciéndolo sentir dominado por su sola presencia.

Agradecía al menos haber logrado mantener la compostura frente a su madre, pero en realidad estaba hecho un manojo de nervios y sensaciones incoherentes que iban y venían a su antojo por todo su cuerpo.

Algo iba muy mal con él, lo podía sentir. Se sentía por momentos dividido en dos, como si su mente y su corazón fueran en direcciones opuestas, notaba una presencia en su interior, un impulso, una voz que le susurraba cosas al oído que no podía entender, un deseo de salir corriendo a buscar a ... a alguien que no podía definir. Era una sensación tan arrolladora y desconcertante, y tuvo tanto miedo de estar perdiendo la cabeza, que de la nada se puso a llorar.

Él era el único omega en su familia y nadie nunca le había contado qué se suponía que iba a pasar con él cuando madurara, cuál iba a ser su transición o cuáles cambios iba a experimentar su cuerpo. Su madre y su hermano Theon eran licántropos, híbridos cambia pieles de lobos y sabía que utilizaban inhibidores para controlar su instinto animal, por lo que nunca los había visto transformados.

Pero él no había madurado todavía, su híbrido estaba dormido en su interior y no estaba seguro de lo que era, o si quería que alguna vez despertara. Según entendía, la regla era que una especie siempre procreaba a la misma especie, pero existían excepciones a esa regla si una familia tenía mezclas de genes en su línea generacional, así que no podía estar seguro.

Su omega podría ser un lobo como los de su madre y su hermano, o una cosa completamente diferente, y la incertidumbre por no saberlo lo estaba matando.

Esa noche, tuvo una pesadilla tras otra, sin ninguna tregua. Soñó que moría de hambre y de sed en un bosque oscuro y desconocido, pero por más que corría y corría no podía alcanzar la respuesta a su saciedad. También soñó que corría desnudo llorando y pidiendo ayuda en medio de una gran multitud de hombres alfa, que lo miraban a los ojos con asco y repulsión, sin un atisbo de piedad ni ninguna intención de ayudarle.

Y especialmente se repitió un sueño particular, en el que luchaba por terminar la pintura en acuarelas del hermoso rostro de Lorcan Xerac, pero por más que buscara, no podía encontrar sus pinturas azules, no estaban, no existía el azul, nunca pudo llegar a él.

Al día siguiente despertó sudando como una mula, el calor era tan sofocante que sentía que se quemaba, no podía respirar con normalidad y todo su cuerpo dolía como si hubiese corrido una maratón. Estaba mal, sentía que iba a morir en ese mismo instante si no tenía algo, algo que su cuerpo pedía a gritos pero que no sabía lo que era.

― ¡Mamá! ¡Tete! ― Gritó, pidiendo ayuda, pero ya eran más de las diez de la mañana y tanto su madre como su hermano se encontraban en reuniones de trabajo. Estaba perdido, solo en casa.

Salió de la cama como pudo y terminó rodando por el suelo para acercarse a su mesa de noche, toda su cabeza daba vueltas y sus ojos estaban llenos de lágrimas por el inmenso e inexplicable dolor que sentía. No podía pensar en nada más que en que estaba incompleto.

Necesitaba algo, necesitaba llenarse de algo y lo necesitaba con urgencia, o no podría seguir respirando.

Era una sensación tan indescriptible y horrible que comenzó a sollozar en el suelo, sin poder consolarse a sí mismo. Se acercó a la mesa por fin y se arrodilló tambaleante para alcanzar su teléfono celular, pero en vez de tomarlo para pedir ayuda de inmediato, sus manos se desviaron para abrir el cajón secreto y sacar su bloc de dibujo sin haberlo decidido, como en un acto automático.

Se dejó caer sentado en el suelo apoyando la espalda en su cama y comenzó a hojear el bloc desde la primera página con manos temblorosas, habían más de cincuenta dibujos del mismo rostro y del mismo cuerpo en distintos ángulos, dibujos de las mismas manos venosas, de los mismos pesados anillos de oro blanco que llenaban sus dedos sin dejar espacio para más, de la misma hermosa pulsera de zafiros que nunca se quitaba.

Dibujos a lápiz, dibujos a carboncillo, con acuarelas, con lápices de colores, dibujos en acrílico y en óleo, punto a punto, flor a flor, LC a LC, a mano alzada, con trazos en cruz. Porque cada vez que Dex aprendía una nueva técnica, tenía que probarla con su única y secreta musa.

Estando allí sentado, sosteniendo firmemente su bloc de dibujos entre sus manos, se sintió mucho más tranquilo por fin y el dolor que le doblaba el cuerpo comenzó a menguar de a poco sin dejar de existir por completo.

Y al mirar fijamente la dura y hermosa silueta del rostro que llenaba su mente y sus sueños todos los días de su vida, supo de pronto lo que precisaba para poder sobrevivir. No era un algo con lo que quería ser llenado, era un alguien y ese alguien estaba allí frente a sus ojos, en las gruesas hojas de papel pintado, pero verlo solo así no era suficiente.

Entonces agarró por fin su celular y marcó un número de teléfono que nunca antes en su vida había marcado. 

Y todo ardía en azul ❀ By LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora