Capítulo 7: Acuerdos y desacuerdos.

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Adara llegó a casa tan rápido como pudo, con la angustia destrozándola por dentro. Estaba pasando por fin, Dex había madurado y se había convertido en un omega fértil con la capacidad de ser marcado, la sola idea de lo que aquello representaba causó que tuviera un escalofrío en todo su cuerpo.

Ya había llegado el temido momento de buscarle un buen esposo a su hijo y ponerlo a salvo de los peligros del mundo. Dejarlo a su suerte jamás sería una opción para ella, estaba convencida de que el pobre chico nunca sería capaz de tomar una decisión coherente y racional sin que sus niveles hormonales actuaran por él, y de que nunca podría encontrar una buena pareja por sí solo, porque correría al primer alfa con patas que se le pusiera enfrente.

Y ella jamás permitiría que nadie se aprovechara de la inocencia y la vulnerabilidad de su hijo.

Entró a la casa con la mente decidida, pero con el cuerpo negado a acceder a sus demandas de correr hacia el segundo nivel. Adara nunca lo había sentido antes, la presencia del alfa de Lorcan sin cadenas, sin una piedra de zafiros para mantenerlo a raya, y la sensación era algo espeluznante e inexplicable. Era como si su esencia causara un nivel de densidad tan fuerte en el aire, que le era imposible poder avanzar sin tener que empujar con todas sus fuerzas la pared invisible que la limitaba.

Subió los escalones de uno en uno, pegada a la pared en todo momento. Podía escuchar el ruido incesante de objetos al romperse y ser golpeados, no podía siquiera pestañear mientras ascendía despacio, segura de que, si cerraba los ojos al menos por un segundo, cuando los abriera lo tendría en frente y la mataría.

Cuando llegó al escalón superior se detuvo en la esquina y miró por el rabillo del ojo hacia donde sabía que se encontraba aquel monstruo. Cuando le sostuvo la mirada se quedó congelada en su esquina, sin poder accionar el disparador del inhibidor que tenía entre las manos.

Adara nunca había visto unos ojos tan fríos, malvados y desagradables, azules y brillantes como el cobalto líquido. Estaba segura de que aquello era una falla del sistema, un error del teorema que debió ser corregido desde el inicio. Lorcan no tendría por qué estar vivo, amenazando a sus únicos hijos con su poder sobrenatural y absurdo.

El alfa de ojos azules la miró directamente y Adara dejó escapar algunas lágrimas pesadas sin cambiar la expresión inexpresiva de su rostro, segura de que no podría salir viva de ese lugar.

Pero, contrario a cualquier posibilidad que hubiese imaginado, en ese momento un toque ligero de color miel destelló en los ojos azules de Lorcan y la miró directamente haciendo un asentimiento de cabeza, como si la autorizara a dispararle la medicina que aún no había podido accionar.

Vio al joven de pálida piel colocarse de lado y subir su cabeza despacio, dándole perfecto acceso a su yugular. La mujer levantó el brazo tembloroso y presionó la palanca, a los pocos segundos, vio a Lorcan caer suavemente al suelo, inconsciente.

Adara corrió hacia la puerta de su habitación y comenzó a tocarla con todas sus fuerzas, necesitaba confirmar que su hijo estaba bien, que ese horrible alfa no había tocado ni uno solo de sus hermosos cabellos rubios. ―Theon, abre la puerta― gritó, aún conmocionada por el cuerpo que yacía a pocos pasos de ella.

― ¡Mamá! ―le escuchó pronunciar, y al instante el sonido de un pesado mueble al ser arrastrado llegó a sus oídos. Cuando la puerta se abrió por fin, entró corriendo y saltó a la cama donde se encontraba Dexian.

―Dex, mi pequeño, mamá ya está aquí― susurró muy bajo mientras lo abrazaba con fuerza. El chico yacía inconsciente sobre la cama, tan demacrado que Adara sintió su corazón contraerse en su pecho. ―Mira su cuello y su boca, Theon, Lorcan le hizo algo― comentó, consternada.

―Si, al parecer lo besó―.

―Por Dios, no habrán... ― Se detuvo, incapaz de terminar aquella impensable oración.

―No, eso no pasó, cuando llegué Lorcan estaba encerrado y Dex tenía toda su ropa puesta. ― dijo Theon, sintiéndose mucho más tranquilo en la medida que la presencia del alfa de Lorcan iba menguando lentamente en el aire. ― ¿Cómo lograste inhibirlo, mamá? ―

―Él solo... me dejó hacerlo― comentó la mujer, sin dejar de abrazar a su hijo. ―Parece que su lobo no tomó su consciencia por completo, estoy impresionada―.

―Yo también lo estoy, no sé cómo pudo controlarlo por tanto tiempo esta vez―.

―Eso no importa― sentenció Adara, poniéndose de pie. ―Lo importante aquí es que Dex ya ha madurado y Lorcan no puede acercarse a él bajo ningún concepto. Sé que es tu mejor amigo, pero desde hoy ya no es bienvenido en esta casa―.

― ¿No te parece que estás exagerando? Lorcan siempre lo ha respetado―. Theon chasqueó los labios, fastidiado. ―No creo que seas tan tonta para no haberte dado cuenta que Dex siente atracción por él y aun así nunca intentó propasarse―.

― Por esa misma razón debo tomar esta decisión, Lorcan lo respetaba porque era solo un niño, ahora es un omega fértil y hormonal que llamará la atención de cualquiera, incluyendo a tu amigo. No quiero que le ponga un solo dedo encima a mi hijo, yo ya estoy buscando un buen alfa para que lo despose y te aseguro que ese nunca será Lorcan Xerac y su espantoso lobo―.

―No creo que a Dex le haga ninguna gracia que quieras comprometerlo sin su consentimiento― comentó Theon, sin poder creer lo que escuchaba. ―Y no hables así de Lorcan―.

―Lo que él quiera o deje de querer no tiene ninguna importancia, es solo un omega―. La expresión de Adara se ensombreció. ―Y no sabe lo que es mejor para él, para eso estoy yo―.

―Mamá, Dex es perfectamente capaz de tomar sus propias decisiones. Creo que lo mejor que podrías hacer es dejarlo vivir su vida en paz―.

―No, ni lo pienses. No voy a dejarlo solo en esto, no voy a dejar que lo usen y lo desechen. No permitiré que nadie le haga daño―.

―Estás muy mal. No puedes quitarle la oportunidad a mi hermano de decidir por sí mismo―. Theon también se puso de pie, alterado. ―Si lo lastiman, entonces aprenderá a defenderse y a ser más fuerte. No lo puedes encerrar en una burbuja por siempre―.

―No tienes idea de nada― susurró Adara, mirando fijamente a su pequeño hijo omega profundamente dormido. ―Míralo, es tan débil y manipulable. Él no tiene la capacidad de defenderse a sí mismo―.

―Estás siendo irracional, no voy a dejar que le jodas la vida a Dex―.

―Cállate, Theon― gritó, molesta. ―Cierra la boca ahora mismo. Tu eres un jodido alfa depredador, de familia rica, asquerosamente guapo, tienes todos los malditos privilegios del mundo. No tienes idea de la realidad de Dexian, así que guárdate tus opiniones estúpidas y déjame proteger a mi hijo―.

Theon apretó los dientes y la miró lleno de ira, pero no contestó nada. Sabía que no podría racionalizar con su madre en ese momento. Así que salió al pasillo de prisa y se encontró a Lorcan medio inconsciente en el suelo, aun le causaba escalofríos acercársele, su aura era demasiado apremiante.

Entró a la habitación de Dex y buscó en todos lados hasta que encontró la pulsera rota de su amigo bajo la cama, se acercó a él despacio y la colocó en su muñeca nuevamente, sostenida por una pequeña chambra que encontró entre los materiales de arte de su hermano. Lo tomó en sus brazos y lo llevó hasta la cama de Dex, que estaba hecha un nido de ratas, pero serviría para que se le pasara el efecto del sedante en un lugar más decente que el piso del pasillo. 

Y todo ardía en azul ❀ By LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora