―Por favor acompáñeme, joven De Lanirox, el Señor Parixi le espera en uno de nuestros salones privados―.
Dexian caminó tras la amable recepcionista del Royal Garden, el restaurante más costoso de toda la ciudad de Isih, estaba seguro de que su madre había influido de alguna forma en su selección porque aquel era uno de sus lugares favoritos. Le encantaba admirar la arquitectura gótica del lugar, repleta de representaciones artísticas preciosas. Era un espacio ceremonial para el joven artista, donde podía perderse contemplando sus techos altos y grandes columnas agrupadas de piedra grabada, sus ventanales decorados que llegaban desde el suelo hasta el techo en varios puntos, sus bóvedas de crucería y los inmensos arbotantes que surcaban el techo en ambos lados. Pero sin duda su elemento favorito eran las paredes repletas de pinturas antiquísimas que Dex había estudiado con detenimiento más de una vez, cuando solía visitar el restaurante con su familia y se escapaba a analizar sus trazos por horas.
Sin embargo, ese día no se detuvo ni por un segundo a indagar entre los cuadros y las esculturas de piedra, aunque su instinto romántico le llamaba a hacerlo. En esa ocasión prefirió seguir sin más a la hermosa joven beta que lo llevaba a perder una hora de su preciado tiempo, no quería que la belleza de esa estructura que le gustaba tanto se manchara con los recuerdos de una cena con la que no estaba de acuerdo, y tampoco quería llenarse de emociones fuertes por la belleza del arte, y que lo desviaran de su claro propósito.
Lo había analizado con calma todos los días que pasaron desde su encuentro con su alfa hasta esa noche. Decidió que sería honesto y sería justo, dedicaría una hora completa de su tiempo a analizar al hijo del artista que admiraba tanto y si le parecía una buena persona escucharía lo que tenía que decir con mucha amabilidad. Y lo haría porque era un chico obediente y presto, al menos cuando quien ordenaba era Lorcan Xerac, y si quería que conociera a otra persona para que pudiera reafirmar su total y absoluta devoción por él, entonces lo complacería.
Pero pasada esa hora, sería el final. Lo llamaría y le diría todo aquello de lo que ya estaba seguro, esperaría paciente hasta que llegara a buscarlo, esta vez sí admirando cada detalle de la basta composición del edificio que tanto le gustaba, cuando llegara se iría con él hasta donde lo quisiera llevar y haría todo aquello que le pidiera y hasta más. Después de que pasara esa hora, nunca volvería a permitir que se le acercara nadie más que no fuera él, aunque se tratara del mismísimo emperador del mundo.
Pero antes de eso, debía cumplir con su parte del trato, por lo cual mientras caminaba hacia el salón privado donde Ramsay le esperaba inició con su proceso de análisis. "De acuerdo" pensó. "Me invitó al restaurante más exclusivo y costoso de la ciudad, y no contento con eso también reservó un salón privado". Poder adquisitivo: aprobado.
Aquello le resultaba lógico, considerando que se trataba del hijo de uno de los artistas mejor pagados del mundo. Pero, por otro lado, el restaurante costoso y el salón privado le indicaban que necesitaba evaluar un poco más su autoconfianza, no le parecía una buena señal que quisiera deslumbrarlo con las cosas que podía pagar en una primera cita, podría ser un intento de ocultar algo, tal vez inseguridades personales o carencias emocionales.
―Disculpe, Señor Parixi, el joven Dexian de Lanirox ha llegado―.
La joven recepcionista abrió una inmensa puerta de roble tallado y anunció su llegada con un tono afable y respetuoso, posteriormente le hizo un gesto dócil de manos para indicarle que podía ingresar a la estancia donde Ramsay le esperaba. Dexian entró al salón y sintió como la joven cerraba la puerta a sus espaldas, la habitación tenía una luz amarilla muy tenue y una gran cantidad de velas encendidas sobre las repisas y la mesa central, era un espacio hermoso y acogedor como cada parte de ese restaurante. Sin embargo el joven reculó, no estaba nervioso y mucho menos asustado, pero la esencia particular de Ramsay, el aroma que desprendía, le causaba un ligero desagrado.
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Y todo ardía en azul ❀ By Luna
FantasiaDexian de Lanirox es un estudiante prodigio de artes plásticas cuya mayor fascinación es llevar un pincel en sus manos y llenar lienzos de color, hasta recrear todas las ideas que desbordan de manera constante su imaginación. Pero este joven artist...