―Algo te molesta― afirmó Lorcan, mientras conducía su vehículo a altas velocidades por las amplias calles de Isih. Dexian se encontraba sentado en el asiento del copiloto, con el cinturón firmemente abrochado y una actitud nerviosa que incitaba al alfa a comérselo a besos justo allí. Pero por debajo de los nervios y el deseo que desprendía por todo su cuerpo, Lorcan podía distinguir un sentimiento subversivo, muy en lo profundo de la piel del joven omega.
Dexian bajó la mirada hasta sus pies y se mordió un poco el labio, preso de la duda. Lorcan había llegado a su escuela y sin mediar más palabras que un simple "hola" lo invitó a subir en su auto justo después de ayudarle a colocar la enorme pintura de su boca en el asiento trasero. Ni siquiera la había visto hasta ese momento y la incertidumbre por saber si le gustaría o no, lo estaba llevando al borde de un ataque de ansiedad.
Pero también estaba enloquecido por la forma en que Lorcan sostenía el manubrio del carro con una sola mano como si no le importara ninguna cosa, por la manera en que sus cabellos de cenizas salpicadas de azul caían suavemente sobre su frente tapándole la mirada, y el modo en que de pronto se peinaba con sus largos dedos hacia atrás y dejaba a la vista sus hermosos ojos color miel; estaba cegado por la inmensa seguridad que transmitía por cada poro de su piel, como si no conociera el miedo ni la inseguridad, como si fuera el centro mismo de la verdad.
Y a pesar de que luchaba por evitarlo, no podía dejar de temblar por las cosquillas imprudentes que iban y venían por todos sus huesos, por sus hombros, por su pecho y por sus dedos, fruto de la emoción que le causaba estar tan cerca de él. Se sentía angustiado por el fuego de su lobo, que devoraba poco a poco su alma y tomaba las riendas totales de su necesidad. Y aún con todos esos sentimientos destruyéndolo de a poco por dentro, persistía en él un atisbo lejano de contrariedad por aquello que su madre le había exigido solo unos minutos atrás, tan lejano que le sorprendía que Lorcan hubiese logrado descubrirlo.
―Cuando hablo, espero una respuesta― dijo Lorcan sin dejar de mirar el camino, y de pronto percibió como el corazón de Dexian comenzó a latir mucho más a prisa. Le encantaba la facilidad con la que podía leerlo, era capaz de percibir hasta el más pequeño de los vellos erizados de su piel, podía incluso sentir la intranquilidad ardiente de su dulce lobo, que llamaba al suyo a poseerlo con cada respiración.
―Per-dón, Señor Xerac― dijo Dex, sin dejar de mirar el suelo. ―Es solo que... estoy muy nervioso―.
―No tienes por qué estarlo―. Comentó con franqueza. ―Puedes confiar en mí ¿Qué es lo que te molesta? ―
Dexian se mordió nuevamente el labio antes de contestar. Por alguna razón no podía pensar en mentirle. No a él, no sería capaz. Pero a la vez sentía un inexplicable miedo a decirle aquella verdad, temía que enterarse de que otros alfas lo estaban rondando llevara a Lorcan a alejarse de él. ―Mi mamá quiere que vaya a una cita con un horrendo alfa el fin de semana― comentó por fin, sintiendo nauseas repentinas.
Lorcan sintió como una molestia paralizante le surgió del pecho y creció en su cuerpo hasta morir en su muñeca, donde se instaló el muy conocido ardor volcánico que le quemaba la piel cada vez que su lobo tenía ganas de joderle la vida. Pero, por otra parte, sintió una ola de diversión nacer tras el fuego, que lo hizo sonreír, esta vez desde afuera. Reía él y también reía su lobo, por la compasión que sentía por cualquiera que pretendiera acercarse a Dexian y vivir para contarlo.
― ¿Y por qué permites que algo así te afecte? ― preguntó, dirigiendo la mirada hacia él por primera vez desde que habían arrancado.
El omega tragó en seco, acunó sus mejillas en sus manos e intentó sostener aquella mirada de miel, tierna y perversa a la vez, y como siempre fracasó en el intento. ―Odio que me quieran obligar a ver otros alfas... yo ya lo escogí a usted...―.
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Y todo ardía en azul ❀ By Luna
FantasyDexian de Lanirox es un estudiante prodigio de artes plásticas cuya mayor fascinación es llevar un pincel en sus manos y llenar lienzos de color, hasta recrear todas las ideas que desbordan de manera constante su imaginación. Pero este joven artist...