Y todo ardía en azul ❀ By Luna

Capítulo 21: Mi lugar seguro.

― ¿Dónde demonios estuviste toda la noche, Dexian de Lanirox? ― preguntó Adara con un tono muy alto y molesto, cuando vio a su hijo menor entrar a la casa muy bien protegido tras el cuerpo de su hermano.

―Déjalo descansar, mamá, mañana pueden hablar― dijo Theon levantando una de sus manos para poner distancia entre su madre y su pequeño hermano, pero la forma en que Adara lo miró le hizo comprender que en esa ocasión no podría interferir.

―Fuera de aquí, Theon, déjame a solas con mi hijo―contestó la mujer con la mirada fija en la sombra baja que permanecía tras su espalda.

El alfa suspiró y se dio la vuelta para encarar a su hermano con una expresión apenada, su rostro le mostraba determinación y lucidez, y aun así no quería que tuviera que enfrentarse a las palabras de su madre, que bien sabía podían resultar muy dolorosas. ―Estaré arriba, Dex, si necesitas ayuda, llámame― le dijo, con las manos firmemente asentadas en sus hombros finos.

Dexian asintió y le ofreció una sonrisa triste a su hermano. No tenía ningún interés en sostener aquella discusión, se sentía demasiado ardiente por todas las cosas que había descubierto esa noche y solo quería llegar a su habitación para encerrarse en sus hermosos recuerdos, pero sabía que no podría hacer nada para escapar de su madre.

Durante todo el trayecto hacia su casa había repasado en su mente las mentiras que diría y las excusas que pondría por irse sin avisar y no contestar las decenas de llamadas perdidas que tenía, pero cuando ingresó a su casa y escuchó su voz cargada de reproches y juicios, no pudo evitar que todo lo que había vivido la noche anterior le cayera encima como un balde de agua helada en el centro del corazón.

Recordó la forma en la que ese alfa lo tomó del brazo con intención de lastimarlo, con la convicción profunda de pasar por encima de su voluntad como si no importara una mierda. Recordó la forma endiosada en que lo miraba, la manera burlona en que le hablaba, el poco respeto que le demostró y las oscuras intenciones que leyó en cada gesto.

Pero más que nada recordó las palabras exactas que aquel hombre pronunció con tanto orgullo "eres de mi propiedad, tú madre me dio tu mano", como si toda su existencia dependiera de los motivos de alguien más. Y fueron tantas las cosas hirientes que recordó, que de pronto una ira paralizante lo recorrió por completo como nunca antes le había pasado, su lobo gruñó con desprecio en su interior y sus sentidos se enfocaron en una sola cosa: explotar en contra de su madre por haberlo puesto en aquella situación tan injusta.

―Me fui al lugar más alejado que pude encontrar de ese horrible alfa al que me arrojaste, mamá, gracias por preguntar― dijo, escupiendo las palabras con asco y disgusto.

Adara lo escuchó con atención y tuvo que sostenerse las manos con todas sus fuerzas para no abofetear a su hijo por utilizar aquel tono tan irrespetuoso. Pensaba que desde que había madurado muchas cosas habían cambiado, su dulzura, su inocencia, su devoción total hacia ella estaba menguando, y aquello la irritaba, pero también le dolía en el alma.

―Cuida el tono que utilizas conmigo, Dexian, soy tu madre― dijo, acercándose a él hasta encontrarse a pocos centímetros de su cuerpo. ―Dime dónde y con quién mierda estuviste anoche, Ramsay me dijo que se separaron muy temprano y no contestaste ni una sola de mis llamadas―.

― ¿Hablaste con él sobre mí? ―preguntó, lleno de indignación. ―Pues supongo que te habrá contado que se comportó como un patán toda la noche―.

― ¿Qué fue lo que hiciste, Dexian? ¿Por qué Ramsay está tan decepcionado de ti? ―  preguntó Adara, llevándose las manos hasta la frente para masajearse con impaciencia.

― ¿Qué hice yo? ― contestó, sorprendido. ―Lo único que hizo toda la noche fue hablar sobre mi cuerpo y desvalorizar mi arte ¿Que se supone que debería haber hecho? ―