Capítulo 11: El bloc de dibujo secreto.

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"Estás jodido, Theon" pensó Lorcan mientras recorría con la mirada todas las suaves líneas de la silueta del joven omega. Contempló cada detalle de sus finos hombros, observó despacio sus pequeñas manos blanquecinas, su hermosa barbilla tan bien marcada, sus ojos claros como el agua limpia, inocentes y puros hasta el exceso; admiró sus mejillas sonrosadas y sus labios gruesos y humectados, esos que le fascinaban tanto. Tal vez era prematuro pensar aquello, pero estaba seguro de que aquella sexy boca, tan deseable y tentadora, era su cosa favorita del mundo.

―No me malentiendas, Dex, no te estoy rechazando. Eres un chico inteligente y sabes bien que mi lobo se siente atraído por el tuyo, si no te he reclamado todavía es por el valor que le guardo a mi amistad con tu hermano― comentó Lorcan, sereno por fuera, pero ardiendo por dentro. ―Solo quiero que analices bien tus opciones. No soy una persona fácil, te aseguro que si te acercas a mí las cosas nunca van a ser color de rosa―.

―Soy un artista, Señor Xerac, puedo percibir belleza en todos los colores. Así que deme su azul, su rojo, o su negro, el color que usted quiera, y le juro que haré una obra de arte con él―.

―Soy yo el que quiere hacer una obra de arte con tu boca, no tienes una puta idea― Lorcan se humedeció los labios con la lengua, que de pronto le ardían como el demonio. ―Pero todavía no es el momento, necesito que antes sopeses muy bien lo que realmente quieres, cuando estés seguro de esto, entonces podremos volver a hablar―.

―Mi boca...― comentó Dexian acariciando sus labios con sus dedos. ―Mi boca es un misterio para mí. Yo... nunca dejo de pensar en lo que sentí cuando me besó, sueño con eso todos los días, sueño con el día en que lo haga de nuevo. Y cada vez que lo pienso mi cuerpo reacciona de forma extraña... no me puedo controlar―.

Lorcan sonrió y se puso de pie para rodear nuevamente el escritorio, caminó hasta el frente de la silla de Dex y recargó el peso de su cuerpo en el borde del escritorio. ― ¿A qué te refieres con eso? ― preguntó. Él conocía muy bien la respuesta, pero sentía curiosidad por saber hasta qué punto llegaría la honestidad del inocente chico.

―Me da vergüenza...― fue lo único que contestó, bajando la cabeza.

―Te dije que me mires a los ojos, Dexian de Lanirox, no lo voy a repetir de nuevo― dijo Lorcan tajante. ―Si dices que quieres que sea tu alfa, no debes sentir vergüenza conmigo. Así que dime ¿qué es lo que le pasa a tu cuerpo, bebé? ―.

"Bebé" escuchar aquella palabra le causó a Dexian un estremecimiento en todo el cuerpo, y allí estaba de nuevo, esa molesta sensación fría recorriendo su columna vertebral, sus piernas cosquilleando y su trasero mojándose despacio, sus mejillas se tornaron rojas de inmediato. ―Yo... me humedezco... ahí atrás. Me está pasando ahora mismo― comentó mordiendo su labio inferior mientras lo miraba obedientemente, estaba tan afectado por esa mirada que sentía que podría estallar en cualquier momento.

El miembro de Lorcan se puso de piedra al escucharlo pronunciar esas palabras y en su muñeca derecha se instaló el muy conocido ardor que le imponía su alfa cuando la situación sobrepasaba sus límites inquebrantables. Solo que aquella era la primera vez que le pasaba con un omega que no estaba en pleno celo. ―No tienes idea de lo sexy que eres, el alfa que escojas va a ser un maldito afortunado ―. Dijo, martillando su mente con pensamientos absurdos que intentaban disminuir un poco su excitación.

Dexian comenzó a sentir que el aroma de Lorcan se tornaba denso en el ambiente, su entrepierna respondió mojándose aún más y su corazón latiendo sin miramientos hasta hacerlo perder el control de su respiración, estaba ansioso por extinguir la corta distancia que los separaba, pero no se atrevía a hacer el primer movimiento.

Se acomodó en la silla torpemente y abrió su mochila para sacar su bloc de dibujo secreto, aquel que guardaba en la gaveta con doble fondo de su mesita de noche. Tomó entre sus manos el libro empastado con un grueso cuero marrón y lo levantó lentamente hasta ubicarlo justo frente a las manos de Lorcan.

El alfa se sorprendió un poco ante el gesto inesperado, pero tomó el cuaderno en sus manos para no hacer esperar más al jovencito con las manos extendidas y lo abrió justo en la mitad. Ante sus ojos surgió el dibujo de unas manos, y cuando le prestó atención descubrió que eran sus propias manos, portando sus cuatro anillos de diamantes que formaban la palabra LORC, estaba dibujada con diversos tonos de azul, con tanta exactitud que se sintió sorprendido.

Continuó hojeando el bloc despacio, dedicando el tiempo suficiente para admirar cada detalle de los dibujos que lo integraban. Todos eran de él mismo, de su rostro, de sus manos, de su cabello, de sus ojos azules. Había especialmente muchos dibujos dedicados a sus ojos azules, Lorcan sintió a su lobo tensarse dentro de él, de verdad quería poseer al omega de Dex, estaba enloquecido por él.

―Esto es hermoso― dijo por fin. ― ¿Tú los hiciste todos? ―.

―Si, hice todos y cada uno... estoy trabajando en ese bloc desde hace más de cuatro años. Si mira el primer dibujo― comentó, acercando sus manos hacia el libro para mostrarle la ilustración a la que se refería. ―Lo hice la noche exacta en que lo conocí―.

Lorcan miró detenidamente la imagen que le mostraba el chico, una de su rostro con una expresión muy seria dibujado a blanco y negro, y los mechones azules de su cabello resaltaban como el único elemento con color. ―Tienes un talento extraordinario, me siento honrado de que hayas hecho todo esto con mi imagen―.

Dex sintió su corazón contraerse de emoción por el complido y se puso de pie muy despacio, analizando si sería realmente capaz de hacerlo sin terminar rodando por el suelo debido a su debilidad. ―Ese bloc de dibujo que ahora está en su poder, es el objeto más preciado que tengo― comentó, colocándose detrás de la silla para apoyar sus brazos en el respaldo―Y haría cualquier cosa que usted me pida, a cambio de que me lo devuelva―.

Lorcan levantó la cabeza y miró al jovencito con una sonrisa maliciosa― ¿Cualquier cosa dices? ― Notó de inmediato que aquello era un juego, y estaba en toda la disposición de jugarlo.

―Lo que usted ordene, Señor Xerac, haré lo que sea a cambio de recuperar mi preciado bloc― comentó Dexian, mirándolo a los ojos y dio la vuelta despacio sobre su cuerpo para salir de la oficina del alfa inmaculado, divino, cegador, que lo tenía envuelto en un mar de emociones tan fuertes que sentía que en cualquier momento se ahogaría.

Y todo ardía en azul ❀ By LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora