Capítulo 18: Al borde de la devastación

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El poder de un hombre sobre otro hombre es proporcional a lo que este le permite obtener. Dexian había crecido en una familia disfuncional llena de alfas, donde solo él era un omega. Le habían enseñado toda la vida a imponer su voluntad, a ser coherente consigo mismo a no condicionarse por su género, a no bajar la cabeza jamás. Y, sin embargo, nunca había conocido una mejor versión de sí mismo que aquella que poseía cuando Lorcan le imponía su yugo dominador y lo hacía mirar al suelo sin autoridad, sin rebeldía, sin ganas de hacer nada más que complacerlo hasta agonizar.

¿Tal vez era su instinto saliendo a flote después de tanto intentar corroerlo? ¿Tal vez era el lobo de Lorcan, tan dominante, tan sofocante y tan drástico incluso para otros alfas igual que él? ¿Tal vez era solo su pasión, su amor desmedido, su incomprensión por la vida, su necesidad de ser poseído?

Él no lo sabía, pero entendía que se encontraba en su perfecto lugar. No se sentía capaz de llamarlo por su nombre como a un igual, quería llamarlo señor, dom, amo, dad, sentirse plenamente dócil y obediente, arrodillarse ante él y bajar la cabeza hasta que le permitiera mirar.

¿Acaso eso estaba mal? ¿Debía luchar contra su propensión y tratar de complacer los deseos de su madre, las expectativas de alguien más? Incluso si la respuesta era si, no había ninguna oportunidad de razonar en aquella habitación ardiente, llena de gritos de placer e imperiosos deseos de llegar mucho más allá, hasta donde alcanzara la razón.

Lorcan tomó el pene de Dexian en sus manos y comenzó un vaivén de lentos movimientos sobre él, mientras deslizaba su lengua caliente sobre sus suaves y delicados pezones, esos que nunca antes habían sido tocados. El joven lobo sucumbía violentamente ante un montón de nuevas sensaciones que le destruían la conciencia, si gritaba alto como una pequeña puta caliente él no lo sabía, estaba demasiado perdido en la niebla de su mente como para intentar controlar su voz.

El alfa sentía su miembro doler, demasiado apretado bajo su elegante ropa ejecutiva, demasiado duro a causa de los gemidos de Dex, del deseo hirviente que emanaba de cada poro de su piel en forma de feromonas densas, que lo estaban llevando a perder el control. Su lobo inmaculado antes lo había molestado, instalando un dolor punzante en la muñeca donde portaba su pulsera de zafiros, azul cobalto como la bruma que le invadía la mirada cada vez que Dexian gritaba, pero nunca antes había sentido su mano temblar, quemándose en el lugar exacto donde sus gemas le tocaban y quemándose en cada parte de su piel donde la sangre circulaba.

―Mierda, Dex, me tienes jodido― susurró sobre su boca y lo besó con tanta pasión que la saliva chorreó por las comisuras de sus labios. Lo había planeado todo muy bien, ese día solo le enseñaría lo que era una masturbación, lo tocará hasta hacerlo venir y luego lo dejaría dormir entre sus brazos hasta el amanecer.

No pretendía quitarle el velo todavía, entendía que debía esperar un poco más, darle tiempo para interiorizar, permitir que su cuerpo se acostumbraba a su toque, darle espacio a que su lobo reconociera la violencia del suyo, para no llevarlo más allá de sus límites. Pero en ese punto no sabía si tendría las fuerzas suficientes para aguantar.

Dexian abrió sus ojos enrojecidos y lo miró, perdiendo el control. De su interior emanaba un calor diferente, una sensación arrolladora y paralizante que le obligó arquear la espalda y apretar sus manos contra el buró, casi hasta hacerse daño. De pronto entendió que no lo podía aguantar, que las manos de Lorcan sobre su piel superaba su capacidad, que si continuaba tocándolo así por un segundo más iba a explotar en mil pedazos. ―Pare... por favor― dijo entre gemidos descontrolados e intentó llevar sus manos hasta su entrepierna para hacerlo detener, pero Lorcan se las tomó con una de las suyas sin dejar de tocarlo y las llevó justo encima de su cabeza mirándolo fijamente a los ojos.

Y todo ardía en azul ❀ By LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora