•°•51•°• Fugitiva

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Mía

Estar entre los brazos de los hombres que amo, es la segunda sensación más gratificante de mi vida.

Abro los ojos y acaricio a Alec que me sostiene, se que el quiere darme el beneficio de la duda, pero me es imposible por los momentos explicarle lo que está aconteciendo.

Un carraspeó me alerta, cuervo está a los pies de la cama esperando por mi.
Me levanto cubriendome con la sábana y me despido en silencio de mis tres hombres. Me acerco a cuervo y me extiende un batin de seda, dejó caer la sábana.

- ¿¡Pero que demonios!? - Aiden se levanta, provocando que Alex y Alec hagan lo mismo.

- Quietos - Cuervo los apunta y me cubro con el batin rápidamente.

- Por favor - Intento que cuervo baje el arma, no quiero que los dañe.

- Mía - Alec está furioso.

- Fui muy generoso, no intenten nada - Cuervo me toma del brazo para sacarme de la habitación, los guardias sellan la puerta para impedir que salgan, pero es imposible los tres salen solo con sus pantalones para enfrentar los a puño limpio.

Tienen órdenes de no lastimarlos así que solo intentan retenerlos. Subimos al ascensor y cuervo me suelta.

Contento las lágrimas, salimos al estacionamiento y nos montamos en una de las camionetas blindadas de color blanco.

- Entre tus responsabilidades está no llorar - Murmura Cuervo ofuscado.

Las lágrimas resbalan sin permiso, pero me ofrece su pañuelo que hace juego con su traje.

- Te demostraré que no te equivocaste esa noche - Murmuro viendo al frente.

Después de llegar a la mansión escondida me ducho y cambio de ropa. Para empezar con el trabajo, ya en el despacho Angi me trae una pastilla con agua que consumo sin más, luego trae a Mera que se encuentra viendo todo curiosa en la habitación, la siento en mis piernas y dejo que tenga su rasca-encias y lo lance como guste.

Aiden

Permanecemos en Italia en un viñedo que Alec adquirió con los años, intentando descubrir dónde se encuentran nuestras fugitivas.

- Señor - Un guardia se acerca - Esto lo dejaron en el buzón - Me entrega una canasta.

Fruncí el ceño, e ingreso a la casa para dirigirme al despacho donde están mis hermanos, ambos se extrañan cundo ven la canasta.

La situó en el escritorio y la abro está tiene un sobre y al abrirlo veo fotos de Mera en un campo verde con rosas, sonríe a la cámara y con una mano que es de Mía se sostiene creo que hasta son sus primeros pequeños pasos, su mano aún conserva su anillo de casamiento, Mera está grande y muy hermosa con un adorable vestido fucsia.

Vemos las demás fotos con atención para no dejar pasar detalles de dónde puede ser el lugar que se encuentran.

Nos fijamos que Mia está sobre una manta con Mera en sus brazos ambas dormidas, me tenso porque se que otra persona debió tomar la foto, y ese alguien puede ser Cuervo.

Nos hierve la sangre al suponer que Cuervo está con Mía.

Pero mi conciencia me dice que no es así, que hay otra explicación para esto.

El teléfono de Alec repica indicando una llamada, la acepta colocándola en alta voz.

- Señor está convocado para una reunión Castillo Negro - Se corta la llamada.

- Vamos - Nos dirigimos a nuestras habitaciones para prepararnos.

Mía

- ¿Que significa esto cariño, haz abandonado a tus esposos por otro hombre? - Mi madre llora al otro lado del teléfono.

Cierro mis ojos conteniendo las lágrimas - Mamá papá tendrán seguridad las 24 horas no quiero que salgan lastimados, veré la manera de ir a visitarlos - Murmuro con dolor, Mera me ve el rostro e intenta animarme colocando sus manos en mis mejillas, algo que me rompe el corazón.

- ¡Estás demente! Tú no eres mi hija ¿Escuchaste? - Grita mi padre al otro lado de la línea, cubro mis labios para que no se escuchen los sollozos y se me quiebra la voz, mi niña me ve confundida y empieza a hacer puchero queriendo llorar.

- Pa-pá - Lloro desconsolada - Noo es lo-o qu e piensan - Mera comienza a llorar.

- ¿¡DÓNDE ESTAN? No puedes privarlos de ver a su hija, si querés revolcarte con otros hombres es tu decisión, pero no puedes privar a tu hija de visitar a sus padres ¡Me oíste Mía Sofía! - Lanzo lejos el teléfono volviendo nada contra la pared. Me levanto de la cama llorando a mares.

- ¡SOLO LOS QUIERO PROTEGER, SOLO ESO! - Grito desesperada jalandome los cabellos.

Cuervo y Angi entran en la habitación por mis gritos y los llantos de mi hija.

- Cálmate - Cuervo me sacude e intenta dejar que me siga jalando los cabellos, mientras Angi se lleva a Mera para calmarla.

- Leonardo - Lo abrazo sin consuelo y lloro en su hombro.

- Debes ser fuerte, te dije que no es fácil - Me abraza más fuerte y me sienta en su regazo meciendome.

- No puedo, no puedo lo siento - Veo sus ojos verdes.

- Si puedes, podrás - Me arrulla en su pecho - Eres fuerte - Me soba la cabeza.

Días Después

Mera es inquieta en mis brazos mientras espero que lleven, juega con las plumas de mi máscara.

Cuando la puerta es abierta y entran mis tres hombres, Mera enloquece y balbucea estirando sus bracitos en su dirección, se abalanzan sobre nosotras pero su atención está en la pequeña que balbucea.

- Mi niña hermosa - Le hace caras Alex.

- Mi nena está grande - Aiden me la arrebata de los brazos, y todos quedamos sin máscaras, es una reunión para nosotros.

- Mi amor - Alec la carga también con emoción.

- Paaa-Ah! - Grita mi hija en brazos de sus padres - Ma- ma - Se ríe en mi dirección, lloro con una sonrisa en mi rostro; me toma de la mano Alex.

- Daremos un paseo pequeñito - Me guía Alex, pero temo que se prolongue y cuervo le de un infarto.

- Uno rápido - Llegamos al acuerdo.

Subimos en una de sus camionetas pero de las de cuervo nos siguen 5 de ellas.

En camino al centro de la ciudad Mera no deja de balbucear y sonreír, mi teléfono vibró, lo revisé y era un mensaje:

Leonardo
Estás fuera del rango de seguridad, recuerda nuestro trato.-

Cuando iba a contestar el mensaje, el teléfono es arrebatado de mis manos.

- ¿Alec qué haces? - Intento alcanzarlo pero Alex me retiene.

Textea algo en el aparato y lo lanza por la ventana.

- ¡No no! Alec estás demente ¿Qué le escribiste? - Manoteo a Alex para que me suelte y este me retiene aún más.

Escucho el rugir de unas motos que nos rodean y veo por la ventana con horror como sacan unas metralletas y las vacían sobre las camionetas de Cuervo.

- Detengan se están dementes - Grito.

Las camionetas frenan y otras dos no tienen la misma suerte, las balas atraviesan el vidrio antibalas acabando con la vida del conductor la vida y estrellándose contra un hidrante, una pared y contra otro coche que venía en la vía.

Bajo Sus Encantos ©️ [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora