La caminata por la ciudad a manos de Rower fue divertida. Tenía que admitir que le sorprendía que conociera tan bien el lugar, gracias a ello recorrieron varios sitios que a Rouse le encantaron. Entre charla y risas las horas comenzaron a pasar, llegando a ser más de media mañana.
El camino que recorrían los llevó lejos del mercado, dándoles paso a una punto de la ciudad más lujosa. Los edificios eran altos de estructura antigua, sus colores brillantes los hacían destacar ante los demás construcciones de ladrillo a la vista y madera.
-¿Por qué esta parte es diferente a la del resto?- tenía curiosidad por saber.
-Esta zona en realidad es parte del antiguo palacio imperial.
-¿En serio? Pero ¿por qué ahora es parte de la ciudad?- dejó de caminar para observar mejor su alrededor.
-Fue destruido durante el golpe de estado del Lustro, cuando la batalla acabó el palacio había quedado en ruinas. Como la ciudad fue expandiéndose con los años terminó en el medio de todo, luego de un tiempo comenzaron a reconstruir algunas partes de él para quedara como un recordatorio de los sucedido.
-Entonces ahora es algo similar a un monumento, ¿No?
-Así es, se supone que simbolizan la caída del reinado que estaba vigente en ese momento. Las personas decidieron convertirlo en uno por tal motivo, pero otros prefieren decir que es una advertencia para los futuros reyes.
-El golpe de estado del lustro- quedó en silencio por un momento- Sabía la historia, pero no sabía que las ruinas del primer palacio ahora eran parte de la ciudad.
-Sí, fueron tiempos difíciles para Urbel
Luego de ellos continuaron caminando con normalidad, se adentraron un poco más hasta llegar al centro de las ruinas. En el centro de éstas había algo similar a una plaza, en la cual había una enorme fuente de agua de mármol muy similar a la del palacio imperial.
"¿Por qué de repente el lugar me parece tan familiar?"
En busca de una respuesta comenzó a buscar alguna señal o algo que le diera certeza de que lo conocía, después de todo era poco probable, pero un sentimiento de familiaridad le decía lo contrario, hasta que en un instante lo vio. El recuerdo de uno de sus seños volvió a su memoria.
-Darek... - dijo en el tono más bajo que pudo y con ello sintió como el brazo que sostenía se tensaba.
-¿Qué acabas de decir Rouse?- la miró sorprendido.
Se llevó la mano a la cabeza, comenzaba a dolerle- No sé, solo me vino a la mente uno de los sueños que tuve. Este lugar es muy similar al entorno donde se desarrolló, en él había un joven caballero llamado Darek - Una vez más lo sintió, como el cuerpo de Rower se tensaba al decir aquel nombre.
"¿Por qué reacciona así?"
-¿Lo sientes familiar?- trató de sonar tranquilo.
-Si, demasiado familiar para ser la primera vez que estoy aquí
Soltó el brazo de Rower para dirigirse hacia la fuente, ya frente a ella se acercó un poco más hasta el punto de ver su reflejo en el agua. No había dudas, el sueño donde vio a Darek se llevó acabo en aquel lugar durante aquel golpe de estado. En aquella vida había llevado el nombre de Hanna.
-¿Recuerdas como era el sueño que tuviste?- El pelinegro se posicionó a su lado.
-Sí, era una despedida. Al parecer era esposa de el capitán de caballeros del emperador y tenía que marcharse a la batalla, a pesar de que le rogué que no fuera terminó yendo de todas formas, así que solo me resigné a gritarle que lo esperaría, incluso si era en otra vida- habló con tranquilidad aunque todavía le dolía un poco recordad ese sueño.
Rower se quedó en silencio, en uno muy largo.
"Sabes que tus reacciones no me ayudan a no sospechar de ti, ¿Verdad?"
-A pesar de todo eso y del dolor que sentía cuando desperté, todavía guardo un sentimiento muy fuerte hacia él- hablaba sinceramente.
-¿Cuál?- se atrevió a mirarla a los ojos, a pesar de que tenía su mirada fría de siempre ésta transmitía pesar.
-Cariño, mucho cariño hacia él- una sonrisa se formó en sus labios- Aún cuando pienso en él no puedo evitar que mi corazón reaccione.
Al decir esas palabras pudo sentir como el cuerpo de su prometido se relajaba, a la vez que expulsaba el aire que mantenía oprimido desde quien sabe cuando.
"¿Cuándo te animarás a decirme lo que sabes Rower?"
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Salió del baño de su habitación directo a su cama, se sentó en ella y dejó salir un largo suspiro. El día había sido realmente divertido, pero tenía que decir que no estaba acostumbrada a caminar tanto, por lo que al llegar la noche estaba exhausta.
Luego de haber salido de las ruinas por la mañana continuaron caminando por varios lugares de la ciudad. Cuando había llegado la hora del almuerzo Rower la llevó a un restaurante que le aseguró que le gustaría y así fue, el lugar era estaba decorado sutilmente, era acogedor y la comida la había dejado sin palabras. Por surte fue capaz de probar el platillo que le había recomendado el chef de la mansión.
Luego de ello continuaron caminando un poco más, pero llegando a cierto punto se decidieron de que ya era hora de regresa y de esa forma el pelinegro la llevó devuelta a la mansión. El recorrido había sido tranquilo, ambos sentados del mismo lado del carruaje, su cercanía le trajo devuelta el recuerdo del beso de esa misma mañana, pero para su mala suerte el viaje terminó antes de que pudiese suceder algo.
Se despidieron con una reverencia mutua y el beso habitual en el dorso de su mano que siempre le daba Rower al marcharse, como cada vez que lo hacía, se quedó de pie en la puerta viendo como el carruaje de éste desaparecía al pasar los portones de la mansión.
-¿Señorita?- Blair la sacó de sus pensamientos.
-¿Sí?- levantó la mirada para verla.
-¿Le gustaría que trajera un jarrón para éstas flores?- entre sus manos tenía el ramo de hortensias.
Se puso de pie y camino hasta ella- No, en realidad las elegí para ti.
-¿Qué?- su dama de compañía lucía sorprendida.
-Las elegí para ti- volvió a reafirmarle- Le pedí al Conde que me llevara a una Floristería, quería comprarte un ramo de flores ¿Qué mejores flores que tus favoritas?
-Señorita, no tenía porqué- la mirada de Blair se enterneció por el gesto de Rouse.
-Claro que sí, haces por mí más de lo que crees- le regaló una sonrisa.
-Gracias - se la devolvió- ¿Compró algunas para usted?
-No, en realidad me olvidé.
-Bueno, al menos el Conde le regaló un ramo.
-¿Qué?- no entendía que decía.
-¿No se dio cuenta del ramo de girasoles sobre su mesa?
Al darse vuelta se encontró con un ramo de girasoles puesto en un jarrón de cristal- No pensé que fuesen para mí.
-Al parecer pensó mal- la sonrisa en su rostro no se borró- Bueno, si me lo permite me retiraré. Que tenga buenas noches Señorita.
-Sí, que tengas buenas noches Blair- con eso ambas se despidieron y su dama de compañía se marchó de su habitación.
Todavía sin poder creer que uno de los ramos que había comprado el Conde fuera para ella se acercó a él- ¿Cómo el Conde sabía que me gustaban los girasoles?
Decidida tomó el jarrón entre sus manos para dejarlo sobre la mesita de noche al lado de la vela encendida junto a su cama, se recostó en esta observando el ramo de flores.
"Me pregunto para quien habrá sido el otro ramo".

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La Dama Maldita
RandomSemanas, meses e incluso años transcurrían mientras ella permanecía confinada en la torre de la mansión del Conde Beckham, su padre. Los años pasaron sin que ella pudiese conocer lo que la rodeaba, lo que conocía se limitaba al conocimiento de los l...