P.O.V ROUSE
La mañana era tranquila y soleada mientras caminaba arrastrando los pies por los pasillos de la mansión a la vez que buscaba a Blair. Se sentía exhausta, los ojos le pesaban y la cabeza le dolía, tantas noches sin dormir comenzaban a afectarle. Al ver a su dama de compañía a unos metros más adelante la llamó.
-¡Blair! - apuró el paso para llegar a su lado- ¿Sabes dónde está el Conde? Fui a su despacho pero no estaba allí.
-El Señor salió hoy a la mañana- al ver a Rouse detuvo su andar- ¿Necesitaba algo?
-No, solo quería hablar sobre unas cosas con él- ambas continuaron caminando- ¿Sabes a qué hora regresará?
Blair solo negó con la cabeza- No tengo idea, tal vez regrese luego del almuerzo.
-De acuerdo. Sí es así será mejor hablar cuando Rower llegue.
-¿Vendrá el Duque esta tarde?
-Sí, recibí una carta de él ayer. Al parecer tiene buenas noticias- se formó una sonrisa en sus labios.
-Es bueno oírlo- llegaron a la parte trasera del jardín donde tendían las sábanas- Yo también tengo una noticia para usted.
-¿Cuál? - Blair las descolgaba de las cuerda- Déjame ayudarte con eso.
-Iré con usted a Di Obelia.
-¿En serio?- Se detuvo al oírla.
-Sí, así es- Blair le regaló una sonrisa a pesar de sentirse triste por dentro- Hablé con el Conde y le pareció bien.
-¡Qué bueno!- dejó caer las sábanas blancas que tenía en los brazos para abrazarla.
-¡La sábanas Señorita, las sábanas!
La soltó para recogerlas del suelo mientras reía- Lo siento, me emocioné un poco.
Blair solo negaba con la cabeza mientras reía- ¿Cuándo partiremos?
-Sí todo marcha como hasta ahora en unos 5 días- dejó las sábanas en una cesta.
-Es muy pronto- tenía una mueca en su cara.
-Bueno, en realidad me lo dijo hace como unos 10 días. Siento no habértelo dicho antes.
-No, está bien. Cinco días son suficientes- se agachó para levantar la cesta.
-No, claro que no- le quitó la cesta de las manos- No voy a dejar que la lleves, no quiero que luego te duela la espalda.
-No me voy a resistir- dejó salir una risa- Gracias señorita.
Rouse solo le devolvió la sonrisa. Regresaron dentro de la mansión para volver a recorrer el corredor de ésta mientras hablaban y reían, pero escucharon una voz resonar por los pasillos haciendo que quedaran en silencio.
-¡Por favor, se lo ruego deténgase!- la voz de una mujer hizo eco.
Al escuchar aquellas palabras ambas apuraron el paso hasta llegar al lugar desde donde se había oído, para encontrarse a una de las mucamas amigas de Rouse tirada en el suelo a los pies de Clarise con la mejilla roja. Al ver aquella escena hirvió de ira, al parecer también tendría que darle una advertencia a ella.
-¡Detente!- se puso en medio de Susan y Clarise- ¿Qué crees que haces? ¿Cómo te atreves a ponerle una mano encima?
-¡Cállate! No te atrevas a gritarme- habló con voz chillona.
Rouse rodó los ojos e ignorándola ayudó a su amiga a ponerse de pie- ¿Te encuentras bien?- Susan solo asintió nerviosamente.
-¿Acaso ahora eres la defensoras de las sirvientas?- tenía una expresión llena de soberbia.

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La Dama Maldita
AcakSemanas, meses e incluso años transcurrían mientras ella permanecía confinada en la torre de la mansión del Conde Beckham, su padre. Los años pasaron sin que ella pudiese conocer lo que la rodeaba, lo que conocía se limitaba al conocimiento de los l...