Cap 21: Beso

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P.O.V ROUSE

La mañana era tranquila y soleada mientras caminaba arrastrando los pies por los pasillos de la mansión a la vez que buscaba a Blair. Se sentía exhausta, los ojos le pesaban y la cabeza le dolía, tantas noches sin dormir comenzaban a afectarle. Al ver a su dama de compañía a unos metros más adelante la llamó.

-¡Blair! - apuró el paso para llegar a su lado- ¿Sabes dónde está el Conde? Fui a su despacho pero no estaba allí.

-El Señor salió hoy a la mañana- al ver a Rouse detuvo su andar- ¿Necesitaba algo?

-No, solo quería hablar sobre unas cosas con él- ambas continuaron caminando- ¿Sabes a qué hora regresará?

Blair solo negó con la cabeza- No tengo idea, tal vez regrese luego del almuerzo.

-De acuerdo. Sí es así será mejor hablar cuando Rower llegue.

-¿Vendrá el Duque esta tarde?

-Sí, recibí una carta de él ayer. Al parecer tiene buenas noticias- se formó una sonrisa en sus labios.

-Es bueno oírlo- llegaron a la parte trasera del jardín donde tendían las sábanas- Yo también tengo una noticia para usted.

-¿Cuál? - Blair las descolgaba de las cuerda- Déjame ayudarte con eso.

-Iré con usted a Di Obelia.

-¿En serio?- Se detuvo al oírla.

-Sí, así es- Blair le regaló una sonrisa a pesar de sentirse triste por dentro- Hablé con el Conde y le pareció bien.

-¡Qué bueno!- dejó caer las sábanas blancas que tenía en los brazos para abrazarla.

-¡La sábanas Señorita, las sábanas!

La soltó para recogerlas del suelo mientras reía- Lo siento, me emocioné un poco.

Blair solo negaba con la cabeza mientras reía- ¿Cuándo partiremos?

-Sí todo marcha como hasta ahora en unos 5 días- dejó las sábanas en una cesta.

-Es muy pronto- tenía una mueca en su cara.

-Bueno, en realidad me lo dijo hace como unos 10 días. Siento no habértelo dicho antes.

-No, está bien. Cinco días son suficientes- se agachó para levantar la cesta.

-No, claro que no- le quitó la cesta de las manos- No voy a dejar que la lleves, no quiero que luego te duela la espalda.

-No me voy a resistir- dejó salir una risa- Gracias señorita.

Rouse solo le devolvió la sonrisa. Regresaron dentro de la mansión para volver a recorrer el corredor de ésta mientras hablaban y reían, pero escucharon una voz resonar por los pasillos haciendo que quedaran en silencio.

-¡Por favor, se lo ruego deténgase!- la voz de una mujer hizo eco.

Al escuchar aquellas palabras ambas apuraron el paso hasta llegar al lugar desde donde se había oído, para encontrarse a una de las mucamas amigas de Rouse tirada en el suelo a los pies de Clarise con la mejilla roja. Al ver aquella escena hirvió de ira, al parecer también tendría que darle una advertencia a ella.

-¡Detente!- se puso en medio de Susan y Clarise- ¿Qué crees que haces? ¿Cómo te atreves a ponerle una mano encima?

-¡Cállate! No te atrevas a gritarme- habló con voz chillona.

Rouse rodó los ojos e ignorándola ayudó a su amiga a ponerse de pie- ¿Te encuentras bien?- Susan solo asintió nerviosamente.

-¿Acaso ahora eres la defensoras de las sirvientas?- tenía una expresión llena de soberbia.

La Dama MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora