Cap 25: Verdades

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P.O.V ROWER

Hace unos cuantos minutos que Rouse y la Emperatriz se habían marchado del salón, desde entonces se habían encontrado hablando de temas políticos entre y de cada imperio.

-Nos pusimos a hablar de política y terminamos ahuyentando a las damas que nos acompañaban- Daylon cambió el tema de conversación.

-Probablemente estén tomando té en el jardín, habitualmente este es el horario en que Elaisa lo hace. Además de que deben de tener bastante de qué hablar- Cedric habló.

-¿Entonces qué opinas Cedric?- Daylon lo cuestionó.

-¿De expandir los puertos de Urbel? Me parece una gran idea solo tendríamos que...

-No, no de eso- Lo interrumpió- Hablo sobre la Señorita Beckham, se ve como alguien decente.

-No se ve como alguien decente, es alguien decente- remarcó las palabras al hablar- Rouse es magnífica, es amable, inteligente e interesada en lo que hace- le explicó a ambos Emperadores.

-Al parecer está muy decidido a casarse con ella. No quiero ser el villano de la historia y no permitirles casarse- tenía una sonrisa sínica en el rostro, se puso de pie de su lugar- Así que lo acepto, tienen mi bendición.

Rower se puso de pie, teniendo que tragarse lo que de verdad quería decir dijo- Se lo agradezco Emperador Cedric.

- Esto es maravilloso, en hora buena- Daylon palmeó el hombro del duque.

Un par de golpes en la puerta los interrumpió, Cedric dio la orden de paso y quien estaba detrás de la puerta se dejó ver.

-Emperador Daylon- era el concejal de Di Obelia- Siento interrumpirlos pero necesito que el Emperador venga conmigo unos minutos.

-¿Sucede algo Adam?- se acercó a él.

-Llegaron unos documentos que necesitan su autorización de forma urgente.

Daylon suspiró pesadamente- De acuerdo, vamos- antes de salir por la puerta se volteó a verlos- Regreso en un instante.

-Bien, por fin nos quedamos solos. ¿Tiene algo qué decir Duque?-Cedric se sentó en uno de los sillones individuales cruzando las piernas.

-No tengo nada de qué hablar con alguien como usted- se quedó de pie ignorándolo.

-¿Alguien cómo yo?- se rio descaradamente de sus palabras- Usted y yo no somos tan diferentes, cargamos con pecados similares.

-Hay una gran diferencia entre usted y yo- comenzaba a hervir de ira, apretaba los dientes para mantenerse cuerdo.

-¿Ah, sí? ¿Cuál? No me digas los motivos de porqué lo hizo, el amor no es motivo suficiente, no es un motivo real.

-¿Acaso el egoísmo y la avaricia sí lo es? - le respondió, estaba cansado de esa conversación.

-Esa es la única diferencia entre nosotros. Yo he aceptado haber hecho lo que hice por egoísmo y avaricia, pero usted lo niega rotundamente. Eso lo convierte en un hipócrita- le divertía la conversación.

-Se equivoca, yo solo me he concentrado en cumplir mi parte del contrato y vivir mi vida, no lo he manipulado ni tampoco violado, pero usted solo ha hecho lo que quiera sin importarle las consecuencias- apretaba firmemente las manos en forma de puños.

-Increíble, ese es el motivo por el cual ha sido un completo esclavo del contrato y no ha sabido sacarle provecho- sonrió cínicamente-¿Si se ha concentrado solo en su vida cómo no notó que Bagrat está detrás de su prometida?

La Dama MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora